Este jueves se presenta en Villahermosa “Relatos en la trasnochada”,
el primer libro de Joaquín Patón Pardina. Un volumen delicioso, evocador, con
el que el autor nos traslada a una época que ya quedo atrás, la de su infancia
en los años 60 y 70 del pasado siglo. Componen “Relatos en la trasnochada” historias
que Patón ha ido publicando en La Voz de Tomelloso y otras narraciones
inéditas.
Como conocen nuestros lectores, Joaquín Patón posee un
espléndido dominio del lenguaje, que cuida con insistencia. Esa brillantez
literaria y unos personajes muy logrados nos llevan por unas historias que nos
atrapan, de tal manera que no podemos abandonar la lectura de cada uno de los
relatos hasta llegar al punto final. Siempre es una delicia hablar con este
curioso empedernido, que defiende la necesidad de ser críticos con todo. Patón
—titulado en Lenguas Clásicas, Filosofía y Teología— no para, gran lector,
colabora con La Voz, forma parte del equipo de redacción de la revista “Tiempo
de hablar” y participa en el podcast de filosofía “Atrévete a pensar”.
—¿Qué vamos a encontrar en “Relatos en la trasnochada”?
—En la mayor parte del libro el lector se va a encontrar con
una historia que he titulado “Un fantasma en Bellavilla”. Es una trama
policiaca en el que ocurren una serie de asesinatos, habitualmente por venganza
y otras veces por ajustes de cuentas de la Guerra Civil. No es una novela de
misterio al uso puesto que hay muchos momentos humorísticos; es un relato divertido,
pero con un intríngulis que no se descubre hasta el final.
—Bellavilla, ¿de qué me suena?
—Bellavilla es como nombro literariamente a mi pueblo, a
Villahermosa. Es una localidad de la provincia de Ciudad Real, que la mayoría
de Tomelloso conoce. Hay mucha gente de Villahermosa aquí, sobre todo porque
venían a trabajar, especialmente en la época de la vendimia. Muchos se quedaron
a vivir en Tomelloso.
—En “El fantasma de Bellavilla” tenemos al cabo Bornes,
un personaje ciertamente particular…
—De hecho, existió un cabo con ese apellido en mis tiempos
de niño en Villahermosa. Por supuesto, solo he usado el apellido, el nombre, la
familia y todo lo demás es inventado.
—Un relato en el que hay un gran trabajo de composición
de los personajes, ¿no es así?
—La editorial remarca, en ese sentido, que los personajes
están muy trabajados, psicológicamente bien desarrollados, lo que hace que
quepan perfectamente en el relato.
—En el libro también tiene un hueco su vecino Andrés, el Alicate…
—Además de la aventura policiaca, en “Relatos en la
trasnochada” aparecen otras cuatro historias. Una de ellas es la de mi vecino
Andrés, una persona muy típica de Villahermosa que todo el mundo conocía.
También aparece Estanis, el Recovero, otro personaje muy particular. Un hombre que
recogía por las calles los huevos que sobraban a las familias y que se ve
envuelto en una inesperada trama detectivesca.
—“Relatos en la trasnochada” transcurre en una época ya
perdida y aparentemente feliz para el autor, ¿mira ese tiempo con nostalgia?
—Es un tiempo de felicidad que miro con nostalgia, claro. Está
situado en los años 60, tengo muy poca edad; soy un crío de la escuela como
alguno de los que salen en el libro. Entonces vivía feliz porque no tenía más
preocupaciones que las de un niño. Que en la escuela el maestro no te pegase
mucho y aprenderte la tabla de multiplicar.
—¿Es la infancia la patria del hombre, como decía Rilke?
—Por supuesto, mi niñez y Villahermosa. Pero tengo que decir
que Tomelloso es mi segunda patria. Sin renunciar a mis raíces, aquí tengo mi
familia, han nacido mis hijos y tengo muchísimos amigos.
—Destaca en el libro las numerosas fotos que lo ilustran,
¿son suyas?
—Son todas mías, efectivamente. Las fotografías que acompañan
a cada uno de los capítulos son las misma que salieron en La Voz cuando se
publicaron. La mayoría de las fotos son de Villahermosa. Y la que ilustra la
portada y contraportada en absolutamente real tomada cuando Pilar, mi mujer, y
yo, preparábamos tomate frito para conserva. Con el fuego y los posijos,
buscando darles ambientación a los relatos en la trasnochada.
—Aquí en Tomelloso se dije serijo…
—Pues cambiamos posijo
por serijo sin problema.
—¿Cuándo llega a la conclusión de que las historias que
ha ido publicando en La Voz deben formar parte de un libro?
—He de confesar que me daba mucho reparo publicar un libro.
Me convencieron mi mujer, mis hijos y mi hermana, argumentándome que lo que
contaba merecía la pena estar en un libro y así pudiese llegar a más gente. Me
animaron y me lancé a una aventura que no sabía como iba a salir.
—¿Qué impresiones está recibiendo?, ¿qué feedbak recibe,
como se dice ahora?
—La aventura está saliendo bastante bien, a la gente que lo
lee le gusta. Salvo dos de los relatos, el resto lo publiqué por entregas en La
Voz, ya entonces gustaron mucho.
—¿Cómo son esos relatos inéditos?
—Uno de ellos es un homenaje a la gente que en los años 60 y 70 tuvo que salir de nuestros pueblos a trabajar y buscarse la vida. El protagonista es un primo mío con el que viví muy de cerca el problema de la emigración. El otro trata de una faena que le hicieron a uno de mis abuelos en Villahermosa en tiempos de la guerra civil, es también muy curioso y creo que interesante.
—Por regla general, usted es muy cuidadoso en su expresión
escrita, y eso lo ha mantenido a la hora de relatar estas historias “de pueblo”,
¿cómo lo ha logrado?
—He tenido mucho cuidado a la hora de expresar los relatos
que componen el libro, las historias que lo forman. Tal vez sea muy exagerado a
nivel de gramática y sintaxis. Utilizo muchas expresiones de pueblo y de
aquellos tiempos, pero elevándolas a un lenguaje que pueda ser comprendido por
todos.
—¿Van a vivir más aventuras los personajes de “Relatos en
la trasnochada”? ¿Volveremos a ver al cabo Bornes resolviendo casos en
Bellavilla?
—Tengo otro libro casi terminado que se va a llamar “El
carrusel de la feria”. Los protagonistas son, más o menos, los mismos. Al cabo
lo ascienden por su buen hacer.
—¿Cuándo presenta el libro en Tomelloso?
—Será el 19 de abril en la Biblioteca Municipal coincidiendo
con las actividades del Día del Libro. Todavía no sabemos la hora.
—¿Dónde se puede adquirir “Relatos en la trasnochada”?
—Hasta que no lo presentemos en Tomelloso no se podrá
comprar en las librerías. Pero la editorial ya lo ofrece por internet en varias
plataformas.
—A pesar de estar jubilado, Joaquín Patón no para…
—No me aburro, empezando por el deporte, como andar o ir a
la piscina, el resto del día lo ocupo en escribir y en estar al corriente de los
temas que me llaman mucho la atención. Me interesa la filosofía, la teología,
la exégesis y todo lo relacionado con el pensamiento, tanto laico como
religioso. Ahora con internet existe la posibilidad de acceder a muchas clases
y charlas. También colaboro con un podcast de filosofía que se llama “Atrévete
a pensar”, lo lleva una excompañera y lo formamos un grupo de personas de toda
España.
—¿Es el pensamiento la armadura que nos libra de que nos
traten como animales?
—Eso es absolutamente cierto. Para mí es necesario ser
crítico, hace falta pensar. A lo que te dicen, lo que ves o lo que lees tienes
que darle una vuelta, párate, repiensa, contrasta, pide opiniones. Es el único
modo de vivir bien en la sociedad sin que te engañen. Como decía el clásico,
que te mientan es normal, el problema es cuando tú te dejas engañar.
—Y ahí está Ciri para abrirnos los ojos…
—Con Ciri me veo todos los viernes en una cafetería de
Tomelloso. Una persona muy crítica, satírico y nunca puedes acertar en las
respuestas que te va a dar. También tengo otro personaje, un periodista internacional
y acronotópico que se coloca en cualquier lugar del planeta o de la historia,
Cálamus. Escribe sobre acontecimientos relacionadas con la Biblia, con una
memoria prodigiosa, se queda con todo.
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Jueves, 2 de Mayo del 2024
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