Tras el intercambio de ciertas aclaraciones y puntos de vista, respecto de la gestión de las distintas y “arbitrarias” administraciones por el abandono de un gran elenco de significativas “piezas” de nuestro Patrimonio Natural e Histórico; intercambiamos aquellas reflexiones de Miguel de Unamuno: “… Hay individuos, hay acaso pueblos enteros que no viven otra vida que la vida que pasa…”. Y también, un tanto irónicamente, el dicho: “Al cabo de años mil vuelve el agua a su cubil”. Los sorprendentes turistas, (no obstante conocedores del entorno) sorprendentes por sus inquietudes medioambientales y culturales, ahondaron, con toda sinceridad, en el fondo de la deslealtad y estupidez de ciertas administraciones y su nepotismo para con los sectores opulentos, participándonos a “flor de corazón”, con emotiva certidumbre y objetividad que: “el ámbito de la derrumbada central hidroeléctrica de “San Alberto”, parece un solar-chatarrería, con bobinas o carretes de casi dos metros de diámetro y restos de cables de alta tensión tirados en el río, como si hubiera tenido lugar una gran batalla…”. En el lugar no solo fallan las reglas de la ley, sino también las reglas que muchos ciudadanos creemos que deberían ser la ley, en su más amplio espectro….