Cuenta Marta Baños que siendo ya muy pequeña le fascinaba el paso de la banda de música en cualquier procesión o pasacalles. Así, a los ocho años empezó a aprender música, Luis Osuna le dijo que reunía unas condiciones ideales para tocar el clarinete “le dije ¿y eso que es?”, recuerda entre risas, y con doce ya tocaba en esa banda que tanto le agradaba ver y escuchar. Siendo una mujer joven, atesora ya un brillante curriculum académico y profesional. Es maestra de primaria, los dos últimos años ha dirigido la banda de Bailén, labor que compaginaba con sus ensayos en la banda de Tomelloso, ha cursado las carreras superiores de Clarinete y Dirección, tiene un máster de musicoterapia, pasó un tiempo estudiando en Holanda y recientemente se sacó otro máster de investigación musical.
El pasado mes de septiembre cogió el testigo de Luis Osuna al frente de la Banda de la Asociación Santa Cecilia y, bajo su batuta, la banda ya ha ofrecido su primer concierto didáctico, el de Navidad y otro de homenaje, precisamente, al que fuera su antecesor. En esta jugosa entrevista, Baños desprende ideas claras, mucha ilusión por el nuevo reto que le toca enfrentar y una gran vocación por la música que le hace sobrellevar con buen talante cualquier sacrificio.
-Acaba de cumplir sus primeros tres meses como directora de la banda ¿qué balance realiza?
-Muy positivo. Me he encontrado con gente que tiene ganas de trabajar y de emprender proyectos. Llevo en la banda veinte años y aquí tengo muchos compañeros y amigos, con lo que todo ha sido más fácil. Tengo ilusión de hacer cosas para que la banda siga creciendo. Cuando salió la convocatoria lo pensé bastante, pero me atraía mucho dirigir la banda de mi pueblo. Es una situación curiosa porque ahora tengo un nuevo rol y tengo que dirigir a los que hasta hace muy poco eran mis compañeros, pero sigo siendo la misma. Puede que ahora me vean de otra manera. En el primer ensayo les dejé claro que vengo a trabajar y que les voy a exigir y, siempre atendiendo a la dificultad del repertorio que tengamos para que la banda evolucione. Pero todo esto inmerso en un clima de confianza y con la disposición de ayudar siempre. Trato de ser organizada y metódica, pero esto funciona si los músicos están a gusto.
-Además de los conciertos, han hecho más cosas, cuéntenos
-Además de los conciertos, hicimos el tradicional acto de recogida de nuevos músicos y hemos puesto en marcha un taller de reparación de instrumentos para los propios músicos de la banda. La verdad es que han sido tres meses frenéticos.
-Luis Osuna ha destacado siempre la gran preparación que tiene usted…
-No he parado en todos estos años y sigo estudiando porque la música te obliga a ello. Fui la primera mujer con el título oficial de Dirección Musical en la especialidad de banda que se implantó en Albacete hace unos años. Luis siempre ha sido un gran apoyo y ha confiado plenamente en mí. La suerte es que sigue con nosotros y puedo acudir a él en cualquier momento.
-Las bandas de música se han colocado injustamente un escalón por debajo de orquestas o los grupos sinfónicos ¿No cree que deberían valorarse mucho más?
-Es cierto, deberían valorarse más, entre otras cosas, porque una banda de música es el icono de un pueblo y suele estar disponible para todo, por tanto merece un mayor reconocimiento. En su trayectoria de treinta años, Luis Osuna ha hecho mucho por la cultura de Tomelloso y hay que destacar la dedicación de todos los músicos que le han acompañado. No debemos olvidar que cada uno de ellos tiene su vida y su trabajo y se sacrifican para poder tocar en cualquier fiesta o acontecimiento. Por tanto, la banda merece mucho más apoyo, todavía más en una ciudad como Tomelloso donde la banda tiene una tradición de más de cien años.
-¿Cómo deja su impronta o sello un director al frente de una banda de música?
-Una obra está escrita por una persona, que tiene una idea musical. Mi función es transmitir la idea musical de ese compositor, las entrañas de la obra. Y eso lo tengo que transmitir con mi gesto y aunarlo en una sola idea a los músicos de una banda que, para complicar las cosas, cada uno de ellos tiene su propia idea y manera de tocar. El paso siguiente será transmitir bien esa idea al público. Cuando termina una obra, yo me fijo en mis músicos y ellos con su cara me dicen si están satisfechos. Por tanto, mi sello siempre serán los músicos, más que el público que sabemos que es agradecido y siempre va a aplaudir. Me suelo emocionar mucho con la música.
-Cuando decimos que una banda suena bien ¿en qué aspecto o aspectos nos basamos para afirmarlo?
-Una banda suena bien cuando los músicos están concentrados en lo que tienen que estar concentrados, es decir, cuando todos van a una. Por este motivo a mis músicos les pido que se escuchen entre ellos, porque de lo contrario es imposible que suene bien. Es algo que recalco mucho en los ensayos.
-¿Suele ver vídeos de otros directores?
-Me fijo en los grandes, claro. Es bueno fijarse en varios porque todos aportan. Uno de mis favoritos es Leonard Bernstein, también me encanta Karajan, otra referencia clave es el maestro Asensio, la técnica de Lucía Marín, también Miguel Romea o Jan Cober, mi maestro holandés o el francés Miguel Etchegoncelay. El que más me ha transmitido ha sido Miguel Romea, sin olvidar a García Asensio que ha sido un icono y del que he aprendido mucho.
-Suele hablarse del gran potencial de pintores y escritores de Tomelloso, pero no se habla tanto de los músicos, pese a que están emergiendo muchos y buenos ¿no cree?
-Es verdad, nunca han estado lo suficientemente reconocidos. Mi trabajo de fin de carrera lo enfoque en la persona Pedro Echevarria, poniendo el valor el gran trabajo que hizo para el pueblo de Tomelloso, a pesar de que no era de aquí. Creo una gran escuela en los años que estuvo aquí y compuso el himno de la ciudad. Personajes así me recuerdan la responsabilidad que tengo al dirigir esta banda.
-Hay directores que abogan por una mayor presencia de la música en los planes educativos ¿qué opina usted?
-Es algo que estoy reivindicando constantemente. Que no haya más horas artísticas y musicales en los primeros años del colegio, provoca que en España tengamos un retroceso muy grande con respecto a la educación que se imparte en otros países. El simple hecho de experimentar con instrumentos, con música o con percusión corporal abre mucho la mente de un niño. He dado clases a muchas franjas de edad, y niños que empezaron conmigo con cuatro o cinco años han tenido una gran evolución. Erróneamente hay padres que ponen trabas a la música porque piensan que no llegaran a nada. La música engloba otras muchas disciplinas: la lengua, las matemáticas, las relaciones sociales…y esto es totalmente compatible con el estudio de una ingeniería o cualquier otra carrera. Además, durante la pandemia hemos visto el gran servicio que nos ha prestado la música.
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Jueves, 21 de Noviembre del 2024
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