Opinión

José Sacristán en el Teatro Marcelo Grande de Tomelloso

Ángel Martín-Fontecha | Domingo, 16 de Enero del 2022
{{Imagen.Descripcion}}

En la noche del pasado sábado los ángeles bajaron a las tablas del Teatro Marcelo Grande de Tomelloso y se posaron sobre el saber hacer de un octogenario actor que llenó el entorno de sobrecogimiento al mostrarnos un relato de amor (obra de Miguel Delibes), de infinito amor, abocado a una prematura muerte de una de las partes, o quizá de las dos.

Sobre las tablas José Sacristán, el próximo Goya de Honor del cine español, se transforma en Nicolás, un pintor de éxito, que padece una crisis creativa tras el fallecimiento prematuro de Ana, su mujer. El vacío existencial del protagonista sirve de base para recordar toda una vida de relación amorosa, y se llena de trazos que, por igual, nos trasladan a épocas felices, a momentos íntimos, al temor por una anunciada pérdida, al acomodo imposible de una soledad total…

Una historia en cuyo trasfondo histórico se recuerda el otoño de 1975 en España. Fechas grises e inciertas para el total de un país y para lo concreto de una familia que se debate entre los fastos de una boda, la encrucijada de una cárcel y el desasosiego de ambiguos dictámenes médicos.

Y José Sacristán, magnífico, nos presenta un personaje que, bajo los efluvios del alcohol, nos muestra una conmovedora sucesión de recuerdos y nos presenta a la que fuese su mujer, una señora de rojo radiante sobre el fondo gris de todo lo que le rodea. Y desde el escenario nos muestra “… una de las limitaciones más crueles del ser humano. La vida sería más llevadera si dispusiésemos de una segunda oportunidad”.

Y los recuerdos componen otro bellísimo cuadro incorpóreo y etéreo del que fuera el auténtico amor de toda una vida. Sin duda un emotivo canto al amor maduro, sereno, eterno… “Yo he sido feliz 48 años; hay quien no logra serlo cuarenta y ocho horas en toda su vida”.

Al término del monólogo una platea entregada se rinde al actor madrileño con una interminable ovación que aúna, al mismo tiempo, el reconocimiento de lo visto en la última hora y media junto con el homenaje a la trayectoria de muchas décadas de uno de los grandes del mundo de la escena de nuestro país.

Definitivamente, en vísperas de San Antón, en Tomelloso y de la mano de José Sacristán, los ángeles bajaron a las tablas de un teatro en una mágica noche. Un actor entregado a una aventura de amor y dolor, nos abrió una amargura inolvidable a medida que iba desgranando la obra autobiográfica de Delibes.

1617 usuarios han visto esta noticia
Comentarios

Debe Iniciar Sesión para comentar

{{userSocial.nombreUsuario}}
{{comentario.usuario.nombreUsuario}} - {{comentario.fechaAmigable}}

{{comentario.contenido}}

Eliminar Comentario

{{comentariohijo.usuario.nombreUsuario}} - {{comentariohijo.fechaAmigable}}

"{{comentariohijo.contenido}}"

Eliminar Comentario

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter

Haga click para iniciar sesion con

facebook
Instagram
Google+
Twitter
  • {{obligatorio}}