Después de cinco años, cerca de veinticinco representaciones
y muchos reconocimientos, Platea Teatro se despedía este sábado de la obra que,
sin duda, más alegrías le ha dado a la compañía tomellosera: “Romeo e
Giulietta; una comedia de William Shakespeare”. El Teatro Marcelo Grande acogió
la última función del montaje, que cosechó un gran éxito, a beneficio de tres
asociaciones que luchan por el bienestar animal, SOS Gatos Tomelloso, Galgos de
La Mancha y Ladridos Callejeros. Más de cuatrocientas personas, que premiaron a
Platea con una gran ovación cuando cayó el telón, disfrutaron de esta comedia
inteligente y desenfadada.
Casi un lustro después (cuatro años y medio, exactamente) volvíamos
a ver “Romeo e Giulietta”. Asistimos a su estreno en el Teatro Municipal en XXIV
Muestra Local. Era junio de 2017 y el periodista dijo entonces que la obra fue
una brisa de aire fresco. Parece que haya pasado un siglo. En este tiempo han
cambiado muchas cosas, el Teatro de Tomelloso ha pasado a llamarse “Marcelo
Grande”, el cronista dejó el medio que había fundado para crear La Voz de
Tomelloso y hemos sufrido algo que entonces ni nos imaginábamos, una plaga que
nos ha arrebatado a muchas personas (Marcelo Grande entre ellas). Pero lo que
ha permanecido inmutable ha sido el buen rato que nos regaló Platea este
sábado.
Antes de comenzar la función Alberto Palacios puso en suerte
la obra al respetable, nos contó que el dramón de Shakespeare estaba inspirado
en un cuento del italiano Mateo Bandello. Agradeció Palacios —nombrándolos uno
a uno— a todos los que han hecho posible que la obra haya estado viva este
tiempo. Tuvo un recuerdo especial para Aurora Sahuquillo, fue su último montaje,
y para Justo Jiménez, que no pudieron asistir a la función.
El reparto sí ha sufrido cambios en este tiempo, y dado que
las normas sanitarias impiden que haya programas de mano, no voy a cometer el
error de intentar nombrar a los actores, evitando la injusticia de omitir algún
nombre. Y, lógicamente, también ha trocado, para mejor, la soltura y el
desenfado de las interpretaciones.
Como ya saben, Platea, a través de la “Commedia dell'Arte”,
subsana ciertos errores del Bardo de Avon. La primera que lo que ocurrió en Verona
está muy lejos de la tragedia. Ya conocen el meme aquel que calificaba la obra
como “una historia llena de muertos que solo dura tres días”.
La obra empieza con una pelea entre Capuletos y Montescos,
claro. Pero una riña que arranca las primeras risas del respetable. Romeo (el
Montesco) y Julieta (la Capuleto), son dos jóvenes algo tontuelos que buscan a
toda costa la infelicidad. Romeo está enamorado de una tal Rosalía y la madre
de Julieta pretende emparejarla con el Capitán. Los criados del primero lo
convencen para que acuda a una fiesta en casa de Julieta. Ambos quedan
enamorados al instante. Los sirvientes de los dos tortolitos urden un plan para
que se casen y dejen de darles la tabarra con el enfermizo concepto del amor
que tienen ambos.
El respetable ríe y disfruta durante las casi dos horas del
montaje. Los actores interactúan con el público, bajan al patio de butacas y no
nos dan tregua durante la función. Platea liberó a los personajes para que,
como advierte Arlequín, puedan “recorrer Italia, Francia, España, Inglaterra o
Europa entera”. El público, puesto en pie, premió a la compañía con una gran
ovación.
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Viernes, 4 de Octubre del 2024