Según han explicado a La Voz de Tomelloso los técnicos del equipo y algunos padres “las cosas empezaron a tensionarse cuando Javi Caro recibió una entrada y cayó al suelo, cerca del banquillo.  Algunos rivales lo rodearon y le empezaron a dar patadas. El entrenador tomellosero se acercó a pedir explicaciones y a proteger a su jugador, pero en ese momento sufrió un empujón y las amenazas de futbolistas y  hasta del propio entrenador del rival. Los banquillos, que habitualmente están en la zona donde no hay público, los colocaron en la zona de la tribuna, quizá con la intención de caldear el ambiente. Antes del descanso nos lanzaron ya algunos cubitos de hielo”.

No se relajaría la situación, más bien todo lo contrario, en la segunda mitad. “Nos pusimos 1-2 y empezaron los insultos, más tanganas y lo que es peor, entradas durísimas . Quizá nuestro error fue entrar en ese juego porque ya no se jugó al fútbol. Había un señor mayor que daba golpes con una garrota contra la valla diciendo que iba a matar a todos los de Tomelloso y volvieron a tirarnos hielo, de hecho, uno de ellos, impactó en la pierna del entrenador”.

El partido siguió y los daimieleños remontaron con dos goles en cinco minutos y con 3-2, “una falta que sacó el Atlético Tomelloso pegó en el larguero y botó medio metro dentro, pero el árbitro no concedió el gol. En la siguiente jugada, el Daimiel marcó el 4-2 y en una disputa el  central tomellosero, Pedro, acabó con un diente roto”. Viendo el cariz que tomaban los acontecimientos, los padres de los jugadores pedían calma, pero curiosamente “alguien de Daimiel tuvo que ser sujetado porque iba con claras intenciones de agredir a esos padres”.

Cuando el árbitro decretó el final, los técnicos del Atlético Tomelloso pidieron a sus futbolistas que se marcharan rápidamente al vestuario “pero a Mario, jugador del equipo que no iba convocado y se encargó de la grabación del partido, le dieron un manotazo por detrás y se armó una tangana. Otro futbolista que no iba convocado, José Fernando, sufrió un robo de móvil y auriculares. Se lo dijeron a los agentes de la Guardia Civil que contestaron con un lacónico a ver si se lo devuelven. Afortunadamente, un directivo de allí dijo que no salía nadie del  campo hasta que apareciera el móvil y acabó apareciendo, aunque no los auriculares”.

El equipo tomellosero quiso denunciar la agresión sufrida por Mario, “y la Guardia Civil nos dijo que presentáramos denuncia en Tomelloso. Lo  consultamos y nos dijeron que si habíamos identificado al autor de la agresión y le dijimos que no, lo cual era un hándicap para que prosperara la denuncia”.

La expedición tomellosera respiró aliviada cuando se vio en el autobús. “Pasamos miedo y te deja una sensación muy amarga ver estas actitudes de violencia y de  querer reventar un modesto partido de juveniles. Fue algo vergonzoso que esperamos que no vuelva a ocurrir nunca más”, concluyen explicando.