El Cíclope arranca del capítulo 7 de Rayuela, de Cortázar, que se lee al inicio de la función. La obra —historias cruzadas de amor— va del drama a la comedia.

Pedro y Amanda estuvieron juntos pero lo dejaron hace años. Ahora se se reencuentran en un bar después de mucho  tiempo sin verse.  Pedro —casado con Marta y con una hija— reconoce que nunca ha podido olvidar a Amanda: ha sido la mujer de su vida. Marta trabaja en una inmobiliaria, con Paz que vivirá un particular flechazo al enseñar un piso a Sergio, un hombre mucho mayor que ella. Así arranca, como decimos, una historia de vidas cruzadas en la que los cinco personajes tratarán de emprender una huida hacia adelante que no todos lograrán, y que para algunos tendrá un alto precio.

El Cíclope tiene unos acertados diálogos que se mueven entre lo cotidiano y lo más poético o sublime. La puesta en escena, también del autor, está muy lograda y destaca por su ingenio. El escenario es una rayuela. Así, para dar vida a los múltiples espacios por los que transita la obra, Vidal utiliza tizas y pizarras. Una escenografía mínima resaltada por el espejo que refleja la acción.

Un montaje entretenido, unas historias de amor diferentes y un gran elenco (Manu Baquerio, Daniel Freire, Eva Isanta, Sara Rivero y Celia Viloque) que hicieron que el público disfrutase de la obra. La parte negativa fue el sonido, algunos diálogos se le escapaban al público con la incomodidad que eso supone para seguir la letra.

El Cíclope recibió una gran ovación del Teatro Municipal de Tomelloso