José Manuel Ruiz Gutiérrez también será colaborador de La Voz de Tomelloso. Este polifacético ciudadano de Tomelloso siempre ha tenido en la escritura una de sus principales inquietudes y en este campo sigue desarrollando proyectos muy interesantes. Conocido por su gran trayectoria docente y esos intensos años en los que fue portavoz de la Plataforma por la Comarca de Tomelloso, José Manuel Ruiz repasa en esta entrevista los principales ejes de actividad de su vida, siempre desde el análisis reposado, el sentido común y la sabias reflexiones que frece un hombre muy comprometido con su ciudad.
Llega a la entrevista antes que el periodista. Nos acomodamos en una de las mesas del fondo y nos metemos de lleno en una entrevista que se torna en una agradable conversación entre dos personas que se profesan un gran aprecio mútuo y que, muchos años despues, vuelven a viajar otra vez en un mismo medio de comunicación.
-¿Se siente ilusionado ante el hecho de ser colaborador de La Voz de Tomelloso?
-Claro que sí, mucho. Los que escribimos sentimos esa necesidad de compartir nuestras reflexiones y un periódico digital es una buena vía. Como tecnólogo que soy hablaré de nuevas tecnologías, de robótica…que son temas que me atraen y me interesan mucho, y espero que también a los lectores. Acabo de sacar un artículo sobre lo que yo llamo alfabetización tecnológica con el que pretendo explicar a la gente aspectos relacionados con la ciencia de una manera pragmática y asequible a todos. Todo esto sin menoscabo de poder escribir sobre algún tema de contenido social o cualquier otro que creo que pueda despertar interés.
-Ha escrito artículos en prensa, libros de ciencia, de cuentos….en realidad ha cultivado el arte de escribir desde siempre ¿no es así?
-He escrito desde muy joven. He tenido la suerte de ganar un premio de poesía y otro de periodismo en la Fiesta de las Letras sobre las mulas que tuvo muy buena acogida, porque es un tema que emociona y gusta. Siempre he considerado muy bueno leer y también escribir, pero escribir con cierto oficio. Mi paso por El Periódico del Común de la Mancha fue definitivo para cultivar ese periodismo científico y tecnológico que después desembocaría en la edición de varios libros.
-¿Cuándo podemos afirmar que alguien escribe bien?
-En la escritura hay dos aspectos: el fondo y la forma, es decir, lo que se dice y como se dice y ambas son importantes. No tiene que valer todo. Hoy cualquiera que disponga de cuatrocientos o quinientos euros puede publicar un libro. Escribir es un oficio, hay que saber hacerlo. Y el fondo nace del espíritu personal y las inquietudes que tenga cada uno, de esos pequeños duendecillos que tienes en la mente que te van inspirando. Mi pasión por escribir va muy ligada a ese carácter tan renacentista que tengo, me gusta todo porque todo nos afecta: la tecnología, la poesía, la pintura, la música, la ciencia….todo. Después de seiscientos artículos, me encasillé un poco como periodista de ciencia, pero me gusta escribir de otras muchas cosas. De hecho, pronto sacaré un libro de poesía.
-Maneja dos lenguajes diametralmente opuestos, el científico y el literario, algo que no es fácil…
-A la hora de escribir pienso que es importante que las palabras surjan siempre de una emoción o un sentimiento. Cuando surgen solo desde un punto de vista técnico, tienen menos esencia. Una de las cosas que más me admira del ser humano es su capacidad para comunicar y la comunicación siempre va muy conectada a la expresión de la emoción y los sentimientos. Cuando hablo de ciencia, trato de revestir lo que digo de cierto contenido social, humanismo y reflexión, algo que han hecho siempre los grandes divulgadores. Uno de mis libros se repartió en los centros educativos de la región para que los niños pudieran leer artículos de ciencia. Fue una gran satisfacción.
-¿Echa de menos la docencia?
-Sí, la echo de menos. Es dura, pero apasionante al mismo tiempo. Mi última etapa fue en la Escuela de Artes para impartir una asignatura que buscaba aplicar la tecnología en el mundo del diseño y fue una experiencia fantástica. La jubilación me asustaba al principio, pero es interesante por dos razones. Primero porque levantas el pie del acelerador y ves el mundo más despacio, a cámara lenta y puedes reflexionar con más tranquilidad, libre de prejuicios. Y también te permite mirarte hacia dentro, plantearte preguntas trascendentes sobre la vida, la muerte, te conviertes un poco en filósofo y es algo que es bueno porque alimentas tu propia alma. Es bueno alimentar nuestra introspección.
-¿Qué poso le dejó ejercer de profesor tantos años en Tomelloso en un centro, el García Pavón, donde se formaron magníficos profesionales?
-Los alumnos son los que me han hecho profesor, me han realimentado constantemente. Me produce una alegría inmensa ver a personas que tuve de alumnos y que actualmente están bien colocados y considerados. Guardo unos excelentes recuerdos de ellos. Lo que más agradezco en mi carrera es lo mucho que he aprendido de mis alumnos. Siempre es una responsabilidad estar ante un grupo de estudiantes que te ven como un modelo. Y no se trata solo de impartir conocimientos sino de enseñarles a caminar por la vida.
-La FP se vio muchas veces como la hermana pobre de la educación, sin embargo ahora existe el afán de potenciarla porque el mercado demanda profesionales que casi no hay ¿que tiene que decir al respecto?
-La Formación Profesional ha sufrido algunas vicisitudes un poco lamentables. Hace treinta años, el padre aspiraba a que su hijo fuera abogado o tuviera cualquier otro oficio de cuello blanco y que estuviera bien reconocido socialmente. Y todo lo que eran trabajos mecánicos , de manipulación, se relegaban. Ha habido un desprecio a la Formación Profesional por parte de la sociedad. El Pavón tuvo que cargar con la rémora de dar una formación a alumnos que tenían más dificultades para estudiar y esto es un papel heroico. Con gente que estudia , todo va bien, pero lo complicado es decirle a un alumno que quiere ser fontanero, electricista o mecánico que además de aprender el oficio, hay que saber otras cosas. Hemos tenido ese hándicap, pero se ha hecho un excelente trabajo sabiendo sacar las potencialidades de cada persona. A muchos alumnos les ha ido francamente bien montando empresas de electricidad, talleres, gestorías, peluquerías, comercios... Son profesionales que han defendido muy bien su oficio. Es una pena que se hayan dejado escapar ciclos como los de salud ambiental, informática…y también es triste que se cambien con tanta frecuencia las leyes de educación.
-Los intensos años vividos en la Plataforma ¿cómo los recuerda?
-Me acuerdo mucho cuando hablé en una plaza llena de gente para decir lo que pensaba de los políticos, es algo que no tiene precio. En la Plataforma ee acogieron muy bien un grupo de personas que me enseñaron mucho, cada una desde su perspectiva y circunstancias. Los años de la Plataforma es lo mejor que he hecho en mi vida, porque no los he cobrado.
-¿Mereció la pena ese esfuerzo titánico que se llevó a cabo?
-Sí porque se consiguieron cosas y, además, conseguimos poner nerviosos a los políticos. Les inquietaban nuestras apariciones, nuestras notas de prensa, las pancartas que llevábamos a cualquier lugar…Disfruté mucho pudiendo escribir a un ministro para decirle lo que pensaba. Eso no le pasa a cualquiera (risas). Mereció la pena porque el político, que promete cosas en elecciones y luego no se acuerda, se sintió incómodo con esa imparable presión de una ciudad que reclamaba los servicios que por justicia le correspondían.
-Se consiguió el hospital, pero no otras reivindicaciones como el anhelado ferrocarril ¿ve todavía posibilidades?
-Se nos acusó de tirar muy alto con nuestra reivindicación del AVE, pero en el fondo no era la Alta Velocidad lo que se reclamaba. Pedíamos la integración en la red ferroviaria española, la infraestructura, luego ya se vería quién circulaba y paraba por aquí. Los planes de AVE han sido muy políticos y Tomelloso pedía la integración en la red. Ahora, al menos de manera inminente, no se ve una intencionalidad de ponerlo en marcha. Pero Tomelloso jamás debe renunciar a la integración ferroviaria. Los trenes pararán donde haya pasajeros para subirse. Este es el problema que pueden tenere algunas localidades de la provincia en estos momentos. Tomelloso reúne unas condiciones de población y desarrollo que pueden justificar sobradamente la llegada del tren. Pero lo triste es que Tomelloso esté fuera, siendo la tercera población de la provincia y la octava de la región. Tenemos las autovías sí, pero tienen un futuro incierto porque el tráfico tenderá a ser colectivo y el ferrocarril será fundamental. Es una realidad próxima que va a llegar. Hay gente que esgrime el argumento de que no nos hace falta, porque tienen intereses en el transporte por carretera. Son mensajes poco solidarios que no vienen a cuento. Hay gente en Tomelloso que sí necesita el tren.
-¿En qué proyectos trabaja actualmente?
-Recientemente he firmado un contrato con una editorial para publicar un libro sobre robótica, concretamente de robots para la educación. La robótica es un mundo apasionante al que se le puede sacar mucho jugo en los centros educativos. Incluso el Ayuntamiento debería crear un aula sobre robótica e incluso yo estaría dispuesto a impartir cursos, sin nada a cambio. Creo que las personas que hemos finalizado nuestra vida laboral todavía podemos aportar mucho. Se pueden aprovechar a maestros, médicos, albañiles, ingenieros….Se podría constituir una Fundación con gente dispuesta a aportar sus conocimientos y bagaje de experiencia a la sociedad. Pero con 65 años nos marginan y nos dicen que nos vayamos a casa. Tenemos que ser mucho mas generosos.
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Viernes, 6 de Junio del 2025
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