Empezó interpretando magistralmente los conocidos temas “Jamás”, “Amor amar”, “Todo por nada”, “El amor de mi vida” y  el público se quedó prendado del parecido de voz que sacaba Muñoz con la del gran artista de Alcoy, siempre recordado y añorado. También cantó “Celos” el tema con que Camilo Sesto conquistó Latinoamérica; la inolvidable “Melina”, de la que ofreció varios pasajes a capela, “Perdóname”, “Algo de mí” y la que, quizá, fuera canción más cantada de Camilo, el maravilloso o el “Vivir así es morir de amor”.

En el ecuador del tributo, la Unión Musical interpretó “España cañí”, con la sorpresa añadida de que apareció alguien disfrazado de toro entre el público y se simuló una faena de tauromaquia con varios pases y capotazos para deleite del respetable que seguía pasándoselo en grande.

La interpretación de la banda en solitario le dio un respiro al cantante que reaparecería ya con uno de los grandes temas de Raphael, “Yo soy aquel” en el que cambió de registro vocal y siguió cautivando con una voz rotunda y poderosa que también asomaría en canciones como “Digan lo que digan”, “Que sabe nadie”, “Estar enamorado es”o “Como yo te amo”. Su tributó a Raphael finalizó con los conocidos “Puede ser mi gran noche” y “Escándalo”, pero en el concierto asomaría también otro grande, Nino Bravo. Con sus canciones  la participación del público fue en aumento, sobre todo con el maravilloso tema “Un beso y una flor” que llenó la plaza de luces de móviles en un hermoso final.  Y algún hueco tuvo todavía Luis Muñoz para exhibir la voz del gran Antonio Molina.

Con tan buen espectáculo y en noche tan calurosa al público lo que menos le apetecía era irse a casa a dormir y pedía más canciones, pero todo tiene un final y el cantante y la banda pondrían broche con el Himno de Tomelloso. Antes, Luis Muñoz recibió un obsequio de la Unión Musical, una figura que reproducía un bombo típico que agradeció emocionado.