Marcos Navarro Montañés lleva ya cinco años en la cantera del Getafe. Inició su andadura en la Escuela de Fútbol de Tomelloso, pero con nueve años recaló ya en el benjamín del club madrileño donde ha ido escalando peldaños y la próxima temporada jugará en el cadete de primer año. Marcos representa la tercera generación de una familia de futbolistas que está disfrutando de una gran experiencia. “Lo está viviendo mucho y a cualquiera que nos gusta el fútbol, hubiéramos dado cualquier cosa por vivir algo así. Juega una liga bonita y también disputa torneos en otros muchos sitios contra rivales importantes”, comenta su padre, Nicolás Navarro, que lo lleva a los entrenamientos y partidos cuatro veces a la semana.
La familia de Marcos está encantada con el trato que les ofrece el club. Marcos entrena tres día a la semana en la Ciudad Deportiva del Getafe y luego disputa el partido el sábado o el domingo. Sacrificio para el joven jugador y también para el padre que lo tiene que llevar en coche desde Tomelloso. “La verdad es que es duro y sacrificado, porque en pleno invierno llegas a casa a las once de la noche. Pero el hecho de que el vaya subiendo de categorías nos anima mucho. Otros chicos no han tenido la misma suerte y tienen que ir abandonando el club. Por ejemplo, este año de 23 que había en su equipo infantil, solo se han quedado con siete. El hecho de que sigan contando con él, es muy buena señal”.
Marcos ha jugado en división de honor, este año lo hará en autonómica y se mide muchas veces a canteras de otros clubes importantes como Rayo Vallecano, Atlético, Leganés, Fuenlabrada, Real Madrid. Su posición es la de medio centro y atesora mucha calidad. “Juega casi siempre por delante de los centrales, es un medio de contención, de equilibrio, que le gusta participar mucho en el juego. Este año ha jugado muchos minutos y el entrenador está encantado con él”.
El padre del futbolista es consciente de la dificultad que entraña llegar arriba del todo. “Son muchos los futbolistas de calidad que quieren llegar, pero yo creo que si logra aguantar hasta juveniles, puede coger una base para, por lo menos, jugar en segunda o segunda B y ganarse la vida con el fútbol. Él se entrega al máximo y ahora en verano juega muchos partidos”, comenta Nicolás Navarro que tiene que tiene muy claro que su hijo debe seguir creciendo y madurando “porque ya sabemos que luego llegan edades más complicadas que no todos los jóvenes encaran de la misma forma”.
Marcos compagina de forma admirable los estudios con el fútbol. “Muchos días va haciendo la tarea o estudiando en el coche, cuando nos desplazamos al entrenamiento. El entrenamiento es de 18,45 a 20,45, pero este año, al cambiar de categoría, entrenará más tarde y llegaremos después a casa, pero es lo que toca”.
En el Getafe hay otro tomellosero, Ismael Mezcua, que acaba de pasar a alevines y lleva tres años en el club. “No nos podemos ir juntos porque no nos coinciden los entrenamientos o turnarnos para los viajes”.
El futbolista descansa ahora en Tomelloso, pero dentro de pocas semanas, tocará empezar con el trabajo del día a día y la lucha por ese sueño permanente de llegar a lo más alto en el mundo del fútbol. Y a esa tarea se aplica con perseverancia Marcos.
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