Con el recinto prácticamente lleno, los asistentes se divirtieron y ofrecieron buenas reflexiones sobre lo que iban viendo en una tarde de teatro  interactiva, con un sorprendente e interesante formato en el que el público tuvo un gran protagonismo.

A través de tres escenas se pudieron conocer a los protagonistas de esta historia. Cada uno contó una situación de su vida dónde debe de enfrentarse la estigmatización de la enfermedad mental. Así, una joven descubre que su hermano tiene síntomas de un trastorno obsesivo compulsivo. Tratará de convencerlo tanto a él como a su madre de que acudan al médico, sin embargo la familia será reacia a reconocer que se trata de una enfermedad mental.

Por otro lado, un trabajador muy preparado  ve cómo los prejuicios ante su diagnóstico de esquizofrenia le impidenacceder a tareas de mayor responsabilidad. Tratará de revelarse contra su propio jefe pero el miedo y el desconocimiento de su enfermedad hará muy difícil llegar a un acuerdo.

Y en la tercera, u na joven trata de recuperar a sus antiguos amigos tras varios años sin salir por una depresión. Al reencontrarse con ellos descubrirá que muchas cosas han cambiado.

A partir de estas escenas la obra se fue  desarrollanso con la participación activa del público, tanto comentando las diferentes situaciones que se representan, como subiendo al escenario y mostrando alternativas que puedan resultar beneficiosas a la situación de esos tres personajes centrales.  Sin duda, un magnífico trabajo.