Pero lo más determinante, llegó con el nuevo entrenador, Sergio Campos, que sustituía a Josico antes de Navidad después de ser su asistente y en su debut como primer espada daba con la tecla para conseguir esos ansiados tres puntos en casa.

Los cambios fueron sensibles en el once, con la entrada de varios futbolistas ocupando sus posiciones más naturales, nuevo esquema, 4-4-2 y sobre todo mayor disposición al juego directo, algo que en un campo como el Paquito Giménez y siendo tú el equipo local debe ser irrenunciable.

Todos estos ingredientes dieron lugar al éxito en el estreno del técnico en un partido cuya primera parte fue muy completa por parte del su equipo, metiendo mucha intensidad al encuentro y generando numerosas situaciones de área, algo que se buscaba.

Tras un enérgico arranque, llegó el tanto que a la postre resultaría decisivo en un lanzamiento de falta magistral de Alberto Escudero ante el que nada pudo hacer el meta visitante. Este tanto marcaba el guion deseado por los azulones, que desde ese momento ganaron todavía más en confianza.

Nacho Huertas, uno de los que entraba en el once después de varios partidos ausente, hacía una de las suyas obligando a Héctor a realizar una gran estirada para evitar el tanto del quintanareño. En otra falta similar a la del gol, pero desde el otro perfil, se provocaba un disparo que sacaba con apuros el portero almeriense tras rechazar en su barrera.

El Pulpileño no había generado ninguna ocasión destacable de peligro y había estado a merced de los locales en los primeros cuarenta y cinco minutos, tanto fue así que Sebas López hacía dos cambios tras el descanso. El partido comenzó a decaer en intensidad, quizá el Socuéllamos acusó el desgaste de la primera mitad y el equipo perdió vigor, también motivado por el empuje de su rival al verse con el marcador en contra, que si bien pasó a tener mayor control de la pelota, tampoco con la claridad necesaria como para ganar presencia en área contraria.

Donde pudo llegar el jarro de agua fría fue ya en la recta final, cuando un fallo en una recepción en el centro de la defensa, habilita a Pablo Aguilera para plantarse solo delante de Diego Nieves, que ganaba la partida al delantero en la salida y evitaba el tanto del empate en la única ocasión clara de los pulpileños.

Con lo cual, tres puntos imprescindibles para tomar aire en la clasificación y que sobre todo dan un refuerzo anímico al equipo de cara a seguir creyendo en sus posibilidades en este nuevo camino que se les abre hacía la permanencia. La próxima semana paran las competiciones ligueras de ámbito nacional por la Copa y la Supercopa. El Socuéllamos volverá a jugar dentro de quince días en el Paquito Giménez ante el Atlético Levante para abrir la segunda vuelta, sabiendo ya lo que es ganar en casa.