La chica, ahora mayor de edad pero a simple vista muy jovencita, ha relatado a cara descubierta y sin biombo cómo fue obligada a prostituirse por su entonces novio Flavius E.R., la madre de él, Otilia R., y una amiga de ellos, Pancela P (los principales acusados en el caso).

Ha dicho que la mayor parte del tiempo que convivió con ellos en Tomelloso, ocho meses, la obligaron a acostarse con más de una decena de hombres con amenazas, manipulaciones y en ocasiones drogas (en esa época no se llevaba bien con su madre).

Según ha relatado, Flavius y la madre se quedaban siempre con el dinero y contactaban con los clientes. La casa de Pancela, que se dedicaba a la prostitución, era el lugar más habitual de esas citas, en alguna ocasión con sexo grupal. También ha testificado que Flavius le pegaba con frecuencia, siempre que le decía que no quería acostarse con otros hombres, hasta que el 14 de agosto de 2015 le pegó con más saña y pudo escapar de la casa dos días después y denunciar.

Flavius y la madre se quedaban siempre con el dinero y contactaban con los clientes / J. Jurado

La adolescente ha reconocido, volviéndose hacia ellos y señalándoles con el dedo, a cinco de los siete presuntos clientes que se acostaron con ella por dinero (acusados de corrupción de menores), y ha exonerado a dos de ellos, con los que la citaron pero no pudieron practicar sexo. Además ha especificado que dos de ellos sabían que era menor de edad.