Cuando éramos niños, jugábamos en la calle todos juntos. No
importaba si eras del bloque IV o del X. Incluso podías venir de otra calle y,
aunque existiera cierta rivalidad, acabábamos mezclados cuando los equipos iban
mermando, a medida que se aproximaba la hora de la cena.
Con el tiempo llegaría el instituto de bachillerato, donde
coincidíamos, en las mismas aulas, gente de todo tipo de bloques y de barrios.
Estaban los «heavies», los «rockers», los «punks» y los «mods». No nos
olvidemos de los pijos, de los empollones, de los macarras o de los brutos y, a
pesar de no abundar los deportistas o los solitarios, cierto es que tenían su papel.
En fin, era complicado no identificarse con algún bloque y, por tanto, llenar
los bolsillos con el argumentario propio, construyendo, de esta forma, una
identidad que llevar a gala durante buena parte de la adolescencia (y más
allá).
Hoy en día, afortunadamente, la cosa es más sencilla. No
porque nosotros hayamos avanzado tanto como para resolver el problema, sino
porque nos han hecho un gran favor, diciéndonos cómo tenemos que organizarnos.
El asunto es simple: hay dos bloques. El bloque democrático y el que no lo es.
Además, es fácil identificarse pues, los del bloque democrático no dejan de
decir que lo son y por definición o, mejor aún, con categoría de axioma, todo
lo que ellos defienden y afirman es correcto y está bien hecho. Qué tontería.
Pues claro, si son el bloque democrático. Tienen carta blanca. No es necesario
que reflexionemos sobre sus postulados u opiniones. Siempre serán adecuados y
acertados.
Visto así, estamos todos en el mismo bloque, pues vivimos en
una democracia que, cada cierto tiempo, se reafirma en las urnas. No acierto a
identificar al bloque no democrático. No sé quiénes son ni qué quieren. Supongo
que dar un golpe de estado, tomar las riendas del país por la fuerza, pegando
tiros o secuestrando a gente, imponiendo sus puntos de vista a base de amenazas.
Tal vez incluso hasta pretendan definir razas, estirpes o, peor aún, grupos de
humanos segregados por su sangre, su lengua o su supuesta distinta capacidad
intelectual. Claro que todas esas fuerzas no democráticas deberían ser tan
intensas que consiguieran derrotar a todo un Estado cuya armadura ha sido
forjada gracias a una férrea separación de poderes. La misma que nos brinda
todo aquello que no tuvieron los antepasados que poblaron esta tierra durante
los siglos oscuros. En resumen, que podemos estar tranquilos pues vivimos todos
en el mismo bloque, a pesar de nuestras diferencias.
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Sábado, 21 de Diciembre del 2024
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