LO QUE PASA
Cuando vino el consejero y anunció junto a la alcaldesa la
subestación, no pude evitar un latigazo de aprensión. Conociendo como creo que
conozco con quién nos jugamos los cuartos, me pareció una temeridad anunciar
algo tan importante antes de que estuviese terminado. Luego pensé que, aprobado
por el Consejo de Ministros y refrendado por todo un alto cargo de la Junta, no
se podía estropear. Me equivoqué.
En esencia lo que ha ocurrido es que, a resultas de dicho
anuncio imprudente o sin necesidad de él y aprovechando una regulación legal
que también deberían conocer los gobernantes de este municipio, alguien susurró
a Red Eléctrica la conveniencia y nulo riesgo de cambiar la ubicación de la
subestación al término de Alcázar, y esta empresa semipública así lo incluyo en
su propuesta. Los métodos utilizados para dicho susurro son lo de menos. Que los
susurradores estén en la población vecina, en Toledo, o vayan y vengan, tampoco
importa. Son simplemente los mismos desde hace casi 40 años.
A partir de aquí, todos mienten, enredan, tergiversan o
callan cuando deberían hablar.
Vamos a suponer que el tal Arranz, a quien nuestro alcalde dice
que irá a ver, es el interlocutor adecuado en Red Eléctrica. Miente,
naturalmente, cuando dice que es el exceso de viñedo la causa del cambio de
ubicación. La duda es si semejante estupidez se le habrá ocurrido a él solito,
o será otro susurro de nuestros saqueadores, que son (de eso estoy seguro)
gente muy lista. Sigue mintiendo cuando nos pretende tranquilizar diciendo que
pronto se abrirá nuevo plazo de alegaciones, porque necesariamente sabe que el
plazo en la modificación se agotó en enero y respecto del nuevo Plan está
abierto y terminándose.
Miente el director general de Transición Energética, a quien
manda la Junta para que dé la cara de forma harto penosa, cuando dice que no
pueden entrar en una decisión empresarial, y que tampoco es tan grave. Al
contrario, se trata de una empresa pública sometida a la ley administrativa,
que debe asumir las recomendaciones de las Comunidades Autónomas, y desde luego
es muy grave que se realicen modificaciones sin motivación e incumpliendo la
norma. Espero que haya mentido cuando dice que la decisión se comunicó al
Ayuntamiento antes de las elecciones, porque si es cierto significa que el concejo
de entonces aguantó unas semanas hasta ver qué pasaba (mal) y el actual
gobierno local ha estado sin hacer nada durante seis meses para después montar
el circo (peor).
Calla, para no tener que mentir, nuestra antigua alcaldesa y
ahora Delegada de Hacienda, sobre la responsabilidad de la Junta (como mínimo,
por inacción) en este intento de robo. Estoy absolutamente convencido de que nos
hubieran hecho el mismo trile si el PSOE mantuviera la alcaldía, y creo que
ella también.
Enredan y tergiversan, una vez más y como siempre, nuestros
gobernantes locales cuando dicen que se trata de una cacicada política contra
Tomelloso “por ser del PP”. No sé de nadie que recuerde una disminución de los
agravios en tiempos de Cospedal.
La última y vergonzosa justificación de José Manuel Caballero
hablando del “beneficio compartido” es el engañabobos histórico de siempre, consistente
en hacer comarca sólo si se centra en Alcázar. Jamás se le ocurriría soltar esta
memez allí para lo contrario. Ya he dicho que los susurradores son muy listos.
Lo son. Llevan mucho tiempo desmantelando las aspiraciones de Tomelloso, mande
quien mande, y contemplando divertidos cómo nos atacamos entre nosotros sin
resolver nada. La solución no es fácil, ni rápida. Nuestra ciudad lleva tantos
años aguantando este mal crónico que resultaría imposible revertirlo en poco
tiempo ni, aunque tuviéramos un presidente propio en el gobierno de España.
Porque en realidad lo que sufrimos aquí no son robos sino
timos, en los que parte de la culpa es nuestra. No se trata solamente de cacicadas
o abusos en contra de Tomelloso, y jamás ha sido una cuestión de los partidos políticos
sino de la gestión que cada uno hace. No existe afrenta ni ensañamiento;
simplemente pagamos la consecuencia de enfrentar a gentes motivadas, con un
objetivo claro y acompañados de técnicos preparados e instruidos para dicho
objetivo, con otras gentes que no saben ni por dónde les pega el aire.
LO QUE HAY QUE HACER
Dado que lo que está pasando con la subestación es (ya lo he
dicho, soy así de cansino) doblemente grave por ser muestra fiel tanto de lo
que hacen los susurradores como de lo que no hacemos o hacemos mal por aquí, lo
que propongo se resume en decir hasta aquí hemos llegado, y actuar en
consecuencia.
Inmaculada Jiménez es delegada de Hacienda. Ocupa un cargo
orgánico en el Gobierno regional y no puede llamarse a engaño. Es tomellosera,
fue alcaldesa y quizás quiera repetir. Puede y debe preguntar qué ha pasado y
cómo y por qué se produce el cambio de ubicación (esa información sería de
tremenda ayuda, ahora y en adelante). Pero si no consigue ese dato, debe luchar
al menos por revertir una decisión claramente manipulada, y exigir que la Junta
repita la ubicación de Tomelloso 400 kV en el nuevo Plan, ya que no hicieron,
como era su obligación, alegación alguna a un cambio de ubicación a todas luces
antinormativo.
Javier Navarro debe abandonar el barrizal, y ponerse a trabajar.
Tampoco puede llamarse a engaño, porque cuenta con información y capacidades
suficientes. Debe dejarse de enredos, sujetar a sus concejales para que no
hagan declaraciones que dan vergüenza ajena y abandonar las sesiones
fotográficas. No hacen falta absurdas PNL. Cuando vaya a ver al tipo de Red
Eléctrica, quizá tenga que disculparse en nombre de los agricultores de
Tomelloso por haber plantado excesiva viña en el periodo 2021-2024, pero puede
hacer algo más. Hemos visto que la norma que autoriza excepcionalmente la
modificación de un Plan ministerial es estricta. De las cuatro condiciones que
deben darse para admitir un cambio, tres no son aplicables a nuestro caso y la
otra dice literalmente: “3. Cuando concurran razones de eficiencia económica
del sistema.” Quizás por eso el impacto económico de la modificación se indica
como 0 euros en la propuesta susurrada. Eso no es que sea una buena razón de
eficiencia económica, pero podría colar. Lo que no será tan fácil de explicar
es cómo se hace por el mismo dinero una línea de alta tensión desde Manzanares
a Villarrobledo (pag. 353-354 del Plan) pero ahora pasando por Alcázar. Como
alcalde de Tomelloso puede y debe prometer, para que se transmita adonde
corresponda, que, si se consolida una modificación como la propuesta incumpliendo
el más básico procedimiento, el Ayuntamiento de Tomelloso entablará con todos
sus medios un recurso contencioso-administrativo por ilegalidad de un acto
reglado. Tratándose de un plan aprobado en Consejo de Ministros, corresponde su
conocimiento al Tribunal Supremo y ello comporta fácilmente un pleito de varios
años en el que la resolución que se discute queda en suspenso. O sea, que de
momento no se hace ninguna subestación. Problemas de todo tipo, y tiempo
suficiente para que alguien se canse y piense en castigar al ceporro que habló
de exceso de viñas o busque (lo que sería muy bueno para Tomelloso) a los
susurradores de la tropelía.
Y es que en estos asuntos siempre existen tres actores,
aparte del convidado de piedra y cornudo que es Tomelloso:
-El técnico no político (Red Eléctrica en este caso) que se
deja influenciar para recomendar o implantar una solución incorrecta e injusta.
Si no queda más remedio, dejemos que los motivos de este comportamiento los
averigüe y corrija la justicia.
-La Junta de Comunidades, que tiene la última responsabilidad
sobre lo actuado y se deja llevar por la costumbre o la complacencia. Son
demasiados años sabiendo lo que pasa en esta comarca y haciendo de mamita
comprensiva para que el hijo de la cabeza gorda sea siempre el mismo. Vale ya,
Emiliano.
-Los susurradores. No sabemos sus nombres, pero sabemos por
dónde andan y qué quieren. Aprendamos de ellos. Trabajo, inteligencia y tiempo.
No necesitamos más, pero no podemos resolver nada con menos.
Podría pensarse que yo propongo que se unan el PP y PSOE locales contra esta fechoría tan burda como repetitiva. No soy así de iluso, ni siquiera con el “basta ya”. La unión ha sido necesaria siempre, y por supuesto excluye la política amante del barro. Pero nunca ha existido esa visión y los motivos profundos de la situación de Tomelloso, así como las posibles soluciones, exceden con mucho el espacio de este artículo personal de opinión. Planteo algo más fácil de entender. Nos quedan quince días escasos: es hora de que Tomelloso, por medio de sus representantes políticos que hasta ahora lo han hecho todo mal, enseñe los dientes en lugar del culo
Jesús González García -- marzo 2024
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Sábado, 27 de Abril del 2024
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