En el futuro no existirá el hambre ni ocurrirán desgracias. En
su lugar, reinará el amor y la concordia. Sin emisiones, la Tierra será el
lugar que deseamos y, lo mejor de todo, los economistas habrán muerto,
llevándose con ellos sus previsiones acerca del mismo. Lo malo es que, si algo
comenzara a torcerse de nuevo, ya saben, un empecinamiento masivo por volver al
pasado, no tendríamos a quien culpar. Los artistas son demasiado queridos y los
matemáticos, sobrevalorados, formidablemente respetados. A los abogados se les
necesita siempre y recurrir a los autónomos sería absurdo, pues desaparecieron
por Decreto-Ley. Twitter se había cerrado años antes, por lo que, finalmente,
se tomó la decisión de guardar los libros. A fin de cuentas, ellos son los
culpables de todo.
Ramón Castro Pérez es profesor
de Economía en el IES Fernando de Mena (Socuéllamos, Ciudad Real)
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Miércoles, 5 de Febrero del 2025
Miércoles, 5 de Febrero del 2025
Miércoles, 5 de Febrero del 2025