En el árbol genealógico de los Baroja, en el que abundan grandes escritores y creadores ilustres, encontramos a Pío Caro-Baroja Jaureguialzo, inmerso en la hermosa tarea de preservar y divulgar la obra de su tío abuelo, Pío Baroja; la de su abuela, Carmen Baroja;  la de su padre, Pío Caro Baroja, que fue un gran documentalista y la de Julio Caro Baroja, su tío carnal. Nombres de una saga ilustre cuya memoria mantiene  muy viva el mantenedor de la LXXII Fiesta de las Letras, Pío Caro-Baroja Jaureguialzo. 

Cuando el periodista contacta  con el polifacético creador y humanista, anda enfrascado en la composición de su discurso para el certamen literario del próximo 30 de agosto que le provoca respeto e ilusión a partes iguales. Sabe que dispone de veinte minutos para desarrollar una tesis, que seguro, será enriquecedora y brillante.  Sin embargo, la tensión y responsabilidad de los días previos no le impiden contestar a las preguntas de la entrevista con exquisita amabilidad.

 Su voz suena nítida y elegante al otro lado del hilo telefónico. Caro-Baroja expresa la alegría de estar en una tierra que  inspiró a muchos de sus antepasados. “Para mí es un honor ser el mantenedor de la Fiesta de las Letras en Tomelloso. Lo afronto con mucha ilusión y enorme orgullo, y siendo consciente al mismo tiempo que en ese acto representaré a otros miembros de mi familia que, de alguna manera, serán mantenedores conmigo”.

La generación del 98 compartió una gran inquietud  por la España interior, y este será uno de los hilos conductores del discurso de Pío Caro-Baroja en el Teatro Marcelo Grande. “Muchos personajes periféricos de la costa sintieron una gran curiosidad y entusiasmo por las dos Castillas, y esto unido a ese espíritu andariego que tuvieron en su momento, les llevó a  redescubrir las esencias de estas tierras. Entre ellos estaba mi tío abuelo, Pío y su hermano Ricardo, que pintó muchos paisajes manchegos, y también un escritor muy apegado a la familia Baroja como fue José Martínez Ruiz “Azorín”, del que se cumple ahora el 150 aniversario de su nacimiento, que escribió un delicioso libro sobre la Ruta del Quijote en el año 1906”.

Páginas manchegas hay también en la obra “El árbol de la ciencia” como bien recuerda el mantenedor. “En Baroja asoma varias veces el paisaje castellano.  En la siguiente generación de la familia hay un personaje fundamental que es mi tío Julio y mi padre. Mi tío Julio, antropólogo e historiador, realizó una gran labor de recopilar información sobre esos modos de vida que se estaban perdiendo en la España de entonces. Describió y dibujó estampas de muchos pueblos y ciudades y también de esos oficios con tecnología popular que se empezaban a perder como los molinos. Recopiló el patrimonio artesano e industrial de la época, haciendo un gran estudio etnológico de la zona”. 

“Y luego, a mi padre, que era documentalista, en el año 1968 le encargaron un trabajo para una serie que se emitía en la segunda cadena de Televisión Española, “Conozca usted España”. Siguiendo las pautas del libro de Azorín, hizo un reportaje sobre la Mancha en el que fue filmando lo que antes había publicado mi tío Julio:  esos oficios y tradiciones que iban desapareciendo: los fabricantes de hoces, la elaboración artesanal del queso, la labor de los tinajeros… Ese documental termina con un relojero que había en Tomelloso, cerca de La Posada de Los Portales. En definitiva, los hermanos Baroja trataban de agarrar con los dedos un mundo que estaba desapareciendo y dejarlo a disposición de generaciones futuras”.

Caro-Baroja contrapone ese mundo que conocieron su tío y su padre con el actual. Y este será otro de los ejes que desarrollará en su discurso de mantenedor . “Soy un férreo defensor del mundo analógico, del mundo tradicional del papel y de las amenazas que ha supuesto para ese mundo la llegada de las pantallitas  y lo digital que nos han adentrado en un proceso de borrado absoluto de nuestra identidad, algo que me da mucha pena. Por este motivo, reivindico la labor de los escritores del 98 y de los Baroja que, en cierto modo, somos archiveros de un mundo que ha desaparecido”. 

Conoce el potencial creador de Tomelloso, los grandes literatos y pintores que ha visto nacer y también los tendrá muy presentes en su disertación. Pero ante todo confiesa su admiración ante el hecho de que Tomelloso haya sido capaz de mantener un certamen literario más de setenta años. “Es algo admirable, algo que ya podrían imitar en otras ciudades más grandes. Hoy en día la cultura se está convirtiendo en algo marginal. La gestión cultural que se hace hoy día, en la gran mayoría de los casos, está vacía de contenido. Solo se busca crear la noticia, el impacto, mucho humo o un miserable twit, pero detrás de eso no hay absolutamente nada. Lo he podido comprobar en algunos lugares en los que han homenajeado a miembros de mi familia. Por eso admiro lo que se ha conseguido consolidar en Tomelloso. Iré allí muy contento”.