Nuestro recorrido por las
zonas verdes de Tomelloso nos lleva hoy al parque del Barco de Lepe en la
avenida de Juan Carlos I. Inaugurado en el 2006, en el segundo mandato de Carlos Cotillas, y
diseñado por el aparejador del Ayuntamiento, Vicente Ferrer, fue el
departamento de Parques y Jardines el que elegiría el arbolado y resto de
vegetación. Fernando Peco asegura que lo más significativo del parque son los
cedros, los cipreses y, por encima de todo, los olivos.
“Los olivos y el barco se
trajeron de Lepe en el año 2009. Fueron una donación que nos hizo este pueblo
onubense con el que estamos hermanados y los olivos son espectaculares. Me
atrevería a decir que alguno de estos olivos es todavía de más belleza que el
de la rotonda de la calle Oriente con Socuéllamos. Cuando los pusimos se veían
mucho, pero al crecer el resto de vegetación han perdido un poco de
protagonismo. En cualquier caso no dejan de ser una auténtica maravilla”,
explica Peco con el que hemos iniciado el recorrido por un parque de unos
trescientos metros de longitud y que en estos últimos coletazos del otoño
presenta un cromatismo espectacular
En el paseo nos topamos
con uno majestuosos cipreses stricta “que aunque son muy piramidales, se
recortan cada dos o tres años”. La vegetación que se ha puesto para cubrir el
suelo es alternativa al césped y que logra mantenerla humedad y exige un menor
mantenimiento. Nos detenemos frente a dos espectaculares cedros, “uno de
ellos se dobló en una ventisca de hace
dos o tres años y conseguimos enderezarlo”, indica el técnico que, como estamos
insistiendo en estos reportajes, se sabe la historia de todos y cada uno de los
árboles de la ciudad.
En el parque tiene un espacio importante la vegetación
autóctona, madroños, albicias “un árbol muy bello que tiene una espectacular
floración en rosa, pero tiene el problema que echa muchas semillas y al final
pueden salir árboles de estos por muchos sitios. Los tenemos en zonas muy
acotadas, que nos permita controlarlos bien y los colocamos en zonas de tierra
para que la gente no se escurra.
Como es obligado, nos
paramos en el barco rodeado de una valla de acero corten que simula las olas
del mar y sobre este material se han horadado unos versos de Juan Torres
Grueso. “El barco requería un mantenimiento fuerte por la climatología y
entonces se optó recubrirlo con una capa metálica. Cuando el acero vino, llegó
sin oxidar, hubo que hacer este proceso a marchas forzadas la noche anterior
con un tratamiento de ácido que nos permitió salir del paso”. La empresa Anro
fue la que en el año 2015 llevó a cabo la restauración del barco.
El parque alberga también
manzanos de flor y en el perímetro se plantaron los denominados árboles del
amor “puesto que la hoja tiene forma de corazón”. Fernando Peco rememora la
importante excavación que se hizo en el parque. “Se rompió la tosca por muchos
sitios para que filtrara el agua y se añadió una capa de ochenta o noventa
centímetros de tierra vegetal que se trajo de la vega de Argamasilla de Alba y
otra parte de un desmonte de autovía. Las dos tierras de mezclaron y se le echó
una basura de oveja”. El jardinero subraya que el mantenimiento de este parque
también lo lleva Cadisla.
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Jueves, 24 de Abril del 2025
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