Opinión

Macaria en los 131 años de su nacimiento

Carmen Magraner y Dionisio Cañas | Sábado, 9 de Marzo del 2024
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Carmen Magraner Mari (Traducción del valenciano de Dionisio Cañas)    

Esta historia podríamos decir que, siguiendo un hilo y, tirando y tirando, hemos descubierto la historia verdadera y emocionante de una mujer anónima. Desde El Romaní ahora Siempre, rendimos un pequeño homenaje en la semana de la mujer a Macaria, una mujer de Tomelloso, Ciudad Real, que sin pensarlo cogió a sus hijos sin nada y formó otra vida en El Romaní. 

Una mujer que cuando escuchamos su historia nos conmovió. Investigando tanto en Tomelloso, como en El Romaní, y el fruto nos ha llevado a contaros y compartir con vosotros y vosotras esta historia que, con los tiempos que corren y pese a haber pasado más de 80 años desde que Macaria llegó a El Romaní, podríamos decir que el huir de la guerra es un hecho que todavía está pasando, es decir, no hemos aprendido nada. 

La vida y muerte de Macaria formaría parte de lo que se conoce como “la intrahistoria” y también “la micro historia”. El término intrahistoria fue una creación de Miguel de Unamuno. Por lo general, se entiende por intrahistoria acontecimientos de la vida tradicional o “tradición eterna” (como diría Unamuno) y viene a ser ese telón de fondo que no aparece en “La Gran Historia”: la de los personajes históricos que están en los libros de textos escolares y universitarios.  Se trata, pues, de narrar la vida de personas anónimas, “invisibles” para la Gran Historia, como si no hubieran existido, de detenerse en la vida cotidiana de la gente y de sus comunidades, de mirar más allá de los grandes acontecimientos históricos y de la vida colectiva de esas personas que jamás aparecerán en las enciclopedias. 

Macaria Cañas Serrano, según el certificado de defunción, nació en 1893 en Tomelloso. Era hija de Lucio Cañas Olmedo (1859-1918) e Hilaria Serrano Serrano (1861-1922), y nieta por parte materna de Angel Cañas Cepeda y Anastasia Olmedo Crespo, naturales de Tomelloso. Tenía dos hermanos, Francisca Cañas Serrano que nació en 1892 y Gabriel Cañas Serrano que nació en 1894. Francisca murió durante la Guerra Civil española y Gabriel vivió hasta los 100 años. 

El padre, Lucio Cañas Olmedo, compartía su trabajo de pintor “de paredes” con aficiones más artísticas como era tocar la guitarra o realizar retratos en su improvisado y mínimo estudio en su domicilio, en la calle Santa Rita. Se caracterizaba por ser muy autodidacta e, incluso, él fabricaba y reparaba sus propias cámaras fotográficas. 

También sabemos que el hermano de su abuelo, Nicanor Cañas, a finales del siglo XIX, fundó el primer estudio fotográfico en Tomelloso, que pronto extendió su afición a sus hijos y crearon el estudio “Fotografía Artística de Cañas e

Hijos”. Una vez establecidos, la actividad laboral se dividía entre los trabajos en el propio estudio y realizando, durante largas temporadas al año, las llamadas ambulancias fotográficas. Así se lanzaban a la aventura para descubrir nuevos destinos, a pesar de la dificultad de implicar los enormes muebles con cajones y todos los bártulos de laboratorio.  

Ejemplo de la importancia social de este personaje, lo podemos ver en ser una persona que diferentes movimientos liberales del momento pusieron ojos en él, como un claro exponente del liberalismo político en La Mancha. (La voz de Tomelleso) 

La hija de Francisca Cañas Serrano, Anastasia (que es sobrina de Macaria), todavía vive, tiene 91 años, y nos ha abierto el corazón (medio ciega y sorda) para contarnos todo lo que recuerda de nuestra protagonista, Macaria. Anastasia se ha ofrecido a mostrarnos los poemas que escribe, y nos ha relatado muchos sucesos que pese a su edad recuerda perfectamente. 

Macaria Cañas Serrano se casó con Encarnación Rosado Martínez (un nombre femenino que en La Mancha se usaba para hombres también). De él apenas tenemos datos. Vivían en la calle Santa Quiteria, de Tomelloso, una casa con un gran patio, tuvieron siete hijos: Herminia (1916), que murió de pequeña; Lucio (1918), murió en Tomelloso a los 20 años cuando sufrió un accidente en el trabajo, era obrero y se le cayó una viga encima; Petra (1920), Santiago (1921), Herminia (1927). A Herminia le cambiaron el nombre cuando llegó a Valencia, pasó a llamarse Carmen; Encarna (1929) y José (1933).  En Albalat dels Taronjers, nos cuentan que allí Encarnación cogió una enfermedad y murió. Según se cuenta, desde Albalat dels Taronjers, Macaria recibió una carta donde le comunicaron que Encarnación, su marido, había muerto.  

El marido de Macaria, no se enteró de la muerte de su hijo Lucio, eran tiempos difíciles de hambre y guerra. Meses antes él se había marchado a Valencia huyendo de la guerra, pero no sabemos nada más de él. 

Era hacia el año 1940, una vez muerto el padre, en tiempos difíciles y de hambre (se comían las cáscaras de plátano y de patata), y el dinero que tenían ellos en ese momento no le valió ya que ese papel que tenían como  dinero (vales), después de la guerra no tenía ningún valor, dejaron su casa a un familiar y, Macaria decidió coger a los 5 hijos y venir hacia Valencia; según cuentan vinieron a pie pernoctando allí donde los acogían. 


Durmieron incluso dentro de una “cebera” . Para la gente más joven que no conoce esta palabra significa: El secador de cebollas, también conocido como «sebera». Es una edificación tradicional que se utilizaba para a almacenar y secar cebollas en la huerta valenciana. El secador de cebollas es un símbolo de la cultura agrícola valenciana y forma parte de nuestra historia.  

De camino a Valencia, Macaria dejó a su hija Herminia (la familia que la acogió dijo que Carmen era un nombre más bonito que Herminia y le pusieron Carmen como ya hemos mencionado ) en Algemesí una familia que tenía un horno donde los habitantes del pueblo cocían el pan y cocinaban otro tipo de especialidades locales (como el arroz al horno), estuvo allí una temporada ayudando en las actividades comunales del horno así podía comer. 

En Benifaió tenían algunos conocidos de Tomelloso, así que los acogieron hasta que encontraron trabajo en Sollana a los dos hijos mayores, Santiago y Petra. Entonces se instalaron en una casa de campo en Sollana, 

Santiago trabajaba la tierra de los Morosos y Petra era sirvienta en casa de los Morosos, Encarna en Branquesaltes, más tarde en casa Don Paco el médico y después en Valencia a casa de un Capitán. Por la gran amistad con el médico Encarna iba de vacaciones con Don Paco Ridaura y su familia. 

Como trabajaban la tierra de los Morosos, ellas tenían una casa de campo en El Romaní, una casa que ahora ya no existe, estaba ubicada por el camino donde vivía Florencio y Amparín, la modista, así que todos vinieron a vivir a El Romaní. La casa era grande y tenía dos cuartos. 

Una vez instalados, Macaria se enteró de que la familia de Algemesí se la quería quedar a Carmen en adopción, fue a por ella y volvió a El Romaní. 

Aquí todos formaron su familia: Petra se casó en Alfonso. Cuando Petra se casó se fue a vivir en Sollana, al tener allí más comodidades y Macaria se fue a vivir con la hija y el marido para así poder tener los cuidados que necesitara. Santiago se casó en Teodora y vivía en Almussafes, tuvieron dos hijos Lucio y Maria Eugenia. Carmen se casó en Vicentico de Sollana, vivía en Benetuser, tuvieron dos hijos Vicente y Maria Carmen. Encarna se casó con Paco Magraner Romeu “El Llargo” (apodo) y vivían en El Romaní y después se fueron a vivir a Sollana. Tuvieron cuatro hijos, Encarna, Cristina, Lourdes y Francisco. José se casó con Fina Magraner Romeu y vivían en El Romaní, más tarde se fueron a vivir a Picassent, tuvieron tres hijos Maria José, Mónica y David. 


Toda una generación que gracias al esfuerzo de Macaria la vida les dio otra oportunidad, así en El Romaní nunca sufrieron hambre y la gente les acogió. 

Nos cuenta la sobrina de Macaria, quien vive en Tomelloso, Anastasia, que Macaría era alta rubia guapa, que poco a poco el sufrimiento la convirtió en una mujer de semblante serio. 

Allí en Sollana, donde Macaria se había ido a vivir con su hija Petra, murió el 11 de febrero de 1970 a la edad de 77 años. Está enterrada en el cementerio de Sollana, en compañía de la hija Encarna y el yerno Paco ( Paco el yerno decía que cuando se muriera quería estar enterrado con la abuela Macaria). 

Esta es la historia (la “intrahistoria”) de una mujer que tuvo la fuerza y el valor de sacar adelante toda una familia a pesar de las adversidades a las que se tuvo que enfrentar, primero en su pueblo natal, y luego en las diferentes etapas de su vida en Valencia, donde la acogieron y le ayudaron hasta el último día de su vida.  

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