Tachando días y
arrancando hojas del calendario La Voz de Tomelloso cumple su primer lustro de
trayectoria. Cinco años que se traducen en sesenta meses y 1.826 días de
trabajo en el que siempre hemos intentado llevar la mejor información
posible a nuestros lectores. Contamos,
desde un compromiso social y también con la propia ciudad, lo que pasa en un
Tomelloso frenético en todos los ámbitos: el político, el
económico, el social, el cultural, el deportivo….La ciudad no para y,
consecuentemente, los periodistas tampoco.
Cada día afrontamos el
reto de llegar a numerosos frentes de la actualidad y lo hacemos en un momento
de profundas transformaciones en la profesión, por no hablar, en algunos casos,
de deformaciones. Emitimos mensajes que tienen como destinatarios a miles de
personas y eso obliga al sacrificio de
llegar a muchos lugares, redactarlo con unos mínimos de calidad, buscar y
cuidar la mejor foto posible, componer un titular que sea llamativo y riguroso
al mismo tiempo, hablar con los protagonistas de las noticia, elaborar un
reportaje con su carga de profundidad, sacarle el máximo jugo a una entrevista,
defender una postura o tesis en un artículo de opinión, enganchar al lector con
una buena crónica que obliga al redactor a seguir el acto desde el principio
hasta el final….Hay que picar mucha piedra para realizar bien este oficio.
Seguro que no siempre lo conseguimos, pero les aseguramos que lo intentamos en
todo momento y circunstancia.
La rapidez que exige un
medio de comunicación digital no debe estar reñida con unos parámetros
aceptables de calidad y profesionalidad. En aras de la rapidez se han cometido
tropelías que conducen a la desinformación, a un planteamiento sesgado o
producir un periodismo que apenas se distingue de lo que muchos internautas
hacen en las redes sociales. Tenemos claro que, en tiempos de sobreabundancia
de información, no toda rigurosa y precisa, los periodistas somos más
necesarios que nunca.
El periodismo local ha
sido nuestra seña de identidad durante estos cinco años. Es bonito, cercano e
interesante. Al periodista le da la oportunidad de palpar la actualidad, de sentir
lo que sienten sus vecinos, de conocer la ciudad y su paisanaje único, de
descubrir sus tesoros y de sorprenderse cada día. ¡Cómo no nos va a gustar si
comemos gracias al periodismo más cercano!
Pero —todo hay que
decirlo—, además de sus innegables pros, la prensa cercana es una trampa
saducea. Quienes nos encargamos de las tareas de redacción y edición de La Voz
de Tomelloso nos tentamos la ropa innumerables veces al cabo de una jornada de
trabajo. Tal vez pequemos de ingenuos, o de idealistas, pero pesa mucho en
nuestro ánimo el hecho de que lo que publiquemos puede perjudicar a gente a la
que vemos todos los días por la calle. Que te puedas encontrar tomando café, o
paseando, o en la cola del cine con el sujeto de una noticia hace que encares
la elaboración de una crónica contando, al menos, hasta diez.
Estamos convencidos de
que los sucesos los carga el diablo. Preferimos dar un paso atrás, tardar un
poco más en publicar la noticia, pero tener, al menos, dos versiones del asunto
(casi siempre peliagudo y desgraciado para alguien). Huimos de los titulares
impactantes en ese sentido y de la carnaza; no nos separamos ni una micra de la
presunción de inocencia. Algo que, seguramente, nos perjudique de cara a la
audiencia en estos tiempos de inmediatez. Pero como dijo Osgood Fielding III en
“Con faldas y a lo loco”:
—¡Nadie es perfecto!
Otro tanto nos ocurre con
las críticas referidas al mundo de la cultura o el espectáculo. Especialmente
cuando se trata de artistas o intérpretes de Tomelloso y, encima, son
aficionados. No se puede valorar de igual manera una actuación de la Compañía
Dramática Nacional que un montaje de los muchos, y buenos, grupos de teatros
locales. Claramente los nuestros están en desventaja y, por encima de todo,
tenemos siempre presente que no son profesionales. Hay que ver la obra desde
ese prisma, aunque no abandonemos muestro juicio crítico, claro. Y, sobre todo,
tenemos que ser notarios del parecer del público. El respetable es soberano,
paga su entrada y decide lo que le gusta o no. Lo mismo pasa a la hora de la
presentación de un libro, la audición de un concierto y tantas y tantas
situaciones como se dan en una ciudad que ha hecho de la Cultura la razón de su
existencia.
Y como decimos, picando
piedra hemos llegado a nuestro primer lustro. Hay que reconocer que no ha sido
fácil, no han sido pocos los obstáculos y baches que hemos tenido que sortear
en este camino. Pero aquí estamos… y amenazamos con seguir en la brecha,
teniendo a Tomelloso y el periodismo de calidad como referentes.
No hemos estado solos en
este recorrido, ni mucho menos. Necesariamente tenemos que dar las gracias a
quienes nos acompañan en el proyecto de La Voz desde el primer día y remando a
favor aun con vientos en contra como es DeSoft. Por supuesto, hay que agradecer
el esfuerzo de los anunciantes, sin ellos no habría sido posible mantener este
sueño. Es muy difícil encontrar las palabras de reconocimiento para todos y
cada uno de los colaboradores que durante estos sesenta meses han confiado en
este medio para dar a conocer sus ideas, sentimientos, necesidades,
reivindicaciones, quejas, poemas, relatos… o lo que sea. Vosotros, todos, le
dais un barniz de calidad a este diario.
Y, por último, ¿qué sería
de un medio de comunicación sin sus lectores? Damos las gracias, de corazón, a
todos los que nos leen. Ustedes son nuestra razón de ser, en ustedes pensamos
cada mañana cuando comenzamos la jornada. Podemos presumir de tener unos
lectores inteligentes, formados e informados a los que les gusta el rigor. Por
ustedes, por vosotros, seguiremos esforzándonos en hacerlo mejor.
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Miércoles, 17 de Abril del 2024
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Viernes, 19 de Abril del 2024
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