Antonio Ligero, presidente del Barrio de Maternidad, vicepresidente de la Hermandad de San Antón y activo colaborador de otras asociaciones nos recibe en su domicilio para mostrarnos el belén que ha montado este año. Amante de las tradiciones de su ciudad, también lo es de esta antiquísima costumbre navideña que se iniciara en el año 1223 con San Francisco de Asís. Precisamente, los ochocientos años que han pasado desde que el religioso italiano confeccionara el primer belén de la historia, son el reclamo que ha inspirado a Antonio en la construcción de su Nacimiento.    

Rituales y costumbres como  la del belén otorgan a Antonio Ligero impagables momentos de felicidad, que además, comparte generosamente con los demás. Nos recibe en su casa de la calle Santos Burillo, justo después de concluir su jornada laboral. El belén lo ha montado en la cochera y allí acuden vecinos, amigos, familiares y algún colegio para admirar la obra en la que Antonio pone tanta ilusión. De fondo suenan villancicos de Manolo Escobar.

“Llevó poniendo el belén desde que tenía ocho años. Primero lo hacía para mi propio disfrute personal, pero a partir de los doce años empecé a enseñarlo a la gente. Es una tradición que heredé de mi abuela y que creo que se debería cuidar mucho más. Cada vez quedan menos belenes en Tomelloso y es una lástima”, empieza diciendo.

Antonio Ligero explica el contenido del belén de este año, en el que aparecen muchos símbolos y se rinde tributo a la figura de San Francisco de Asís. “Le pidieron que reconstruyera una Iglesia y vendió todo lo que tenía para volver a poner el pie el templo. En realidad, más que reconstruir la Iglesia, reconstruyó el mundo del cristianismo, manteniendo unidos a los fieles. El soñó con un belén y gracias a la ayuda de un amigo montó un belén viviente en una cueva, el primero que se hizo en la historia. Así empezó una tradición que también estuvo muy viva en Nápoles, durante la época de nuestro rey Carlos III”.

Ligero, que es secretario de la Asociación de Belenistas “Corazón de la Mancha” defiende a ultranza la tradición del belén “que es la nuestra, la de la cultura mediterránea. El árbol de Navidad es una tradición bonita, por supuesto, pero viene de la cultura y tradición americanas. Además, el belén forma parte del patrimonio de la Humanidad. Ya no se perderá nunca”. Lo empieza a preparar a primeros de octubre y a desarrollar las primeras ideas

Explica Antonio  la simbología del belén que ha montado y descubre otros curiosos aspectos. “El simbolismo de este año va muy ligado a la figura de San Francisco de Asís, como el gallo que es el animal que lo vio nacer y también morir, la serpiente que representa el mal, o el búho que también alude al cristianismo. Siempre me gusta hacer un guiño a nuestras tradiciones representando el cuadro de los niños jugando a las bolas de López Torres”. Cuenta igualmente que el belén es de su abuela Antonia, “pero le he ido añadiendo unas figuras de barro que me dieron y figuras de Montserrat Ribes, que hace maravillosas tallas, y otros artesanos muy buenos. He ido comprándolas poco a poco. También estoy en contacto con Higinio, un belenista de Villarrobledo que me acaba de hacer una imagen que tengo que recoger y le encargaré otras para el año que viene”.

Un rasgo singular del belén de Antonio Ligero es que muchos elementos son de fabricación propia. “Hago casas y otras cosas con corcho y otros materiales que me encuentro por la calle que voy reciclando. A los belenistas nos suelen llamar “los basuritas” porque recogemos lo que desechan otros para utilizarlos en nuestros belenes. También le meto elementos naturales. Este año he elaborado unos olivos con unos ceporros y orégano y la verdad es que han quedado muy bonitos”.

Lamenta  que en Tomelloso apenas se enseñen ya belenes. “Siempre me ha gustado el del Asilo San Víctor, que algunos años se ha montado de forma impresionante, también el de Carmina Millán, que era único, y también el de mi amigo José María, que en su casa de la calle Oriente, montaba otro extraordinario belén cuidando mucho cada detalle y también el de otra amiga, Pili, que monta un belén en estilo manchego maravilloso, aunque no lo enseña”. Ligero considera que un buen belenista debe “tener imaginación, mucha paciencia y tener claro desde el principio la idea del belén que quiere montar”. 

Al final, pide que nadie tire belenes “y si alguien lo piensa hacer, -recalca-, que me lo donen porque le daré una segunda vida”. Cuando nos despedimos, iremos desde la casa de Antonio a la capilla de San Antón en la calle Doña Crisanta. Allí Antonio Ligero ha montado otro belén a los pies del patrón de los animales.Las fotos aparecen tambien en este reportaje.