Pedro González cultiva esta afición desde hace catorce años. “Llevo diez años jubilado y es una afición que hago gusto, me permite entretenerme, relajarme y conectar con las tradiciones de mi pueblo. No me pesa lo más mínimo". Nos dice que no  ha expuesto en ningún sitio, "salvo familiares y personas allegadas, no lo ha visto casi nadie”.

Amablemente nos hace pasar a la sala donde están todos los trabajos. Es una delicia ver todas las reproducciones juntas.  Nos llaman la atención varios bombos, uno de ellos con dos cúpulas. Pedro ha reproducido también varias casas de labor, una bodega, un molino, un pozo y una era con mies. Cuida hasta el más pequeño detalle y reproduce numerosos aperos y objetos que vayan acorde con el edificio: bombas, prensas, destrozadoras, tinajas, ventiladores, farolas, mantas, una barja, la redina del aceite, el horquillo, la pala de allegar,una media fanega, espuertas, escaleras, sacas, un botijo, un cubo...En otro expositor aparecen carros con mulas y reatas, nos muestra también una colección de galeras, otra maravilla realizada por Pedro. La parte vegetal la imita también de forma admirable como se ve en el trabajo del parque o de las viñas que aparecen.

Se detiene en la miniatura de las Bodegas de Domecq “que pude conocer bastante bien porque estaban al lado de mi casa. Desde mis recuerdos de niño he hecho la bodega de la que solo queda la chimenea”. Justo al lado aparece el Municipal Paco Gálvez en los que ha reproducido hasta la publicidad, el marcador, los bares… Está también la Ermita de Pinilla, la Estación del Ferrocarril, La Posada de Los Portales, la Iglesia de la Asunción, la Plaza de Toros, el Parque de la Constitución, el Ayuntamiento, el lagar de la Cooperativa Virgen de las Viñas, la fuente de Lorenzete y el Castillo de Peñarroya con la presa y el pantano incluidos, un trabajo espectacular. También ha construido a escala su propia casa, la que tiene en el barrio San José y a la que viene todos los veranos. 

“Todos los materiales son reciclados, el que más uso es la maderilla de las cajas de la fruta. La madera le da mayor consistencia a los trabajos, de hecho se me cayó una vez en el pie la plaza de toros y me hizo bastante daño. Lo único que compro es el pegamento”, explica. 

No todos los trabajos le llevan el mismo tiempo “pero todos requieren una buena dosis de paciencia. Me baso mucho en fotografías y con esa base empiezo a trabajar”. Algunos de los edificios  tienen luz  y otros se representan tanto en el exterior como en su interior.

Lo último  que ha realizado ha sido una antigua cuadrilla de albañiles construyendo un tapial, guiño al oficio de constructor que Pedro ha desempeñado durante toda su vida. No descarta exponer los trabajos en algún sitio público, aunque de momento no ha podido concretar nada con el Ayuntamiento. Confiesa que tiene un nieto, Izan, que le gusta mucho lo que hace. “Me encantaría que él o alguien de la familia pudiera seguir con esta afición y conservar todo esto con cariño".