En
estos tiempos cada vez escucho con mayor profusión algunas preguntas
que me preocupan. ¿Es necesario seguir trabajando por una igualdad que
ya nos garantizan las leyes
y la Constitución? ¿De verdad no supone un desperdicio de dinero
público todo el presupuesto que se destina a las políticas de igualdad?
¿La violencia machista no es un invento feminista? ¿Por qué hablan de
brecha salarial si las leyes impiden que se pague
menos a una mujer que a un hombre por el mismo trabajo?
Preguntas
como estas a veces encierran dudas sinceras y bienintencionadas, sin
embargo, otras veces encierran una intencionalidad política que es
reaccionaria y negacionista.
Existen negacionistas de la violencia de género y de la desigualdad,
del Covid o, incluso, terraplanistas. Pero por mucho que griten,
amedrenten o se pongan de moda, ni unos ni otros están en posesión de la
verdad. Un concepto demasiado absoluto para que la
tenga toda alguna persona, pero eso da para otro artículo, o más…
Centrándome
en éste, diré que sí existen otras desigualdades, otras violencias y
otros planetas. Pero eso no implica que la conquista de la igualdad
entre mujeres y hombres
sea plena, que la violencia de género no exista o que la tierra sea
plana. Igual no conocemos todos los secretos del universo, pero plana,
plana, no es.
Sé
que he comenzado irónicamente, pero no término de comprender cómo, para
algunas personas, es tan difícil ver que el hecho de que las mujeres
cobren pensiones más bajas,
tengan peores condiciones laborales y salarios, ocupen menos puestos de
responsabilidad o no hayamos leído nunca (o casi nunca) en un libro de
texto los logros de las mujeres a lo largo de la historia, es algo
aleatorio. Tiene que tener alguna explicación
más allá de aquello tan manido de que ‘las mujeres son el sexo débil’ o
que son menos capaces o menos trabajadoras.
Hoy
no hay nadie (excepto los talibanes) que se atreva a sostener que las
mujeres tienen menos inteligencia, capacidad, resistencia o tesón que
los hombres. Y si eso es
así, ¿por qué hay menos que destaquen en casi todos los ámbitos?
¿Por
qué hay menos catedráticas, rectoras, presidentas, investigadoras,
empresarias, deportistas o artistas de renombre que entre los hombres?
Solo la pregunta ya da para
pensar un rato.
Es
posible que todo ello tenga que ver con que las estructuras de poder
siguen siendo esencialmente masculinas, o con que las mujeres de manera
abrumadoramente mayoritaria
sean quienes se responsabilizan de cuidar en el seno de las familias, o
las dos cosas a la vez. Pero lo cierto es que ellas cuidan durante la
infancia y la vejez, cuidan a quienes enferman y muchas veces no cuidan
sus deseos, sus aspiraciones y sus metas,
porque ponen por delante de ellas mismas las necesidades de la familia.
Esas
mujeres y ese esfuerzo son invisibles, se da por hecho, está
establecido social y culturalmente que sea lo natural. Ya sé la frase
anterior es un contrasentido en
sí misma, pero simplemente es.
Así
es que sí, es necesario, a mi modo de ver, seguir trabajando para que
no se desperdicie ni un gramo, ni una sola brizna del talento femenino.
Es necesario seguir impulsando
con políticas públicas que el empleo femenino se equipare al masculino
en cantidad y en calidad, para que ellas asuman puestos de liderazgo en
todos los ámbitos.
Y
es imprescindible que en esta sociedad ultra moderna del siglo XXI
asumamos cada cual nuestra cuota de responsabilidad. En el ámbito
público, sin duda, pero en el ámbito
privado también. Porque las mujeres son mucho más que madres,
cuidadoras, amigas, compañeras o esposas. No son un apéndice,
simplemente son, como nosotros, de igual a igual.
Queda
muy atrás el incendio en aquella fábrica textil que en el siglo XIX
acabó con la vida de más de 100 mujeres que protestaban por mejorar unas
condiciones laborales
deplorables. Solo querían cobrar lo mismo que sus compañeros y acabaron
muertas por ello. En su memoria celebramos el Día Internacional de las
Mujeres el 8 de marzo.
Pero
nuestra obligación es seguir trabajando para consolidar lo conquistado e
impulsar el futuro que está por venir. Yo ofrezco mi mano para que ese
futuro sea compartido
de igual a igual. Ese es mi compromiso.
Emiliano García-Page
Presidente de Castilla-La Mancha
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
Sábado, 23 de Noviembre del 2024
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