Opinión

Proyecto arriesgado de Ciri

Joaquín Patón Pardina | Viernes, 22 de Marzo del 2024
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El viernes pasado no pudimos reunirnos Ciri y yo. Por eso voy por la calle con prisa suficiente para llegar a la hora en punto.

Sorpresa, cuando llego a la cafetería, mi amigo ya ocupa su sitio de costumbre, la observación me ha dado conocer que, cuando el compañero llega antes trae un tema importante que tratar, además de ponernos al día de otras noticias interesantes.

Nos damos un abrazo como si no nos hubiéramos visto en siglos, Ciri es muy afectivo y me felicita.

—Enhorabuena, compañero, por la presentación de tu libro, además en tu pueblo escenario de los aconteceres que narras. Cuando lo hagas aquí me vas tener en primera fila, asegúralo.

—Muchas gracias, amigo, —respondo con una sonrisa y una palmada en la espalda.

Tardamos poco en ponernos al día de varias novedades de nuestro entorno y enseguida Ciri ataca, como otras veces, con una afirmación que me desconcierta:

—Lo de patentar la Pasión me gusta.

Los dos habíamos coincidido en leer un artículo que salió hace unos días en La Voz de Tomelloso, el periódico digital más importante del pueblo. Trataba de la conveniencia, según el autor, de patentar la Pasión de Jesucristo por parte de la Iglesia, así estaría al resguardo de otros intereses espurios y explotadores. El dinero recaudado por esa patente se tomaría como ayuda para las personas pobres y necesitadas.

—Voy a buscar en internet —continúa mi colega— si hay alguna asociación creada para este objetivo y si no, la promuevo yo. Voy a hablar con los curas que haga falta, aunque mejor, escribo un carta al obispo; no, prefiero ir directamente al obispado y hablar en persona con él. Ya habrá leído el artículo donde surge la idea y seguro que está dispuesto a llevarla a cabo.

—Sosiégate, Ciri, para, espera, que te veo demasiado lanzado. Entiendo que te guste la idea, otra cosa es realizarla y poner de acuerdo a la Jerarquía de la Iglesia, que te recuerdo es de ámbito mundial.

El compañero con la fogosidad de la idea se ha olvidado del café, que por cierto se le está enfriando y de las ricas magdalenas. Con lo que disfruta con estos manjares, pero bueno. Cuando algo lo arrastra de esta manera hay que hacerle pensar más despacio, al final recapacita y se le va el gas sobrante.

—Lo que me dices ya lo había pensado. Seguro que la Jerarquía que nombras percibirá enseguida la majestuosidad de la idea y los frutos tan cuantiosos que va a reportar. Me imagino ya, entrando las ganancias a Cáritas y resolviendo cualquier situación de marginación. Mira, creo que podría compartir con Cruz Roja y con los Servicios Sociales de los Ayuntamientos. ¡Amigo, es la solución tan ansiada!

—¡Ciri, por favor! Atiende, escucha un poco. Ocúpate durante unos minutos del café, toma un bocado de la magdalena y oye alguna de las objeciones que deberías plantearte, —le impongo al compañero que a causa de su gran corazón hay veces que pasa por alto razones muy de peso.

Repara en el café, toca la taza y nota que ha perdido el calor del comienzo. Da un trago y un pellizco. Momento que aprovecho para mi razonamiento.

—Hablas de la Iglesia Católica, pero has de tener en cuenta que, el mismo derecho tienen el resto de iglesias, te cito solo algunas: Iglesias protestantes con infinitas ramificaciones (Luterana, Calvinista, Presbiteriana, Metodista, Baptista, Evangélica, Pentecostal, Carismática…), Iglesias ortodoxas, Iglesias Orientales, Iglesia Anglicana. Llevan siglos analizando sus doctrinas, discutiendo dogmas, definiendo verdades y todavía no han conseguido poner de acuerdo. Esto sin contar las cofradías y hermandades propias de la Semana Santa de todo el mundo.

Ciri me mira serio porque pensando en lo que le recuerdo va poniendo los pies en el suelo, no quiero agobiarlo, pero necesito ser sincero con él. Yo sigo con mi charla.

—Otro escollo y no pequeño es el contenido de lo que se ha llamado Pasión de Jesucristo, ¿Desde qué hecho hasta cuál? ¿Incluye la última Cena y la Resurrección? ¿Tendrían que hacer un relato tomado de los escritos en los evangelios y de los descubrimiento científicos? Y lo que cada una de esas iglesias ha ido aumentando como hechos, con historicidad probada, según ellas, ¿también se incluyen?

—Pues me estás dejando de una pieza, compañero. Con la ilusión que yo había puesto, además creía que tú estarías de mi parte apoyarías mi iniciativa, llevo días dando vueltas al asunto, —añade mi amigo con cara casi compungida.

—Lo siento mucho, compañero del alma, pero a ti no puedo ocultarte mi opinión en toda su crudeza, incluso hay otra razón tan fuerte como las anteriores: Se les podría acusar de Simonía.

—Simonía, ¿Qué es eso? No había oído nunca esa palabra. Me suena al nombre de Simón, pero nada más.

—Aciertas con tal nombre. En un libro de la Biblia que se llama Hechos de los Apóstoles narra de un señor con el nombre que has dicho, Simón de sobrenombre “el Mago”, que viendo los prodigios que obran los apóstoles les ofrece dinero para que le concedan el poder, así su negocio de embrujos progresaría de modo espectacular. Pedro (el apóstol) reacciona de modo brusco, como era él, y lo amenaza con la posibilidad de que le sobrevengan graves castigos, porque en los asuntos de Dios no tienen cabida los negocios. Y esto que pretendes es hacer negocio aprovechando contenidos del Cristianismo.

Ciri aparentemente no reacciona, mira muy serio por las cristaleras, pero sin ver. Apoya la taza vacía de café en los labios y no cae nada. Lo miro con pena por lo triste que está, y todo por mi culpa, por explicarle todo esto. Gira la cabeza y me mira con intensidad.

—¿Sabes qué te digo, amigo? Te agradezco muy encarecidamente la información que me has dado, no me había detenido en todas esas implicaciones que llevaría el dichoso proyecto. Me has abierto los ojos, de verdad. Así que a paseo el proyecto de patentar la Pasión, que tome el mando quien quiera.

Qué peso se me ha quitado de encima. Ciri comprende y acepta que se trata de una idea inasumible. Está girando la boca hacia la izquierda y eso manifiesta que se le está ocurriendo otra idea, ojalá y sea mejor que la anterior, me tiene en vilo. La mirada de soslayo hacia el pico de la mesa no me gusta nada:

—Para celebrar que no me he metido en un laberinto sin salida, te convido a un “cubatita” o a un “gin-tonic”, ¿hace?

—¡Hace!


Joaquín Patón Pardina

22 de marzo de 2024

 

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