La escritura es a veces terapéutica, cauteriza antiguas y
profundas heridas, conjura fantasmas, entretiene el dolor y ayuda a los demás.
Un libro, todos lo sabemos, es una potente herramienta para cambiar el mundo, o
al menos para intentarlo. Eso es lo que pretende Eva Cañas con “Yo, bipolar”,
el libro que presentó este viernes en la Biblioteca Municipal García Pavón de
Tomelloso. El acto lo organizó la Asociación Salud Mental Tomelloso-Puertas
Abiertas y el Ayuntamiento de Tomelloso, enmarcado dentro de la celebración del
Día Mundial de la Salud Mental, que tendrá lugar el próximo 10 de octubre.
Condujo el acto, el que participaron además de la autora, el
concejal de Educación Antonio Calvo y la coordinadora del área psicosocial de
Tomelloso, Mari Carmen López Villalta, Néstor Ceballos, trabajador social de
Puertas Abiertas. Acudieron la concejala de Servicios Sociales, Elena
Villahermosa y la de Promoción Económica Rocío Valentín. El público siguió
atento el acto e intervino planteando interesantes cuestiones sobre la
enfermedad mental o las viviencias de la autora.
La enfermedad mental en primera persona
Eva Cañas Ballesteros tiene 50 años, es de Manzanares. Tenía
su vida en Madrid donde trabajaba como administrativa, pero su vida dio un giro
trágico —su pareja murió— cambiándola para siempre. En “Yo, bipolar” Eva Cañas
relata en primera persona sus vivencias con la enfermedad mental “algunas muy
duras que pueden herir la sensibilidad de la gente. Pero no he querido contar ‘Alicia
en el país de las maravillas’, he querido relatar lo que he pasado”. Con
valentía, sin tapujos y a pecho descubierto, la autora cuenta su historia para
normalizar la enfermedad mental.
La autora detalla al periodista entre bambalinas que con el
libro quiere poner su grano de arena “a favor de las personas que sufrimos enfermades
y trastornos mentales”. También pretende que “la gente sepa lo que se pasa con
una enfermedad mental, que es —subraya la autora—, una enfermedad más, como
otra cualquiera. No estamos locos, ni estamos desquiciados, ni dementes: somos
enfermos”.
Con “Yo, bipolar” Cañas quiere concienciar a la sociedad, borrar
el estigma —reclama respeto para las personas enfermas—, el sambenito, de las
enfermedades mentales que, asegura la escritora, siguen siendo un tema tabú. “He
sufrido depresión mayor, trastorno bipolar, que lo tengo todavía, y trastorno
límite de la personalidad. Aunque sigo medicándome, estoy muy bien para como he
estado, he pasado por un infierno y ahora estoy bien para dar testimonio de
ello. Para que la gente vea que se sale de todo menos de la muerte”, relata con
valentía.
Confiesa al público que ha escrito el libro —en el que se
desnuda dejando cuerpo y alma— para que ayude a personas como ella. Relata, con
una tranquilidad demoledora, su camino de autodestrucción. Da las gracias y
sentencia “estoy aquí para demostrar que se sale del pozo sin fondo de la
enfermedad mental”.
La salud mental no es una moda
Antonio Calvo aseguró que “estamos encantados los concejales
presentes en el acto de acompañar a Eva Cañas en la presentación de su libro y,
sobre todo para poder debatir de un tema tan estigmatizante como es la salud
mental”. Una cuestión, apuntó el concejal de Educación “que se ha tratado de
utilizar con algunos fines extraños”. Y es que, ha destacado Calvo, “creemos
que no se debe usar con fines partidistas. Es una cuestión en la que debemos remar
todos en la misma dirección”.
La salud mental “no es una moda, ha venido para quedarse. Es
algo que preocupa a todas las personas”. Tiene claro el equipo de gobierno de
Javier Navarro, señaló el edil, “que se deben destinar recursos, tanto públicos
como privados y se debe aumentar el dinero de las asociaciones que atienden a
estas personas”. Y sobre todo, dijo para acabar, “apoyar proyectos como el de
Eva Cañas que nos cuenta en primera persona y se atreve a que nos sentemos a
debatir su experiencia personal”.
Salud mental, un derecho universal
Abrió el acto Néstor Ceballos que expuso al publico la
situación de las personas con enfermedad mental y su entorno desde 1986, a
partir de la llamada reforma psiquiátrica que propició el cierre de las
instituciones donde estaban recluidos los enfermos y su vuelta a casa. Relató
el largo camino de avances propiciados por las familias, unidas en colectivos y
asociaciones, y los profesionales. Se ha avanzado mucho, apuntó, “pero ahora
son las personas enfermas quienes luchan por sus derechos y contra el estiva”,
una circunstancia que alegra al trabajador social. Recordó —señalando que todos
hemos vulnerado los derechos de las personas con enfermedad mental— que el
eslogan de este año es “Salud mental, salud mundial, un derecho universal”.
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Jueves, 2 de Enero del 2025
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