Todos sus compañeros han destacado las virtudes de un Guardia Civil entregado siempre en cuerpo y alma a su labor, además de su capacidad para empatizar con los vecinos y poner todo el empeño para realizar siempre de la mejor manera su trabajo. “He tenido pasión por mi trabajo de Guardia Civil”, ha señalado en el vino de honor que se ha compartido después con los compañeros y donde han aflorado los recuerdos y vivencias de sus casi 38 años en el cuerpo. Juan Gallardo ha tenido como destinos Tarragona, Pamplona, Sevilla, Córdoba y Tomelloso.

“Mi experiencia ha sido muy buena.  Acabé recalando en Tomelloso porque mi mujer era de aquí. Llevo en la ciudad 25 años y he desempeñado distintas funciones en oficinas, investigación o seguridad ciudadana” ha señalado Juan Gallardo que ha considerado integrarse muy bien en la sociedad de Tomelloso.

El Guardia Civil, que ahora pasa a la reserva y seguirá trabajando en oficinas una vez que se produzca la  aprobación del Estado Mayor, ha hablado de la evolución de la seguridad en la ciudad. “Cuando llegué, Tomelloso era una población muy tranquila, pero los delitos han ido creciendo con la aparición de las nuevas redes sociales y tecnologías que han desembocado en algunas estafas. Tomelloso recibe numerosas personas de fuera y este es otro elemento que añade mayor complejidad a nuestro trabajo. Nosotros hemos tenido que ir adaptándonos a estas nuevas realidades”.

De entre las muchas cosas buenas con las que se queda ejerciendo su profesión, Juan Gallardo, ha destacado “los lazos de amistad y el compañerismo que siempre ha habido entre los compañeros. Cuando estábamos en el cuartel viejo éramos menos y veníamos a ser como una familia y ahora en las nuevas instalaciones, con mucho más personal, nos seguimos llevando muy bien todos”.

Finalmente, asegura que su vocación profesional “siempre ha sido la de ayudar a la gente y para mí ha sido muy gratificante ir siempre con esta filosofía por delante”.