Fue aceptable el primer tiempo de los auriverdes, tuvieron intensidad, se asociaron bien en el medio y generaron varias ocasiones claras  que, casi siempre, nacieron en pases largos  a la espalda de la defensa churriega. Marró dos Javier  Cano por carecer de ese instinto depredador que debe acompañar a los delanteros, una de ellas fue un mano a mano que el portero acabó desviando a córner. En otra no logró asegurar con el interior un perfecto balón que le sirvieron desde la derecha.

Y tanta clemencia acabo pasando factura a los de Luismi. Pasada la media hora, jugó en largo el Miguelturra, el delantero pudo hacer falta al defensor, dejó  seguir el colegiado y Jesús García marcó a placer. Jarro de agua fría para los de casa que encajaban en la primera oportunidad que fabricaban los visitantes. Que el fútbol se decide en las áreas es una verdad incuestionable, pero los uriverdes,  que tuvieron la profundidad y llegada de un gran Álvaro Torres por la derecha, no merecieron llegar al descanso perdiendo.

Quedaba tiempo para enmendar la plana, pero volvió a golpear el Miguelturra, minuto 57, en una jugada en la que los visitantes supieron aprovechar los muchos metros que dejó atrás la adelantada defensa local y Jorge no perdonó ante Javier García. El 0-2 dio paso a una clara superioridad visitante que rompió en varias ocasiones la defensa local con la entrada de jugadores desde segunda línea.

Pero el Atlético logró rehacerse y en los últimos quince minutos de partido volvió a tomar el mando y a generar ocasiones ante un Miguelturra ya más conservador y replegado. La entrada de jugadores como Manzanares y Rafa Rodrigo reactivó el ataque local y el gol rondó la portería visitante en varias jugadas.  Apareció entonces el portero visitante  para evitar ese gol que hubiera metido al Atlético en el partido. La derrota es dura y  corta la reacción que se inició en Talavera una semana antes, pero todavía queda tiempo para mejorar y sumar puntos.