A pocos días de presentar su “Historia de las calles de Tomelloso 1752-2021 ”, el coleccionista, investigador y, por encima de todo, gran tomellosero, Ángel Morales Ropero confía en un buena acogida a un libro que ha elaborado con gran ilusión y esfuerzo junto a su sobrino, el archivero Vicente Morales. Su puesta de largo tendrá lugar el próximo domingo en el Auditorio López Torres, pero La Voz de Tomelloso ha querido recoger ya las impresiones de este entrañable personaje de la ciudad que no para de llevar a cabo iniciativas y proyectos, casi todas relacionadas con las raíces y tradiciones de la ciudad.
Con Ángel hemos quedado en el Bar Felipe, su lugar de costumbre para tomar café o la caña, según toque. Allí donde llega cargado de documentos y esos apuntes a lápiz que casi siempre le acompañan. Cercano, y campechano con los periodistas, su complicidad hará que esta entrevista se parezca mucho más a una conversación entre buenos amigos.
-Por fin se hace realidad su libro sobre las calles de Tomelloso en el que lleva trabajando mucho tiempo…
-Sí. Empecé de repartidor muy joven en Transportes Morago y, claro, un repartidor de mercancías debe conocerse bien las calles de la ciudad. Primero me destinaron al barrio en el que vivía para facilitarme el trabajo, pero después ya empecé a moverme por todas las zonas y me tuve que aprender donde estaban las calles en muy poco tiempo. Al ser el más joven y el comodín de la empresa, a veces tenía que repartir en Alcázar y Villarrobledo y me llamaba la atención los nombres de algunas calles de estas localidades, donde pocas calles tenían nombres propios.
-¿Cuándo y cómo decidió hacer un trabajo de investigación sobre las calles?
-Me despertó la curiosidad los nombres de algunas de ellas, como Pozo de las Nieves, que era propiedad de un particular, y como antes decía, por mi trabajo quería disponer de la mayor información sobre las calles de mi pueblo.
-¿Qué tiempo ha empleado en sacar adelante este interesante proyecto?
-Me metí de lleno cuando me prejubilé hace siete años, pero llevaba investigando y recopilando información muchos años antes, prácticamente toda la vida, tomando notas y apuntando detalles que me iban contando o reteniéndolos en la memoria. Lo he ido haciendo sin prisa y sin presión de ningún tipo. El proyecto lo aceleré en el 2014 cuando me metí en el archivo y le conté la idea a mi sobrino Vicente que, a la postre, se ha implicado mucho en el proyecto.
-Cada calle guarda su propia historia ¿le ha llamada la atención alguna especialmente?
-Todas tienen su historia y he tratado de documentarme de la mejor manera viendo actas de plenos, las contribuciones, los padrones de habitantes, los libros de inhumaciones…Hay algunas como la calle La Rosa que me pregunté el porqué de su nombre. Hablando con una mujer de más de noventa años me contó que la calle inicialmente era una huerta. La propietaria fue Doña Rita con una vivienda que daba a la calle el Charco. Y el nombre fue por Rosa Peco que trabajaba en esa huerta. Llegué a hablar con su nieta que, además, me enseñó una fotografía.
-Otro aspecto curioso es que una misma calle ha podido llegar a tener tres o cuatro nombres a lo largo del tiempo ¿no es así?
-Sí, un ejemplo es la calle del Campo que antes se ha llamado Miguel Hernández, José Antonio y de un político republicano. Por cuestiones políticas se solían cambiar los nombres. De la época de la primera República se conservan todavía algunos nombres. También hubo muchos cambios en la calle Ismael de Tomelloso que se denominó calle del Cuerno y Toledo o Alfonso XII, el Carril de los Hitos o del Molino Viejo. Y luego hay nombres populares por las que se conoce a calles como la de San Mateo, que mucha gente llama calle Conejo, pero yo no he visto ningún documento oficial con ese nombre, a excepción de una denuncia que pude ver. Al parecer en las paredes de esta calle, los conejos hacían muchas madrigueras. Hay una costumbre de llamar a algunas calles por su nombre más popular calle La Paloma, el Charco, Belén…
-También tiene una curiosa historia la calle Las Isabeles…
-Leí una información sobre la calle General Aguilera donde estaban los Jardines de Bolonia que era una casa de pupilas y le decían la huerta de Las Isabeles, nombre que está ligado a la prostitución.
-En el libro aporta datos muy interesantes sobre las primeras calles que fueron conformando el casco urbano…
- Sí, una de ellas era la casa de Diego Lomas, lo que hoy es la calle Cervantes, o la calle del Molino Viejo. Tomelloso cuenta actualmente con unas 360 calles, sin contar las de los nuevos barrios. Indico la numeración y los metros que tiene cada calle. Las más largas son las avenidas. No solía haber inauguraciones, a excepción de algunas calles importantes.
-Usted que tanto ha indagado en las actas de los plenos, ¿generaba polémica el hecho de poner nombre a las calles?
-Cuando eran de personas relacionadas con la política sí, pero en la mayoría de los casos no. Si hubo cierta controversia con la glorieta de María Cristina o el paseo de Ramón Ugena, persona que ya daba nombre a un callejón. El parque viejo se llamó antes Pablo Iglesias y Cirilo del Río, otro político de los tiempos de la república.
-El libro contiene un importante material gráfico ¿cuántas fotografías hay?
-Más de trescientas cincuenta. Algunas son de las que ya aparecieron en el libro de Serafín Herizo y otras son de gente que me las ha ido prestando para sacar copias. Las fotos muestran la evolución de las calles: las primeras de tierra, las que se empedraron después que era un trabajo que necesitaba muchos peones, luego las adoquinadas a partir de los años 40 y en otra etapa posterior las que se asfaltaron como la calle Don Víctor y Socuéllamos, a principios de los años 70. Y también se ve la evolución en el resto de servicios como luz, agua y alcantarillado, las primeras que contaron con árboles, el tema de la basura…Habló también de cómo se fue urbanizando el barrio San José, donde se fueron construyendo las casas sin disponer de los servicios elementales…en fin he tratado de contar cosas curiosas para que la gente pueda disfrutar este libro.
-Finalmente hay que mencionar la valiosa aportación de su sobrino Vicente Morales…
-Le encantó la idea y desde el principio se ha implicado al máximo. Él se ha movido en la parte de internet para buscar mucha información y el cara a cara con la gente me ha tocado a mí. Lo ha informatizado todo con el fin de facilitar a la editorial su publicación. Los dos nos hemos complementado bien.
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Domingo, 24 de Noviembre del 2024
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