Los acróbatas ofrecieron un espectáculo único en su género, lleno de colorido y con la adrenalina que provocaban los  saltos mortales, los vertiginosos giros, los vuelos de los acróbatas al cielo del Marcelo Grande, o esas impresionantes figuras compuestas por unos acróbatas que subían encima de otros,  candelabros, pelotas, cuencos y otros elementos que eran sostenidos en equilibrios imposibles, acrobatas que seguían siendo hábiles subidos a larguísimos zancos…A veces aparecía también el sentido del humor y buena prueba de ello puede dar el bueno de Antonio Villahermosa que subió al escenario para colaborar en uno de los pasajes del espectáculo.   

Un espectáculo presentado con un magnífico y rico vestuario, una cautivadora música, exóticos fondos de escenario y un ritmo interpretativo que no daba respiro al público, ni tampoco a los maravillosos artistas, pletóricos de forma y talento. El show  enseña la esencia de la cultura china, con alta dosis de elegancia y brillantez. Deben ser muchísimas las horas de trabajo para componer un espectáculo de este calibre. 

Esta función ha sido proclamada Patrimonio Cultural por el Gobierno chino y la compañía que la protagoniza es la encargada de difundir su cultura, tanto a través de sus trajes como de su música, por todo el mundo.. La producción de luces y sonidos llega directamente del país asiático. Quien no tuviera oportunidad de ver el espectáculo, que lo haga algún día, porque es sencillamente impresionante.