“Albiñana por la mañana y Pona por la tarde”, es el latiguillo tantas veces repetido por José Luis Albiñana Masó cuando aparece en cualquier lugar y circunstancia. Hombre de intensa vida, comprometido con muchas causas, buen hacedor de diversos oficios y muy conocido por su actividad periodística está envejeciendo de una forma envidiable. Tanto es así que suele terquear en las redes sociales sobre fechas, datos o acontecimiento que guarda en el cofre de su memoria con una precisión y concisión admirables, mucho más si son de su Tomelloso del alma, la ciudad que ahora le reconocerá como Viñador de Honor. Nunca un título será tan merecido para alguien que hizo de su patria chica la razón de su existencia. Desde diversos ámbitos, José Luis se ha entregado en cuerpo y alma a su ciudad y lo saben sus paisanos que le quieren y le aprecian.
“Me emociona que el alcalde haya decidido otorgarme este premio”, empieza diciendo. “No quiero pecar de vanidoso, pero he hecho muchas cosas por mi pueblo. Y no nos engañemos, cuando haces tantas cosas sin cobrar, te acaba queriendo la gente”, señala y acompaña la frase con esa risa tan suya que irrumpirá varias veces en la entrevista. “Me siento orgulloso de todo lo que he podido hacer, de mi labor de informador, de mi trabajo en el ciclismo, de mi ayuda a muchas asociaciones, de mi paso por el Ayuntamiento, de los muchos actos que pude presentar, del apoyo a la Hermandad de Donantes de Sangre…todo lo he hecho siempre con entrega y mucha ilusión”.
El periodista arrima el ascua a su sardina y le pregunta por la profesión. “En el periodismo empecé casi de casualidad, soy autodidacta, ya me hubiese gustado a mi ser profesional Más que periodista he sido informador y corresponsal, no tengo los estudios, pero claro después de toda una vida, acabas aprendiendo”, ha señalado con esas humildad de la que hace gala. José Luis Albiñana ha colaborado para más de veinte medios de comunicación, con estancias más prolongadas en el Lanza, Radio Nacional, El Periódico del Común de la Mancha o Radio Socuéllamos, emisora ésta en la que retransmitió la famosa final del 61 entre el Tomelloso C.F y el Barcelona de Aficionados. Con su habitual gracejo, memoria prodigiosa y sentido del humor, Albiñana ha ido repasando sus peripecias vitales: como los roces que ha tenido, a veces, con las autoridades locales, las 158 entrevistas que realizó en TBS, los numerosos homenajes que ha recibido, muchos de ellos de instituciones deámbito social como Cruz Roja, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, la Hermandad de Donantes de Sangre o el Colegio Oficial de Farmacéuticos. No ha olvidado otros reconocimientos como el que le tributó el Tomelloso C.F de su corazón, a los árbitros de ciclismo, “labor a la que me dediqué muchos años y en la que enseñé también muchos paisanos”.
A los jóvenes periodistas les recomienda “perseverancia, espíritu de superación y capacidad para afrontar los problemas que, inevitablemente, siempre surgen”. Asegura sentirse muy orgulloso del Tomelloso en Cifras, sección donde fue recopilando numerosos datos de Tomelloso. “Empecé en el 80 en el Lanza y a partir del 93 pude seguir en El Periódico del Común de la Mancha. Acto seguido se mete de lleno en esos datos históricos de la ciudad de los que tanto le gusta hablar y donde se mueve como pez en el agua. “El máximo de habitantes que ha tenido nuestra ciudad ha sido 39.093”, ha dicho, para hablar después de la evolución de la inmigración y el espectacular aumento de los hogares que en solo 17 años, del 2001 al 2018 pasaron de 9.701 a 13.186 en Tomelloso. También refiere el incombustible Pona, noventa y cinco años muy bien llevados, a la evolución del número de casamientos que va decreciendo y a la extensión del término municipal, 24.270 hectáreas, de las que unas 880 pertenecen al casco urbano. “Termino más bien pequeño, lo que ha hecho que nuestros agricultores tengan propiedades en 19 término municipales diferentes”. Lo dicho, un archivo viviente.
El decano de la prensa local repasa también sus aventuras pioneras en el deporte femenino, con aquellos equipos de balonmano a 11 y baloncesto que dirigió, o su breve incursión en el mundo de los toros. “Iba a ser banderillero en Argamasilla, pero cuando Polito padre me dijo lo grande que eran los toros me puse malo” (risas). Y explica también a qué se debe el apelativo de “Pona”, relacionado con unas muñecas rollizas peponas de la época y al parecer yo de niño estaba muy bien criado". Fue también corresponsal de “El Caso” el famoso periódico de sucesos luctuosos. Alguno de ellos acaeció en Tomelloso y lo explica con todos sus detalles, lo mismo que el casual hallazgo de unas monedas de oro en un pozo por parte de unos albañiles que recibieron el 20 por ciento del tesoro encontrado". Un torrente de memoria del que surgen cosas, datos, relatos entrañables y sobre todo las risas que provoca un hombre que ha vivido la vida con intensidad, honestidad y mucha alegría.
Tiene claro que dedicará el premio a su mujer y a sus hijos. “Con tanta actividad les quité mucho tiempo, este premio es para ellos” y ya trabaja en un proyecto de libro en el que relatará sus memorias. En cierto modo, esas memorias contendrán parte importante de la propia historia de la ciudad. Y al final hace otro apunte pensando en el día que recibirá el Viñador. “Le he pasado al alcalde amplia documentación sobre mi trayectoria. Lógicamente tendrá que resumir un poco porque de lo contrario, se le puede hacer de noche leyendo”. Y la entrevista acaba con las mismas risas con las que había empezado.
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