Con gran expectación, este sábado se estrenó en el Teatro
Marcelo Grande de Tomelloso “Finlandia”, de Kamikaze Producciones. La aclamada
obra de Pascual Rambert contó con las brillantes interpretaciones de Irene
Escolar e Israel Elejalde. El público disfrutó con un montaje, duro en algunos
momentos, premiando a los actores con una gran ovación, a pesar de que el
sonido no fue en algunas ocasiones lo nítido que se debiera esperar.
Cuando el telón se levanta —prácticamente a la hora
anunciada— los dígitos rojos de un despertador marcan las cuatro de la mañana.
El artilugio electrónico va a ser la inequívoca prueba de que el montaje se
desarrolla en tiempo real, sin ningún salto en el tiempo. Finlandia transcurre
en una anodina habitación de hotel de Helsinki, allí ha llegado hace poco
Israel (Israel Elejalde), en coche y con camisa hawaiana, para aclarar su
relación con Irene (Irene Escolar), que está allí rodando una película. Ella es
una reconocida actriz que está en el país nórdico para filmar una película
china acompañada por Nina, la hija de ambos. Israel, marido de Irene y padre de
Nina, es un actor teatral del montón, estalinista, que sigue fiel a los principios
de la izquierda más clásica.
El cuarto del hotel es un cubo aséptico, impersonal, amable,
con muebles rectos y grandes ventanales; el escenario se nos antoja una pecera
o un zoo de cristal. La luz es blanca, fría, mortecina, insensible, como de
hospital o de depósito en el que durante hora y media (con el reloj y el
público de testigos mudos) se va a practicar la autopsia a una relación
moribunda.
Tras unos escarceos en los que Irene e Israel recuerdan su
amor en Procida comienza una cruenta batalla. Enseguida comprendemos que la
bella isla italiana queda muy atrás. Se desata una erupción de odio, de ese que
solo es capaz de provocar lo que hemos conocido, lo que hemos querido. Israel
inicia el primer alegato contra Irene y comienza un toma y daca cruento en el que
cada parrafada, lanzada con rabia, es respondida por otra, con mayor intensidad,
con mayo odio, si cabe.
En Finlandia, en el texto de Rambert, más que un diálogo hay
una sucesión de monólogos que se arrojan los personajes a la cara, al alma,
como su fuese un juicio. En ningún momento ni Irene ni Israel se interrumpen,
esperan su turno para utilizar la palabra como un afilado estilete. Parece que en
ocasiones los personajes reciten su papel, que lo rapeen, declamando unas frases
que nadie diríamos en una situación igual. Se acusan de ser un inútil, un
fracasado y machista trasnochado anclado a viejas ideologías y una vendida, una
mala madre, una fugada del hogar y una infiel compulsiva.
Pero en Finlandia claramente nos posicionamos del lado de
Irene. Israel es un celoso, terco, que solo quiere discutir y no deja dormir a
su mujer. Ella, mostrándole como en un espejo su patetismo, tiene claro que
todo acabó y solo quiere que la deje tranquila. La actitud de Israel roza el
acoso. La obra se resuelve a los pocos minutos de que Nina aparezca en el escenario.
Finlandia, una obra difícil de interpretar, cuenta con dos
grandes actores, afortunadamente para el respetable. Irene Escolar e Israel Elejalde
se lucieron este sábado en Tomelloso. Por ello, el público les dedicó una gran
ovación.
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Martes, 13 de Mayo del 2025
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