Opinión

Singladura del ser humano y su consciencia (II)

Salvador Jiménez Ramírez | Sábado, 13 de Mayo del 2023
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Las tribus o clanes, van configurando comunidades lingüísticas, guerreadoras, afines en sus “vientos”, costumbres o creencias… A su vez irán “dibujando” fronteras, para acordonar y reconocer los territorios ocupados, bien de manera pacífica o ejerciendo violencia… La supremacía del ser humano se va imponiendo sobre el resto de las especies, con su recóndita consciencia y pensamiento conceptual… El ente humano, antes de garrapatear mensajes “escritos”, (hace unos seis mil años) ya movía la boca y otros músculos del rostro denotando alegría… Luego la risa falsa, afectada, inmoderada, desternillante, tonta… Analizaba ya, comparaba, sopesaba, experimentaba, manifestaba,  calculaba, contaba, “diseñaba”… Reseñaba burilando en parapetos pétreos, lajas o pedruscos. Con el vocablo “calculi”, se designaron las piedras que contenían inscripciones geométricas, utilizadas para contar… Calculus, “piedra” en latín, ha derivado en cálculo. Paradójicamente, en el campo de la medicina, el término cálculo designa la litiasis o  “piedras” que suelen obstruir las vías renales, urinarias… El gachó humano, empezó a diseñar y litografiar palabras y nombres, que serían, andando el tiempo, la clave de la escritura y del diverso y complejísimo fonetismo de los pueblos. Los signos verbales se van perfeccionando (hasta en la fonética) y adecuando, para facilitar la comunicación y proporcionar seguridad a la colectividad; convirtiéndose en un fabuloso sistema de comunicación, preceptos y conductas. También en elemento descriptivo y “esclarecedor” de los entornos social y natural. Los instrumentos para la “faena” y la guerra, se reforman y “progresan”… La seguridad de los “conglomerados” o “confederaciones” sociales, dependía del grado de cohesión conseguido… 

Las “leyes” tribales servirían para compensar al ejercitado y abnegado, reprobar, ejecutar al bribón. Es posible que la mente, (ya en su alborada) se hallara inmersa en una considerable simbiosis, respecto de la integración y “entrelazamiento” cósmico-colectivo… 

 

El totemismo debió ser una práctica animista; ceremonia mágico-religiosa y de “centralidad” de la percepción y transmisión cósmico-mental, fabulosa e inquietante… Inquietante, incomprensible y un tanto aterradora, desde nuestra consciencia, raciocinio y punto de vista lógico actual. El tótem—al que se agasajaba con terroríficas oblaciones de carne y sangre—era la identidad del todo, el “maná”, la deidad suprema, la salud,  la vida,  el vigor la inmortalidad… El padre y la madre cuidadosos y protectores de la familia y de la comunidad… La deidad concebida, a la que se recurría incesantemente, era el máximo incentivo para una vida en paz, sin carencias, mejor que la de “los otros”, perdonadora de “pecados” (véanse dogmas actuales), armonizadora de la consciencia e inconsciente, de lo onírico y de los  desconocidos fenómenos del cosmos… El tótem árbol, el tótem sol, el tótem luna, el tótem animal, el tótem río, con sus deidades  del  “agua vivificante”, (Geshtinanna) etcétera.; en cuyo nombre y honor, cuando la comunidad lo requería, se ofrendaba lo más excelso de la naturaleza, de la vida,  del grupo… Y la totalidad de los miembros de aquellas “asociaciones”, gozaban hasta la enajenación con el acto. Si un sujeto se apartaba de la grey, desaprobando el aberrante hábito, éste era despreciado, odiado, humillado o ejecutado y también los miembros de su familia, para que otros clanes no siguieran su ejemplo. Porque los ritos o “mandamientos” y figuraciones del poblado no debían ser divisibles… No obstante, así emanaría la autoconsciencia humana.

Las interacciones entre grupos, van configurando el armazón de nuevas sociedades, con nuevas estrategias guerreras… El humano actúa absorbido por el poder, por poseer; con la sensación de que es su obligación o necesidad no parar en su acción de conquista y destructiva… Los conglomerados y “confederaciones” sociales, se van remodelando, generando nuevas dinámicas (aunque todavía, bastante, primitivas) y por ende poblaciones estado, con sus redes de Ñemeo y zonas de “fractura” entre pueblos y culturas; controladas por jerarcas-dioses y reyezuelos déspotas, a los que se les conferían (se les confieren todavía) poderes y facultades divinas… Ahí las rivalidades de coronas, (coronaciones actuales…) abolengo y poderío… Y se “manifiesta” el sumun de las divinidades: el dinero. El ser humano, a pesar de que en su imparable singladura, se va agrupando en grandes urbes (con su geopolítica), la consciencia colectiva genera la “separación psicológica” entre individuos. Cuando “aquí” y “allá”, unos individuos, aparte de cogerse el mentón y pasarse las manos por la arrugada frente, entornando los ojos, a la tal vez última luz de sus vidas, dirigieron su consciencia introspectiva hacía los “laberintos” de su trasfondo y hacia la “maraña” del universo profundo, abrieron las puertas a un nuevo estado de consciencia: a la autoconsciencia… Así nacería la peliaguda libertad de autoconsciencia, (individual), humana… (?).          


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