En el contexto orográfico que rodea las Lagunas de Ruidera o Cuenca del Alto Guadiana, los encinares se encuentran bien representados, al haber transcurrido más de tres cuartos de siglo, desde aquellos antiguos clareos y carboneos. Hoy, la vegetación montana forma ya un dosel arbóreo característico de cualquier bosque montés. Entre formaciones mixtas de encinar-sabinar, destacan las comunidades de sabina albar, en los parajes aledaños de las lagunas La Nava, Escudero, Blanca, Conceja, Batana… En nuestros años de encandilados trota-ríos y trota-montes—cuando jugábamos con los dinosaurios— esta planta propia de estratos calizos, areniscos, “incultos”; en “pisos” montanos y sub-alpinos, de 800 a 1500 metros de altitud, en aquel lejano entonces, las localizábamos en: El Sabinar, Lizana, Navalcaballo, Las Salinas de Pinilla, El Bonillo, El Ballestero, El Robledo, Villahermosa, Cañamares…; creciendo también en simbiosis, con la encina y el roble Quercus faginea. Por allí, hurgando en los orígenes de la mortecina usura…, acompasando los sentimientos con la ilusión, aprendí a tasar, en su justo precio los fines de los “intereses creados”… En aquellos alejados tiempos, en el territorio de la aldea de Ruidera, sólo se conocía la famosa “Sabina del Paraguas”, inmersa en la finca “Los Llanillos”; a unos cuatro kilómetros al Este de la aldehuela. Las periferias y riberas de las lagunas bajas, incluidas paredes travertínicas, lechos tobazosos y vega, en la actualidad, están siendo colonizadas por multitud de ejemplares de sabina albar y matas de caducifolias, inexistentes en otros tiempos…
Este árbol de sabina, se está desarrollado en un estrato basal compuesto por derrubios o desmoronamientos de tobazo (con algunos cascajos), cargados de fosilizaciones de vegetación higrófila, helofítica y terofítica, procedentes de la toba del contexto hidrogeológico de la cascada de “El Hundimiento”, junto al frontis oeste de la derruida central hidroeléctrica de “San Alberto”. La vistosa y original mata, de morfología cónica y exuberante frondosidad, está compuesta por cuatro pies de robustos y sanos fustes de más de veinte metros de altura y un enramado, de unos ocho metros de diámetro, en la base o “arranque”. La alzada de esta sabina es excepcional y por tanto atípica dentro de los parámetros comunes, respecto de la “talla” de la masa arbórea y de los mayores ejemplares del sabinar albar que, desde tiempos geo-biológicos remotísimos, se han venido “desplegando” en el territorio de la cabecera de la Cuenca del Alto Guadiana.
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Viernes, 22 de Noviembre del 2024
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