Opinión

Oda a la felicidad

Javier Cepeda | Lunes, 18 de Marzo del 2024
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De vez en cuando es bueno detener la búsqueda de la felicidad y simplemente ser  feliz.

Guillaume Apollinaire.

Para ser feliz, que poco necesito:

Despertarme junto a ti,

Erizarme con un te quiero,

Ser feliz con lo que tengo.

No hay mayor dicha

Que los pequeños momentos,

Salir a pasear cada día

Refrescar el alma

Con un: Hola, Buenos días

Cuando me cruzo contigo.

Lo que me llena de gozo

Es la tertulia de palabra y café

Yo me explico, no compartes,

El debate, me respeta,

Reflexión y placer

Para ser feliz

Quiero una canción, un poeta

De fondo el bolero de Ravel,


Cruzarnos la mirada,

Deleitarme con placer

Con los coros de Burana

Y el pirata cojo de Jaén

Que les canta a los poetas

La canción más hermosa del mundo.

Son felices entre versos

Entre güisqui, riman hielos

Bajo el humo del burdel

Entre juegos de palabras

Quien es Caín, quién es Abel.

No hay mayor fortuna

En los días cortos y fríos

De un invierno que nos recoge

En el crepitar del fuego,

Unas brasas bajo la chimenea,

Una copa en la palma de la mano,

Un tomate que sabe a tomate,

Un caldo caliente que surca la garganta.


Que dicha, que ventura,

Los polvorientos caminos,

Los clareados días,

El silencio del campo

Bajo el trino de los pájaros,

Con consuma intensidad,

Un susurro, Padre de padres

Y los pasos cadenciosos

De una lenta caminata,

De una vieja bicicleta

De cadente pedaleo

Y el aire fresco en la cara,

El sudor que llena el cuero

Ajado ya por los años


Ajado ya por el tiempo.

Que bienestar, que bonanza

Un libro, una historia

De Quijotes y de Sanchos,

Relatos de crónicas anunciadas,

Lugares con libros perdidos

Y un poema, un deseo,

Mi marinero en Tierra,

Mis campos de Castilla,

Mi gitano de tez oscura,

El pan de la llanura manchega,

Para ser feliz “hasta reventar”.

Los pies mojados en el mar,

Bajo la bruma del horizonte,

Sobre la luz de un reflejo

De una tez quemada,

De unos cuerpo vencidos

Por la arena y el sopor,

Unos cuerpos ocultos

Entre girasoles de colores.

Cierro los ojos,


Parece que pasó una eternidad

Y no, es la felicidad de cada día,

La que entra por los cuatro costados

Y empapa el espíritu de alegría

De fortuna, de dicha, de ventura.

Para ser feliz, necesito pequeñas cosas

Tú presencia, tu mirada, tu felicidad.

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