Tomelloso

Tonino Tarquini: «Están los que esperan la suerte y quienes la buscan con el trabajo y el esfuerzo»

La Voz | Domingo, 17 de Diciembre del 2023
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Hoy con Tonino Tarquini, Psicólogo Sanitario, trataremos el tema de la suerte y su relación directa, indirecta o casual con el éxito personal y profesional de un individuo.

—¿Qué se entiende por suerte?

—Antes de meternos de llenos en el tema, es el caso de aclarar un poco los términos que nos van a acompañar a lo largo de esta conversación. Repasando un poco su significado y su etimología. La Rae, define la suerte como el encadenamiento de sucesos, considerado como fortuito o casual.

La palabra suerte proviene del latín “sors” o “sortis” y era asociada a los dados que se utilizaban para repartir propiedades entre los centuriones de la antigua Roma por su distinción en servicios de batalla. Aunque las tierras o parcelas que el Imperio Romano repartía solían ser del mismo tamaño, no todas gozaban de las mismas características (fertilidad, posición etc), y desde allí el término “sortis” hacía referencia a la posibilidad de conseguir tierras mejores que otras.

En la antigua Roma, la diosa de la suerte se llamaba Fortuna que se representaba con un cuerno de la abundancia como símbolo de prosperidad.

La palabra suerte es sinónimo de azar, pero en realidad el azar está más relacionado con la casualidad, Aristóteles el gran filósofo griego, ya distinguía en sus reflexiones entre azar y suerte. Azar para el filósofo no tiene ninguna vinculación con el control humano, a diferencia de la suerte que si tiene vinculación con el ser, ya que puede dirigirse directamente o indirectamente a las personas con voluntad. 

Lucio Anneo Seneca el filoso “estoico” Romano, que por cierto nació en Córdoba, ya en el año 5 AC, definió la suerte como el punto donde convergen la preparación y la oportunidad. Solo los individuos con preparación en determinados campos pueden distinguir y aprovechar las oportunidades que la vida suele brindar.

—Entonces, ¿azar y Suerte son los mismo?

—No propiamente. Y probaré a explicarlo. El azar está más intimidante relacionado con la incertidumbre, el azar genera inseguridad. El azar se caracteriza por una ausencia total de control o predicción sobre un posible resultado final. Cuando hablamos de azar nos referimos a una serie circunstancias aleatorias, que nada tienen que ver con la destreza y capacidades de la persona involucrada en el proceso. El azar es fruto de un cálculo probabilístico asociado a la estadística, mientras la suerte es más fruto de una percepción personal referida a eventos o situaciones puntuales. La suerte va un poco más allá del puro azar.

Por ejemplo, hablando de azar podemos calcular la probabilidad estadística de que nos toque el gordo de Navidad, y esto es de 1 entre 100 mil, así como la posibilidad de que nos caiga un rayo que es de 1 sobre un 1 millón, mucho más difícil a nivel estadístico por ejemplo es ser víctima de un ataque de tiburón, 1 sobre 11,5 millones, o morir en un accidente de avión donde el riesgo se reduce a un 0,13 por millón de vuelo.  Si hablamos de otras apuestas como por ejemplo el Euro Millón las posibilidades que nos toque sube a 1 entre 130 millones.

Ahora os voy a proponer un cambio de perspectiva y enfocar la probabilidad bajo el prisma de la suerte. Por ejemplo; podemos tener la buena suerte de que al azar salga nuestro número en el sorteo, pero al mismo tiempo podemos tener la mala suerte de perder todo lo ganado en medio o largo plazo. Y esto es mucho más frecuente a nivel estadístico y confirmado por evidencia científica de lo que podéis imaginar.

Podemos resumir que la suerte es algo más íntimo y subjetivo mientras que el azar es un término más objetivo, aunque incontrolable. El concepto de suerte es consecuencia de interpretación o sensaciones que una u otras personas puedan tener en referencia a determinadas circunstancias.

Hay una frase del filósofo alemán Schopenhauer que resume perfectamente la diferencia entre los dos términos y dice: El azar reparte las barajas, pero quien las juega eres tú.

—¿El éxito de una persona está relacionado con la suerte o el azar?

—Nicolás Maquiavelo en su obra “El Príncipe”, atribuye a la suerte o mejor dicho a la buena suerte solo el 50% del éxito de una persona, ya que como afirmaba: la suerte gobierna la mitad de nuestros eventos, la otra mitad es dirigida o controlada por nosotros mismos.

Maquiavelo vincula la suerte o “fortuna” con la virtud. El mismo autor en su obra maestra definía los tiempos de suerte o mejor de buena suerte, como tiempos de preparación, por lo que pudiera pasar en el futuro.

El psicólogo y profesor Wiseman, define 3 grandes características o cualidades que distinguen una persona con buena suerte. La primera es tener la habilidad y la capacidad de identificar oportunidades, la que podemos definir como intuición. La segunda característica seria la capacidad de generar expectativas positivas, una actitud proactiva y no derrotista, y por último la capacidad de resiliencia que transforma los fracasos, los errores, los tropiezos en grandes oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

El éxito, o la realización personal o profesional de un sujeto, no es solo hijo de una serie de circunstancias casuales o golpes de suerte.

Sobre una base empírica hay tres variables desde mi punto de vista que resultan claves a lo largo de la vida para conseguir  metas, objetivos o cualquier tipo de logro . La primera y fundamental es la de tener un sueño, un objetivo, un motivo,  saber hacia donde queremos dirigirnos.

Una vez concretado el objetivo, pasamos al siguiente y determinante  paso que está compuesto por una serie de actitudes como el esfuerzo, la disciplina, la autodisciplina, la organización, la perseverancia, la resiliencia etc.

La tercera variable es el azar, que como comentando hasta el momento es incontrolable, pero representa un porcentaje muy pequeño respeto a las dos variables anteriores.

Con esto me gustaría dar a entender que cada uno tiene que ser el impulsor y creador de su propia buena suerte. Esto se consigue manteniendo siempre frente a las adversidades o las dificultades que se encuentran a lo largo de un camino vital una actitud proactiva. Es muy reductivo y simplista esconderse detrás de un simple: ¡ha tenido suerte!

Es diferente escuchar un: enhorabuena por tus logros, han sido fruto de un recorrido, que escuchar un puro y reductivo: “que suerte tío que has tenido”. 

No se ganan las olimpiadas de los 100 metros lisos por suerte, no se consiguen logros profesionales, ni se puede conseguir ser una buena persona sin un gran ESFUERZO.

 Por esto como decía al principio el mundo se divide entre los que esperan el golpe de suerte de efecto o azar, y los que buscan constantemente la suerte como producto del trabajo y esfuerzo. Cada uno es responsable de su propia buena o mala suerte.

Hay muchas personas que creen firmemente en el poder del destino, se sienten como protagonistas de una película con un guion establecido, aceptando que la suerte o mala suerte que puedan tener no es asunto propio. En mi consulta llevo a cabo frecuentemente ejercicios de restructuración cognitiva bajo el prisma de la objetividad.

Sea cual sea el campo de la vida profesional o personal, nunca cometer el error de confundir la suerte con el azar. Método, autodisciplina y rigor según Louis Pasteur, son claves en la consecución de una buena suerte. Y el mismo científico, padre de la biología moderna afirmó:

“La suerte favorece a las mentes preparadas”. 

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