En la historia “oscura” de aquellas antiguas civilizaciones
de Mesopotamia, Egipto…; nacidas en las cuencas fluviales del Tigris, del
Éufrates y Delta del Nilo, (Mesopotamia significa entre ríos) la medicina
alcanzó un notable desarrollo en comparación con comunidades humanas de cazadores-recolectores
de la prehistoria, que era animista; siendo el brujo o el chamán el que entraba
en contacto con los espíritus “buenos” y “malos”, para mantenerlos propicios y
que los individuos más fornidos (cuya duración media de su vida, apenas si
excedía de los treinta años) protegieran la tribu o el clan. En tabletas de
arcilla, se puede observar que en el tercer milenio antes de Cristo, había médicos-cirujanos
(y obras de medicina) “embrionarios” que,
junto con los sacerdotes, eran castas apreciadas y muy consideradas…
En el famoso
Código de Hammurabi, que dataría del año 1800 antes de Cristo, consta: “si un
médico produce a alguien una grave herida con cuchillo de bronce y lo mata… le
serán amputadas ambas manos”.
“Doquiera que
el médico apoye su mano sobre el cuerpo del paciente sentirá hablar el
corazón”. Ello denotaría que médicos egipcios sabían tomar el pulso. El
conocido “Papiro Ebers”, es un tratado de medicina en el que se plasmaron más
de mil recetas. Y en el “Papiro Smit, se
concretizaron “cuadros” de cirugía, lo que evidenciaría que los conocimientos
de ciertos galenos egipcios eran más
amplios que los de los babilonios, asirios, caldeos… Si bien, en el Antiguo
Egipto, (Alto: Ta Shemau y Bajo: Ta Mehu) la medicina también se asentaba sobre
bases mágicas… No obstante, los egipcios fueron los primeros en detectar la
acción de organismos vivos en varias enfermedades o afecciones.
En general,
para el elemental intelecto de la antigüedad, las enfermedades se debían a una
perturbación en el ámbito y estructura del orden de la naturaleza, causadas por
energías “maléficas”. En China, para el antiguo pensamiento, el universo estaba
sometido a dos principios: el Yang, que era el cielo, la luz…, y el Yin, la
tierra, la oscuridad… Según la leyenda china, el emperador Shen Nung introdujo
la acupuntura, allá por el año 2800 a. d. C.; difundiéndose por el Japón. La
medicina místico-filosófica, perduraría hasta el siglo XVI, siendo superada por
la medicina europea.
En la antigua
Grecia, en poemas de Homero, el médico se consideraba un profesional “honrado”
y muy respetado, que utilizaba el saber aprendido por medio de la experiencia,
que ya arredraba muchas fórmulas mágicas; aunque los sacerdotes, curanderos y
filósofos no se excluían. Asclepios, (Esculapio para los romanos) de ser una
divinidad perjudicial, pasó a ser una divinidad salutífera por excelencia… Aún,
en la actualidad, es el símbolo de la “actividad médica”: la serpiente
enroscada alrededor de un bastón.
La mayoría de
los santuarios consagrados en honor a Asclepios; considerados oratorios
sagrados para la sanación, se solían ubicar próximos a manantiales de agua
“pura”; donde los enfermos pasaban noches a los pies de la estatua de
Asclepios, suplicándole para que les propiciara sueños que los sanara o les
mostrara las causas de la enfermedad… Para el filósofo que fundó la Escuela
Jónica, (siglo VI a. d. C.) Tales de Mileto, el agua (hoy fórmula matemática
H2O) era la sustancia primera de la que procedían todas las cosas…
La Escuela
Filosófica, fundada-renovada por el matemático Pitágoras, el año 529 antes de
Cristo, en Crotona, sería el más importante centro de estudios de la medicina.
En aquel contexto de la Escuela Pitagórica de Crotona, surgieron relevantes
figuras de galenos, entre ellos Alcmeón. Pero el principal fundador de la
ciencia médica griega, fue Hipócrates, (denominado Padre de la Medicina)
descendiente de una familia de médicos en la isla de Cos; (460 a. d. C.) donde
había un importante oratorio dedicado a Asclepios, en el que su abuelo y su
padre habían sido reputados sacerdotes. Entre otras proposiciones o preceptos,
en el Juramento Hipocrático, constan: “…En el momento en el que el médico entra
en la habitación del enfermo procure estar atento al modo de sentarse y de
portarse. Debe ir bien vestido, tener serenidad en el porte y en los gestos,
atender con cuidado al enfermo, contestar con tranquilidad a las objeciones y
no perder la paciencia ni la calma frente a las dificultades…”. “… Mi fin único
al entrar en una casa será cuidar y curar los enfermos, responder a su
confianza y evitar hasta la sospecha de haber abusado de ella, especialmente en
lo que respecta a las mujeres…”. “…En cualquier situación en que me encuentre,
guardaré silencio sobre lo que sea necesario mantener secreto…”. Varios
refranes castellanos, serían traducciones literales de adagios hipocráticos:
“Males otoñales o muy luengos o mortales”. Hipócrates, cuando el “Gran Rey” de
Persia lo quiso atraer con grandes presentes, le respondió: “… Que tendría un
gran cargo de conciencia de ponerse a sanar a los bárbaros que querían matar a
los griegos, y de servir con su arte, a quienes intentaban avasallar a
Grecia…”.
Afirman varios
historiadores que, hasta el siglo III a. d. C., la sociedad romana carecía de
médicos, pero si había un numeroso elenco de curanderos-curanderas, sacerdotes-sacerdotisas,
magos, conjuradores, gorgoteros vendedores de exvotos, ensalmadores, cultivadores
de plantas sanalotodo… Algunos recomendaban vino, hierbabuena, albahaca…, y en
especial col. Marco Porcio Catón, denominado “El Censor”; en algunos de sus
escritos aconsejaba el vino y la col para mejorar todo tipo de males… acusando
de charlatanes a médicos griegos, turcos y otros, que afluían a Roma, siendo
bien recibidos… El turco y famoso Asclepiades, lo que más prescribía eran
dietas higiénicas equilibradas, gimnasia, masajes, caminar…
Aulo Cornelio
Celso, escritor romano (s. I. d. d. C.), autor de una especie de enciclopedia de varios
volúmenes con tratados de arte militar, retórica, agricultura, filosofía…, y un
volumen dedicado a la medicina, (descubierto durante el pontificado del Papa
Nicolás V) aprovechó conocimientos de esclavos y escritos griegos… Celso fue una figura destacable en la medicina
romana, sin ser médico y si un romano acaudalado… En su “de re Médica”, recomendaba la limpieza,
el uso de antisépticos para las heridas, torniquetes, procedimientos
quirúrgicos, hidroterapia etcétera. Continuará.
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Lunes, 25 de Noviembre del 2024
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