El termino Bullying apareció en la literatura sobre finales de la
década de los años 70 del pasado siglo gracias al psicólogo sueco-noruego Dan
Olweus. El psicólogo recientemente fallecido, ha sido una de las figuras de
referencia en el campo de la investigación sobre el acoso escolar. El
investigador define el bullying como el maltrato entre alumnos en el ámbito de un
centro educativo. Refiriéndose de forma específica a una situación de violencia
física o mental dirigida hacia una persona o grupo desprotegido, por parte de
una persona o grupo que ejerce una posición de poder y control.
En una conducta de bullying, nos cuenta Tarquini, intervienen
diferentes actores, además de la relación diádica y tóxica que se genera entre
el acosador y el acosado, participan, y tienen un rol determinante en su
desarrollo, tanto los espectadores pasivos como los activos. El bullying “es un ejemplo de acoso que se
consuma en ámbito escolar o académico, es una forma de maltrato intencionado
que en circunstancias llega a ser hasta cruel”.
Aclara Tonino Tarquini que el acoso o bullying afecta no solo a la
víctima directa, también a su círculo más íntimo y cercano se ve implicado, “y
me refiero a las familias en especial modo que sufren este tipo de
comportamiento indigno y tan perjudicial”.
La edad crítica en la cual se presentan más episodios de bullying es
entre los 10 y 11 años y los 15 y 16 años. Esta franja de edad que comprende la
pubertad y la adolescencia es clave, es la etapa de los cambios físicos y
cognitivos, del desarrollo de pensamientos abstractos y justo en esta etapa el
grupo de apoyo primario deja de ser la familia o los padres y pasa a ser el
grupo de iguales, señala el psicólogo.
Esta etapa de cambios para la mayoría de los chicos es un momento
mágico de apertura al mundo de conocimiento y aprendizaje, pero por otros se
puede transformar en la peor de las pesadillas.
Ahora un pequeño paréntesis es obligado, reconoce nuestro experto que
el acoso siempre ha existido, “pero lo preocupante en la sociedad actual son
los niveles y dimensiones alcanzados. La tendencia más preocupante es que los
casos de bullying como de ciberbullying, crecen de forma exponencial tanto en
cantidad como en gravedad con el paso del tiempo. Así como se reduce la edad de
inicio”.
En la mayoría de las víctimas de bullying se genera un cierto sentido
de frustración e indefensión aprendida, subraya, que le impide salir del
círculo vicioso que se genera con el agresor. El agresor disfrutando de su
posición dominante ejerce conductas verbales, físicas o psicológicas con el fin
de agrandar o reforzar su estado o posición de liderazgo entre el grupo de iguales,
o en circunstancias más perturbadoras alimentar una gratificación de placer más
intrínseca, apunta el especialista. En línea general el patrón de un agresor se
asocia “al de un sujeto que suele tener mayor reconocimiento social y goza del
respaldo tácito y explícito del resto de los compañeros. A diferencia del
acosado cuyo patrón de conducta se asocia a una serie de rasgos que refuerzan
su posición de víctima indefensa, y de los cuales hablaremos más adelante”.
—¿Qué Diferencia hay entre el Cyberbullying y Bullying?
—El Ciberbullying nace de la mezcla entre el bullying clásico y las
nuevas tecnologías, y sobre todo las redes sociales. El ciberbullying a
diferencia del bullying es más difícil de detectar, es una forma de bullying
más discreto y taciturno, pero al mismo tiempo presenta un potencial mucho más
perjudicial y peligroso del bullying tradicional o clásico.
La principal diferencia se encuentra en el medio en el cual se
desarrollan. Mientras el bullying clásico se desarrolla en un entorno más
físico ( y circunscrito), como puede ser
el aula, el recreo o casi siempre en un
ámbito académico. El Cyberbullying es más difícil de detectar, ya que el medio
de propagación no presenta límites físicos. La variable principal que hace aún
más despiadado y cruel el ciberbullying
, hasta sádico en situaciones puntuales, es el anonimato detrás del cual suele
esconderse el acosador. El acosador en el caso del ciberbullying actúa de forma
más cruel protegido por su anonimato, y seguro, ya que evita una exposición
física.
El ciberbullying se puede perpetuar 24 horas al día y sietes días la
semanas sin límites de espacio y tiempo, lo que hace la respuesta de activación
psicofisiológica del acosado constante. Sin descanso, sin la posibilidad de
encontrar un espacios protegidos.
Mientras que el bullying termina por
salir a determinados ámbitos, como el escolar, el virtual continua y se
perpetúa además que refuerza en el tiempo y en el espacio gracias al medio de
base, de propagación como dicho antes
potencialmente infinito.
—¿Qué hay detrás de una conducta de
Bullying?
—Estudios confirman algunos factores ambientales, sociales y personales
que pueden favorecer las conductas de bullying o cyberbullying.
Si nos referirnos a las características de un acosador se suelen
encontrar una serie de rasgos de personalidad como de factores comunes entre
los cuales cabe destacar: estructuras familiares conflictivas o
desestructuradas, un bajo control por parte de los progenitores, exposición
frecuente a episodios de violencia doméstica, estilos de educación paternales
centrados en el dejar hacer o en el caso contrario un exceso de autoridad entre
varios. Los acosadores en líneas generales carecen de empatía además de otras
habilidades sociales. Ahora bien, tened
claro que no todas las personas expuestas a este tipo de circunstancias desarrollan
un perfil clásico de acosador, pero sin duda son variables precipitantes.
El acosador presenta una personalidad autoritaria, que necesita
afianzar y reforzar constantemente. El poder o control que ejerce sobre sus
víctimas además de las conductas antisociales, añadidos a una cierta
impulsividad de base con baja tolerancia a la frustración trazan una silueta
bastante indicativa del acosador desde el punto de vista psicológico. Los acosadores
presentan además un bajo respeto a la autoridad y desde allí surge una conducta
desafiante con profesores y mayores.
El acosador se perpetúa en sus conductas negativas a veces por el
aprendizaje basado en refuerzo externo que recibe por el grupo de iguales...
Si las conductas negativas o desadaptativas como disfuncionales fueran
castigadas o denunciadas desde el principio el acosador perdería el
reconocimiento y aprobación social y en consecuencia el refuerzo se
transformaría en un castigo social, que podría ayudar en la finalización de la
conducta.
Sin embargo también las víctimas presentan una serie de rasgos
biológicos, personales y ambientales que
la suelen caracterizar. Las víctimas en línea general suelen presentar un
perfil psicológico débil, con una cierta tendencia a desarrollar ansiedad y
bajo estado de ánimo, además de un déficit en
habilidades sociales y en relaciones interpersonales. Los acosados
presentan además una mayor sensibilidad emocional, suelen ser más callados, y a
veces como remarcaba el mismo Olweus, parecen más inseguros, con poca confianza
en sí mismo y una baja autoestima. Los
modelos familiares que acompañan a las víctimas de bullying por lo general son
modelos que se asocian a una sobreprotección en ámbito doméstico.
Uno de los principales problemas que es clave en la perpetuación del
bullying y ciberbullying es la perpetuación de la ley del silencio. Por miedo o
por vergüenza el acosado no suele contar lo que le está pasando. A veces se genera como una cierta
normalización por parte del acosado.
El bullying femenino es más sutil, más psicológico. Entre las chicas la
exclusión social es el principal rasgo distintivo de bullying .
Las chicas han encontrado en el cyberbullying un caldo de cultivo
adecuado para iniciar y perpetuar sus conductas de acoso, ya que como confirman
las estadísticas la mayoría de los casos de abusos en la red están relacionados
con chicas.
Mientras el bullying entre chicos se asocia en línea general a
conductas más físicas, de poder y agresividad.
—¿Qué hacer? ¿Qué consejos podemos dar a los padres?
—El acoso en general no afecta no solo a la víctima directa, también
salpica a su círculo más íntimo y me refiero a las familias en especial modo.
El bullying y el ciberbullying entran en las casas de miles personas y
alteran sus dinámicas dejando un cierto sentido de impotencia y
frustración.
Todos los padres tienen que ser consciente que dicho tipo de conducta
es una realidad y sus propios hijos pueden ser víctimas o espectadores del
mismo.
A los padres aconsejo o, mejor dicho, sugiero prestar atención a
determinadas conductas que pueden ser la antesala o señales de que algo no está
funcionado, entre las cuales remarco siempre:
Fracaso escolar, somatización física de problemas psicológicos,
depresión como ansiedad, un cierto desajuste social y en casos extremos (aunque
es una realidad que no tenemos que ocultar) puede llegar a la puesta en marcha
de conductas autolíticas.
Entiendo y comparto la preocupación de padres que acuden a mi consulta siento
sus dudas, sus inseguridades y sobre todo sus miedos. El contexto escolar ha cambiado,
así como ha cambiado las relaciones entre iguales.
Los padres a veces se sienten descolocados e indefensos al NO saber qué
hacer y cómo poder ayudar a sus hijos.
Uno de los primeros pasos es crear en el seno de la familia un ambiente
que favorezca el diálogo y la comunicación, basada en la escucha activa,
evitando juzgar o pasar por alto temas que para un adolescente son
determinantes.
Pedir ayuda a expertos puede ser de gran ayuda con el fin aliviar el
malestar psicológico que sufre el acosado.
Tratar la ansiedad, la angustia, la tristeza crónica y al mismo tiempo
potenciar o reajustar un buen nivel de autoestima es clave en el proceso de
superación de un episodio de bullying o ciberbullying.
Hacer que un episodio tan desagradable, mezquino e innoble se pueda
transformar en un episodio de crecimiento y de resiliencia.
A los padres les digo siempre de evitar la sobreprotección como al
mismo tiempo pasar por alto episodios señalados. Se trata de mantener un
adecuado equilibrio.
Los padres una vez detectadas ciertas circunstancias deben comunicarlo
al instituto, que, por su parte, pondrá en marcha las medidas necesarias para
que el acosado se pueda mover en una ámbito protegido y seguro. Hoy en día
todas las instituciones académicas disponen de protocolos específicos de
actuación frente a episodios de bullying.
Evitar a toda costa la ocultación de lo sucedido, como la normalización
de actos de violencia sea cual sea. A
veces los chicos o chicas ocultan lo sucedido por vergüenza, por miedo a no ser
creído o entendido, pero al mismo tiempo por miedo a ser considerado entre el
grupo de iguales como unos “soplón”, y os puedo asegurar que esto es mucho más
frecuente de lo que se pueda imaginar.
Apoyo
incondicional a los chicos y chicas víctimas de bullying, las víctimas tienen
que sentirse respaldados, apoyados y protegidos por parte de la estructura
familiar, de la académica y sobre todo por sus iguales, que sean los primeros
en denunciar y no reforzar con el silencio o la aprobación tácita o explícita
ciertos comportamientos dañinos.
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Lunes, 25 de Noviembre del 2024
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