La palabra infidelidad proviene de latin
“in-fidelitas” compuesta por el “in” de negación, y “fedelitas” de fidelidad.
Hay diferentes tipos de infidelidades, pero hoy nos referimos en particular a
las que surgen en el ámbito amoroso y de forma especifica en las relaciones de
pareja.
Antes de adentrarnos en hablar de cómo afrontar
una infidelidad es el caso de definir el marco contextual. Podemos definir una
infidelidad como la ruptura de un vínculo, de un contrato o acuerdo, a veces
tácito y a veces explicito entre las dos partes que mantienen un vinculo de
pareja, y puede ser físico o emocional.
Los dados estadísticos referentes a las
infidelidades, muestran números siempre más crecientes relacionados con esta
practica. Se calcula que en Europa más del 50% de los adultos han sido infieles
alguna vez a lo largo de su vida, y los porcentajes suben si nos trasladamos a
otras culturas, como por ejemplo la estadounidense y otras asiáticas.
Cuando hablamos de infidelidad en el seno de una
pareja tenemos que asumir y respetar que cada pareja es única y cada una puede
interpretar la infidelidad de forma exclusiva y excluyente.
El pensamiento generalizado, así como los
estereotipos o falsas creencias asociadas al tema de la infidelidad han ido
cambiando y adaptándose con el paso de los tiempos. Como por ejemplo, que las mujeres traicionan
solo porque buscan conexión emocional, a diferencia de los hombres movidos en
sus conductas solo por impulsos sexuales. Como consecuencia de la emancipación
femenina y consiguiente ruptura de tópicos hay que reconocer que también las
mujeres hoy en día buscan (en determinadas circunstancias) solo y
exclusivamente placer y gratificación sexual. El lugar de trabajo parece ser el
caldo de cultivo adecuado para consumar una infidelidad, sea emocional como
sexual. Un estudio de Haward estableció que el día de la semana en el cual se
cumplen más actos de infidelidad es el miércoles por la tarde, el mismo evidenció
que la primavera y el verano son las estaciones del año cuando se producen más
infidelidades.
—¿Somos
Monógamos o polígamos?
—Las culturas occidentales se rigen sobre sistemas
monógamos. Aunque desde mi punto de
vista y a la luz de la evidencia científica, tendremos que hablar más de una
monogamia imperfecta, defectuosa o simplemente insuficiente. La monogamia, aunque
bien vista y largamente aceptada a nivel social, es al mismo tiempo muy poco
practicada.
Como la gran mayoría de animales mamíferos
presentes en el planeta, somos polígamos por naturaleza, el fin biológico principal
de cada existencia es la supervivencia y la reproducción. La practica monógama
es una elección, nada tiene que ver con la biología del ser humano. El modelo
monógamo se basa en la exclusividad y está ligado a necesidades
socio-culturales asociadas al control y vigilancia. La monogamia ha desempañado
su función de control relativo a bienes materiales, la reducción de la
propagación de enfermedades sexualmente transmisibles, permitir el acceso a la
sexualidad o simplemente como agente que garantiza la perpetuación y protección
de la especie.
—¿Qué
diferencia hay entre la infidelidad emocional y la sexual?
—Aunque en ambas variantes, hay siempre una base
común asociada a mentiras, engaños, y la consiguiente ruptura del vínculo de confianza.
En la infidelidad física hay una química de base que se materializa en una atracción
y casi siempre en la consiguiente relación o contacto físico entre las partes. Mientras,
en la infidelidad emocional hay una base sentimental, que no siempre llega a
materializarse en contacto físico.
Siempre se ha creído que las mujeres ligan su
conducta de infidelidad a una necesidad puramente emocional que estaría por
encima de necesidad de atracción o puramente sexual, a diferencia de los
hombres que son empujados hacia conductas de infidelidad puramente por
necesidad o impulsos sexuales más que emocionales. Esta teoría parece un poco deficitaria
y arraiga sus bases en las diferentes estructuras hormonales.
Hombre y mujeres, en línea general suelen reaccionar
de forma distinta frente a una conducta de infidelidad. Mientras los hombres
tienen una respuesta mas intensa cuando la infidelidad de su pareja es física,
parecen sobrellevar “o perdonar con más facilidad” una infidelidad emocional.
Las mujeres por su parte tienen respuestas conductuales, cognitivas y
emocionales más intensas frente a una infidelidad emocional que frente a una
sexual por parte de su pareja.
Estas dos variables son predictores a veces determinantes,
que pueden facilitar el proceso de intervención terapéutica consiguiente a una
infidelidad.
—¿Cuáles
son las causas que conducen hacia una infidelidad?
—Mirar la “Isla de las Tentaciones” y tendréis la
respuesta.
La infidelidad, como sugiere Bolinches, depende
sobre todo de 3 grandes variables, y como si de una investigación científica se
tratara podemos definir las primeras dos como variables independientes (no varían)
mientras la tercera y determinante es la dependiente (susceptible de ser cambiada).
Vamos a entrar en los detalles: La primera variable
se refiere al el estímulo o atractivo
sexual, erótico que se presenta en un momento o circunstancia dado.
La segunda variable es la disponibilidad de dicho atractivo
o estimulo en involucrarse en determinadas conductas física o emocionales.
La tercera y determinante, es la sensatez,
prudencia o madurez del “yo”, freudiano capaz de luchar contra la fuerza de los
impulsos primarios relacionados con el placer del “ello”.
Según la segunda teoría Freudiana: El yo
representa el grado de madurez, que se fundamenta en la realidad. El “yo” nos
permite saber evaluar las posibles consecuencia fruto de determinadas conductas.
Una estructura del “yo” madura permite controlar los impulsos corporales
relacionados con los impulsos del placer.
Y ahora, volviendo a la “Isla de las tentaciones”,
si a estas tres variables principales que
creo se cumplen a rajatabla en el
momento de seleccionar un adecuado casting, le añadimos una cuarta
variable, que es el alcohol, potente inhibidor el sistema nervioso autónomo central,
que da lugar a una perdida de control con consiguiente euforia que reduce los
filtros sociales, tendremos como resultado que: la infidelidad está servida.
Tal vez, sabiendo esto, los platos que montan
alrededor, de cualquier episodio señalado, sirven de muy poco.
Como explicaba antes, las infidelidades son multifactoriales.
Cierto y evidente es que la infidelidad femenina se ha estigmatizado a lo largo
de los siglos, a diferencia de la masculina que ha sido apoyada y reforzada por
un sistema patriarcal y machista que la ha normalizado, aceptado y sobre todo
permitido.
Las falsas creencias morales, así como la literatura
o la misma ciencia en el pasado ha tachado a la infidelidad femenina como algo
negativo en detrimento de la masculina.
—¿Como
podemos superar una infidelidad?
—De base y en línea general las personas que acude
a consulta como consecuencia de una infidelidad viven y experimentan una
dolencia arrasadora.
Una infidelidad produce sentimiento de culpa, ira,
miedo, impotencia, etc.
Una infidelidad es una herida emocional que
necesita ser curada. Los síntomas que experimentan quienes sufren una
infidelidad se asocian a los de un estrés post traumático.
Objetivo general de una intervención terapéutica
es recuperar la confianza en el seno de la relación. El objetivo final se
cumple por medio de la consecución de muchos mas objetivos específicos que
tienen que ser tratados a lo largo del proceso de reconstrucción. Más allá de
regenerar el vínculo de confianza perdido, hay que trabajar el perdón y la aceptación
de la nueva realidad entre otros.
Superar una infidelidad no es tarea sencilla.
Requiere de tiempo y sobre todo del compromiso de los miembros de la pareja.
Las parejas pueden salir reforzadas de una
infidelidad, o de forma opuesta seguir promoviendo conductas desadaptativas que
suelen llevar en la mayoría de las circunstancias a la ruptura definitiva de la
pareja.
Aunque las infidelidades (sea cual sea) a nivel
estadístico suele ser la principal causa de ruptura de una relación, los porcentajes
de parejas que después de una infidelidad son capaces de reconducir su relación
son elevados, 8 de cada 10 parejas, sobreviven y hasta fortalecen su relación. Sin
embargo, no es tarea fácil, es un proceso terapéutico que requiere de tiempo y paciencia,
se tiene que reconstruir un vinculo fundamental que se ha quebrado y es LA
CONFIANZA MUTUA.
No hay un modelo o protocolo de intervención bien
establecido, porque cada pareja, cada infidelidad sea emocional o física es un
mundo diferente. Detrás de una infidelidad hay múltiples factores que
intervienen en su generación y mantenimiento.
A todas las parejas que acuden a mi consulta y que
quieren superar una infidelidad, antes de iniciar el proceso de intervención
siempre les pido de llevar a cabo un ejercicio analítico y al mismo tiempo
critico. El ejercicio consiste en calcular los costes y los beneficios que
aporta en su propia vida involucrarse, y arreglar algo que se ha roto. Solo si
la relación es positiva, hay unos presupuestos adecuados para seguir adelante,
si la relación es negativa, los porcentajes de éxito se reducen drásticamente.
Concluyendo, las infidelidades no son un punto y
final en una relación, pueden ser una gran oportunidad de aprendizaje, de
crecimiento, sobre la cual construir una verdadera, sana, adaptativa y funcional
relación de pareja.
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Lunes, 25 de Noviembre del 2024
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