Lenuta Sabina Morar Buía es la presidenta de la Asociación Rumana de Tomelloso “Transilvania”. En la ciudad se le conoce por el nombre castellano de Elena y también por su intensa actividad social. Días atrás la comunidad rumana de la ciudad celebraba su día en medio de un ambiente de fiesta y confraternidad y este será uno de los motivos de una entrevista en la que abordaremos otros muchos e interesantes temas. Está acompañada por Rovena Falova que le ayuda en el día de la Oficina donde resuelve trámites y ofrece el servicio de traducciones juradas, no solo a sus compatriotas, sino también a personas de otras nacionalidades

-Celebraron el Día de Rumanía, ¿cómo se desarrolló una jornada tan importante para ustedes?

-Se conmemora el 1 de diciembre, pero  decidimos celebrarlo el 26 de noviembre para hubiera una mayor afluencia de personas al ser fin de semana. Estuvimos unas doscientas personas y, a diferencia de otros años,  este año lo organizamos en un recinto cubierto para resguardarnos del tiempo que pudiera hacer. El año pasado lo hicimos en el recinto ferial y el día fue muy malo por el viento. Hubo actuaciones musicales, se leyeron poesías patrióticas y tuvimos una buena muestra de nuestro  folklore. Asistió también el párroco de nuestra Iglesia Ortodoxa. 

-Este año los protagonistas han sido los niños ¿no es así?

 -Sí, lo hemos centrado en los niños porque, al fin y al cabo, son los que más adelante continuarán con nuestro folklore y tradiciones. Nos hace mucha gracia escucharlos recitar poesía porque todos tienen el acento de aquí. La mayoría han nacido en Tomelloso. 

- Asistió la alcaldesa de Tomelloso, Inmaculada Jiménez, ¿cómo es la relación que mantienen con el Ayuntamiento?

-Las relaciones son muy buenas y le estamos muy agradecios, tanto a la alcaldesa como a los concejales. Desde que creamos la Asociación siempre hemos notado el apoyo y el calor del Ayuntamiento. Inmaculada participó también en la inauguración de nuestra sede  el año pasado. Las relaciones son fluidas y nos informan de todo lo relacionado con el Centro de l Mujer, los servicios sociales o las actividades culturales que se organizan.

-¿Cuántos rumanos viven actualmente en Tomelloso?

-Empadronados estamos unos cuatro mil.

-¿Cómo definiría el grado de integración alcanzado en la ciudad?

-Creo que el grado de integración de la comunidad rumana en Tomelloso es bastante alto. Hay que tener en cuenta que algunos miembros de nuestra asociación llevan aquí quince años como mínimo. No son los típicos temporeros que van y vienen. Hay mucho arraigo, hay muchas parejas con gente de aquí, tenemos nuestras hipotecas a largo plazo y nos hemos implicado en todas las actividades que podemos. Incluso, les contamos a los niños como son nuestras costumbres, raíces y tradiciones.

-Una persona inmigrante se enfrenta a muchos retos: tener un trabajo, encontrar una vivienda, participar en el tejido social…¿cuáles son los problemas más frecuentes que tienen que encarar?

-Los retos son un poco todo lo que comentas: el trabajo, que es lo principal, la vivienda…Yo llegué aquí con 23 años y tengo 42, con lo que la mitad de mi vida la he pasado aquí. Al  principio costaba más buscarse la vida, pero ahora  es más sencillo porque los servicios sociales o los funcionarios municipales del Ayuntamiento nos ayudan todo lo que pueden. Además, internet es un medio que también nos ayuda a tener más contactos e información sobre todo.

-¿Retornan muchos rumanos a su país? y se lo pregunto teniendo en cuenta que Rumanía ha experimentado un mayor crecimiento y desarrollo desde su entrada en la UE…

-Lo de retornar hay que pensárselo mucho, de hecho yo  tengo ya la nacionalidad española y algunos de mis hijos la están tramitando. Es cierto que Rumanía está progresando, pero nosotros ya tenemos nuestra vida aquí: la familia, los amigos, las actividades…En nuestro país, las familias han ido desapareciendo, ya no tengo mis abuelos por ejemplo. A Rumanía podemos ir, pero temporalmente. Nuestra vida ya está en Tomelloso.

-¿Cómo celebrarán ustedes la Navidad?

-En realidad es muy parecida a la de aquí. El 24 celebramos la Nochebuena cantando villancicos yendo de casa en casa. Los aspectos religiosos vienen a ser más o menos los mismos. Y luego también la salida y entrada del año, la Nochevieja. Lo que no tenemos es la tradición de los Reyes Magos. Hay regalos en la noche del cinco de enero, pero los trae San Nicolás. Le tenemos que poner las botas en la ventana (risas).

-¿Qué aspecto o aspectos destacarían de la ciudad en la que viven?

-Tomelloso tiene muchas cosas buenas, aunque creo que se deben dar más facilidades para que las mujeres podamos tener unos trabajos dignos. Una mujer casada y con niños no tiene demasiadas opciones. Pero salvando esta crítica concreta, nos sentimos tomelloseras y nos gusta la manera de ser de la gente.

-La guerra de Ucrania pilla muy cerca de su país, ¿cómo la están viviendo?

-En la ciudad que yo vivo hay una distancia de unos cincuenta kilómetros. De momento, los familiares que tengo allí: mi padre y mis suegros me dicen que no están excesivamente preocupados. Cuando les propusimos que se vinieran aquí para estar con nosotros se negaron. Dicen que no quieren dejar sus casas, ni sus animales y sus labores. Cuando empezó se generó algo de más inquietud, pero con el tiempo se han ido aclimatando a las circunstancias y da bastante tranquilidad el hecho de  que Rumanía pertenezca a la OTAN.