A pesar de todo, a la entrada de la prisión “haruspiciana” había mucha expectación. No eran pocos los atrevidos niños y niñas que, muchos de ellos son sus padres, querían participar en un pasaje del terror que no dejaba a nadie indiferente. Los periodistas de La Voz —que acudimos en horario infantil— conseguimos ser testigos de lo que se cuece tras los muros del Doña Crisanta. Siempre escoltados por el alcaide, tuvimos que prometer que no desvelaríamos ninguno de los secretos y pesadillas que esconden tras las rejas del terrorífico penal. Solo podemos contar que, tras ser fichados, los visitantes deben ir superando pruebas.

Conseguimos hablar con uno de los presos más veteranos en un descuido. Antonio Olmo explicó a los periodistas que Harúspices ha centrado este año su pasaje del terror en una antigua cárcel “donde se da cobijo a los presos más peligroso del condado de Tomelloso”.  Es necesario atravesar las distintas dependencias del penal, que evocan “las películas que todos conocemos. Hay que pasar por las celdas, el comedor… o algo con una poca más chispa”. La historia que, no sin esfuerzo, ha recreado Harúspices se basa en el relato “de una celda de una prisión de México en la que se decía que estaba embrujada y que quienes pasaban allí una noche al día siguiente amanecían muertos”. Participan en la actividad más de 50 miembros de la peña que llevan trabajando varias semanas en la “La condena eterna”.

Extraños guardias, presos horripilantes, personal espeluznante y escenas sobrecogedoras señalan nuestro camino hasta la esperada puerta.

Todavía quedan dos días para entrar (si se atreven) en esta singular prisión. El horario infantil es de 17:00h a 20:00h y el adulto de diez de la noche hasta el cierre. Las localidades se pueden adquirir en giglon.com.