El escritor y periodista español Isidro Sinesio Delgado García (Támara de Campos, 12 de diciembre de 1859-Madrid,
13 de enero de 1928) fue durante gran parte del tiempo de edición de Madrid
Cómico su director. Defendió, entre otras cosas, la inserción de la mujer al
mundo laboral y su derecho a participar en el sufragio universal y la creación
de un ejército profesional y se dice que, en media hora, compuso la letra de la
“Canción del soldado” para
la música del maestro José Serrano Simeón (Sueca; 14 de octubre de 1873-Madrid; 8 de marzo de 1941, compositor de las
zarzuelas La reina mora, La canción del olvido, La dolorosa y Los claveles),
en 1917. Esa que empieza:
“Soldado soy de España
y estoy en el cuartel
contento y orgulloso
de haber entrado en él.
Es honra singular
vestir el uniforme militar.”
Sinesio Delgado se sirve,
también (Madrid cómico. 17/10/1891,
página 7), de un personaje al que apellida Tomelloso, antifeminista furibundo, que arremete contra la mujer en
general en una conferencia, y con su ingenio y maestría poética y dramática,
construye una escena digna de recordar.
Como el mejor escribano echa un borrón y el mejor poeta la pifia alguna vez en
una rima consonante, o en la sílaba de más o de menos en un verso, Sinesio
hierra aquí, pero se da cuenta de ello, o se lo advierten, y en el número
siguiente (Madrid cómico. 24/10/1891,
página 7), entona el mea culpa: “Como se
ve, están aconsonantadas cándidamente las palabras mesa y empieza, que no
pueden ser consonantes aunque se lo pidan á Dios los frailes descalzos. Por
consiguiente, la cosa no tiene remedio, ni arreglo ni disculpa... ¡Malos
cuervos me coman!”
Pero oigamos la conferencia de
Tomelloso y su final, contada por Sinesio.
UNA INTERRUPCIÓN
“Tomelloso, antes de ayer,
dominó a la concurrencia
al dar una conferencia
sobre el tema «La mujer.»
Un discurso furibundo
de escepticismo rabioso;
¡como que está Tomelloso
desengañado del mundo
y a esta sociedad podrida
ha declarado la guerra,
porque sabe que en la tierra
no hay más que gente perdida!
Así es que pasó dos horas
en completo desvarío
diciendo pestes. ¡Dios mío!
¡cómo puso á los señoras!
Embusteras, informales,
sacos de malicia llenos,
y todas, cual más, cual menos,
unas tales y unas cuales.
Tomelloso, cuando empieza, (1)
no suele pecar de blando,
y decía así, pegando
puñetazos en la mesa: (1)
«Yo creo que Satanás
ha inventado las mujeres
para alimentar placeres
materiales nada más.
Son volubles en amor
y nunca podrán tener
ni la noción del deber
ni la idea del honor.
Por eso comete el hombre
una sandez infinita
cuando en ellas deposita
el crédito de su nombre.
¿Quién halló, por su fortuna,
una excepción? ¿Qué cristiano
se atreve á poner la mano
en el fuego por ninguna?
¿Quién es capaz de jurar
que la virtud, puesta á prueba,
no es vicio oculto que lleva
el deshonor al hogar?
¡Se engañan los soñadores
que ensalzan á las mujeres!
¡Instrumentos de placeres,
y no otra cosa, señores!...»
Y así en tonos diferentes
seguía el buen Tomelloso
apostrofando furioso
y asombrando á los oyentes.
Iba á triunfar la opinión
de que aquel hombre era un
pasmo,
y á trocarse el entusiasmo
en delirante ovación,
cuando logró contenerla
uno que gritó:
— ¡Compadre,
ha puesto usted á su madre
que no hay por dónde cogerla!”
Madrid, 15 de junio de 2022
(1) Palabras no consonantes a
que se refiere en su disculpa.
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Sábado, 3 de Mayo del 2025
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