En “De mi memoria adolescente
II. El ciclismo”, Madrid, diciembre 2020, en
el que hablaba de la afición a este deporte en Tomelloso, reproducía la noticia que Félix
Grande, nos daba en su Balada del abuelo
Palancas, de una carrera ciclista celebrada el 20 de mayo de 1934, con un recorrido de ochenta kilómetros, por
aquellas carreteras que “servían a los corredores no para hacerse
ricos, sino para sufrir, y cuando las bicicletas no estaban fabricadas para
cortar el viento, sino para embestirlo.” Obtuvieron premio en ella, nos
cuenta Félix, el ganador, Antonio Jareño
el Candojo: treinta pesetas y un sillín de paseo; segundo veinte pesetas y un manillar de carrera; tercero
diez pesetas y un farol; cuarto un duro y dos cámaras de bicicleta; el quinto
un duro y una cámara; el sexto cinco pesetillas y el séptimo un timbre.
No
conocemos los premios, sin duda mayores, de la
que tuvo lugar, once días después, con motivo de la festividad del
Corpus, aquel infausto jueves, 31 de mayo de 1834, de más largo recorrido, con triunfo de un
corredor local y con trágico y triste
final. Toda la prensa nacional, y alguna extranjera, se hizo eco de la noticia,
destacándola con diversos titulares. ABC
recogió, al menos, dos fotografías del acontecimiento: una en la que se
advierte la abigarrada asistencia de espectadores a lo largo de la calle por la
que accedía a la meta, en solitario, el triunfador local de la carrera, y otra
con la multitud apiñada en la puerta del Ayuntamiento inmediatamente después
del desgraciado accidente.
Se
cumplen en estos días ochenta y ocho años del luctuoso acontecimiento.
Según las informaciones de prensa más detalladas,[1] entre los festejos
programados para el Corpus Cristi se
encontraba una carrea ciclista de 160 kilómetros con meta en la plaza, entonces
llamada de la República, en la que se habían congregado cerca de tres mil
personas para presenciar la llegada del ganador, el corredor local, Francisco
Ruiz García.
Ante las muestras de admiración y la aclamación del público, tuvo que salir a saludar desde
el balcón central del Ayuntamiento, en el que se estaban entregando los
premios, con gran acompañamiento de
admiradores y amigos, lo que determinó que se desprendiera la balaustrada de cemento
del mismo, cayendo sobre el público que, en gran número, se encontraba debajo,
provocando numerosos heridos de diversa consideración. Gracias a que fue
sujetado por un amigo no cayó también, el triunfador Francisco.
Inmediatamente se
acudió en socorro de las víctimas que fueron trasladas a la Casa de Socorro, a
la que llegaron, ya cadáveres, Juliana Lillo Soriano, de 26 años, casada (otros
periódicos daban el nombre de Julián) y el niño de 7, Antonio Poveda Salinas.
(También, respecto de éste como de otros, hay variación de datos en las
crónicas.)
En el mismo centro fueron asistidos Ascensión Carretero
Benito, de 34 años, con heridas en la cabeza de pronóstico reservado; Emiliano
Villena Bao, de 9 años, con fractura de una pierna; Antonio Grande Perona, de
12, con la misma lesión, Eusebia (o Emilia) Cobo Moreno, de 20 años con
fractura de tibia y peroné derechos y otras lesiones; Aquilino Zafra (Perales,
12 años), con fractura de la base del cráneo, con pronóstico muy grave,
¿Sinforosa García Pelada? leve,
Sinforoso Rodrigo Plaza, 7 años, leve, Francisco Navarro Sopena, de 18
años, con contusiones y erosiones leves; Alejandro Moreno López de 17 (12)
heridas contusas en mano derecha, Antonio Grande Perona, de 12 años, con
pronóstico reservado y, en el botiquín de la Cruz Roja, fueron atendidos Victoriano Muñoz (Jareño) de 17 (15) años, de
contusiones en el costado derecho y Manuel Muñoz González (o Grande), de 18 años, de heridas en cabeza de pronóstico
reservado.
EL teniente de la Guardia civil, con fuerzas a sus órdenes,
se personó en el lugar del suceso y para contener el al inmenso gentío que se
estacionaba ante los establecimientos
sanitarios para inquirir noticias de sus
familiares, desarrollándose numerosas escenas de dolor. También acudió a la
Casa de Socorro el sacerdote don Bernabé Huertas para tributar los auxilios
espirituales a los heridos de suma gravedad, habiendo iniciado el juzgado las
primeras diligencias al efecto.
Con tal motivo se suspendieron la procesión del Corpus y la
corrida de toros anunciada para esa tarde.
A las seis de la tarde del día siguiente se formó una
impresionante manifestación de duelo frente al Ayuntamiento, trasladándose
seguidamente al Depósito judicial, del que fueron sacados los dos cadáveres
camino del cementerio, presidiendo la comitiva fúnebre el alcalde y el
ayuntamiento en pleno acompañando a las víctimas, mientras en señal de duelo el
comercio permanecía cerrado.
La triste noticia atravesó los mares y llegaría
a Cuba donde el “Diario de la Marina: periódico oficial del apostadero de La Habana”, se ocuparía de ello en dos ocasiones.[2]
En
aquellos días había dimitido el Gobernador civil de la provincia, señor Rodríguez León, que no
obstante, consiguió solucionar la
situación derivada de la actitud de los obreros, que se negaban a segar, siendo
sustituido por don Alejandro Pérez Mora que, tras su toma de posesión, recibió
muchas visitas, y a los periodistas les dio cuenta de la catástrofe de
Tomelloso. Y como las desgracias no suelen venir solas, el periódico catalán
informaba, asimismo, de que en la misma fecha,
en La Solana, descargó una imponente tormenta de agua y pedrisco que
arrasó la cosecha, ahogándose, además, varias caballerías y muchas cabezas de
ganado lanar con pérdidas enormes.
También daba la noticia de que en Castellar de Santiago, en un establecimiento
de ultramarinos y tejidos, se produjo un enorme incendio siendo inútiles los
esfuerzos realizados por las autoridades y el vecindario para dominarlo. Todo
quedó reducido a cenizas. Las pérdidas se calculaban en 35.000 pesetas.
Madrid, 30
de mayo de 2022
[1] La vanguardia, Viernes l de junio de 1934, p. 23; La Libertad: La Libertad - Año XVI Número 4428 - 1934 junio 1 (01/06/1934), p. 1, y El Día de Palencia : defensor de los intereses de Castilla: Año XLIV Epoca 2ª Número 13879 - 1934 junio 1, p. 3.
[2] “Diario de la Marina: periódico
oficial del apostadero de La Habana. 1934, Junio 1, p. 13, brevemente y, con más detalle, en 1934, Junio 21, p. 11.
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
Sábado, 20 de Abril del 2024
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