Fuente: El Diario
Vasco
El teatro Victoria Eugenia de San Sebastián acogía el pasado
jueves 1 de marzo el homenaje a la cante Pepita Embil, madre del tenor Plácido
Domingo. Un homenaje sobrio y sin palabras, solo con la música del prodigioso Réquiem
de Verdi. Cuando la ovación del público
que llenaba el coliseo donostiarra selló
la actuación, Domingo dirigió la mirada y la mano al cielo, insistiendo en que
era la memoria de su madre, de cuyo nacimiento se cumplen cien años, la que nos
reunía allí.
Placido Domingo dirigió con pasión a la Orquesta Sinfónica
Verum de Tomelloso, con excelente nivel, el Orfeón Donostiarra y los cuatro
solistas, la soprano Ana María Martínez,
la mezzo Nancy Fabiola Herrero, el tenor Arturo Chacón y el bajo-barítono
Nicholas Brownlee.
El pasado jueves el Victoria Eugenia volvió a acoger una gran orquesta y una gran coral sobre sus tablas, en una conexión directa con un público que premió con grandes ovaciones, y muchos espectadores en pie, la interpretación de la partitura de Verdi. El tenor y los cantantes salieron repetidamente a saludar. Domingo, emocionado, señalaba al cielo en memoria de Pepita Embil. «Esta maravilla va para mi madre», susurró a quienes le esperaban en los camerinos.
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