El
viernes pasado no pudimos reunirnos Ciri y yo. Por eso voy por la calle con
prisa suficiente para llegar a la hora en punto.
Sorpresa,
cuando llego a la cafetería, mi amigo ya ocupa su sitio de costumbre, la observación
me ha dado conocer que, cuando el compañero llega antes trae un tema importante
que tratar, además de ponernos al día de otras noticias interesantes.
Nos damos
un abrazo como si no nos hubiéramos visto en siglos, Ciri es muy afectivo y me
felicita.
—Enhorabuena,
compañero, por la presentación de tu libro, además en tu pueblo escenario de
los aconteceres que narras. Cuando lo hagas aquí me vas tener en primera fila,
asegúralo.
—Muchas
gracias, amigo, —respondo con una sonrisa y una palmada en la espalda.
Tardamos
poco en ponernos al día de varias novedades de nuestro entorno y enseguida Ciri
ataca, como otras veces, con una afirmación que me desconcierta:
—Lo de
patentar la Pasión me gusta.
Los dos
habíamos coincidido en leer un artículo que salió hace unos días en La Voz de
Tomelloso, el periódico digital más importante del pueblo. Trataba de la
conveniencia, según el autor, de patentar la Pasión de Jesucristo por parte de
la Iglesia, así estaría al resguardo de otros intereses espurios y
explotadores. El dinero recaudado por esa patente se tomaría como ayuda para
las personas pobres y necesitadas.
—Voy a buscar
en internet —continúa mi colega— si hay alguna asociación creada para este
objetivo y si no, la promuevo yo. Voy a hablar con los curas que haga falta, aunque
mejor, escribo un carta al obispo; no, prefiero ir directamente al obispado y
hablar en persona con él. Ya habrá leído el artículo donde surge la idea y
seguro que está dispuesto a llevarla a cabo.
—Sosiégate,
Ciri, para, espera, que te veo demasiado lanzado. Entiendo que te guste la
idea, otra cosa es realizarla y poner de acuerdo a la Jerarquía de la Iglesia,
que te recuerdo es de ámbito mundial.
El
compañero con la fogosidad de la idea se ha olvidado del café, que por cierto se
le está enfriando y de las ricas magdalenas. Con lo que disfruta con estos
manjares, pero bueno. Cuando algo lo arrastra de esta manera hay que hacerle
pensar más despacio, al final recapacita y se le va el gas sobrante.
—Lo que
me dices ya lo había pensado. Seguro que la Jerarquía que nombras percibirá
enseguida la majestuosidad de la idea y los frutos tan cuantiosos que va a
reportar. Me imagino ya, entrando las ganancias a Cáritas y resolviendo
cualquier situación de marginación. Mira, creo que podría compartir con Cruz
Roja y con los Servicios Sociales de los Ayuntamientos. ¡Amigo, es la solución
tan ansiada!
—¡Ciri,
por favor! Atiende, escucha un poco. Ocúpate durante unos minutos del café,
toma un bocado de la magdalena y oye alguna de las objeciones que deberías
plantearte, —le impongo al compañero que a causa de su gran corazón hay veces
que pasa por alto razones muy de peso.
Repara en
el café, toca la taza y nota que ha perdido el calor del comienzo. Da un trago
y un pellizco. Momento que aprovecho para mi razonamiento.
—Hablas
de la Iglesia Católica, pero has de tener en cuenta que, el mismo derecho
tienen el resto de iglesias, te cito solo algunas: Iglesias protestantes con
infinitas ramificaciones (Luterana, Calvinista, Presbiteriana, Metodista,
Baptista, Evangélica, Pentecostal, Carismática…), Iglesias ortodoxas, Iglesias
Orientales, Iglesia Anglicana. Llevan siglos analizando sus doctrinas,
discutiendo dogmas, definiendo verdades y todavía no han conseguido poner de
acuerdo. Esto sin contar las cofradías y hermandades propias de la Semana Santa
de todo el mundo.
Ciri me
mira serio porque pensando en lo que le recuerdo va poniendo los pies en el
suelo, no quiero agobiarlo, pero necesito ser sincero con él. Yo sigo con mi
charla.
—Otro
escollo y no pequeño es el contenido de lo que se ha llamado Pasión de
Jesucristo, ¿Desde qué hecho hasta cuál? ¿Incluye la última Cena y la
Resurrección? ¿Tendrían que hacer un relato tomado de los escritos en los
evangelios y de los descubrimiento científicos? Y lo que cada una de esas
iglesias ha ido aumentando como hechos, con historicidad probada, según ellas,
¿también se incluyen?
—Pues me
estás dejando de una pieza, compañero. Con la ilusión que yo había puesto,
además creía que tú estarías de mi parte apoyarías mi iniciativa, llevo días
dando vueltas al asunto, —añade mi amigo con cara casi compungida.
—Lo
siento mucho, compañero del alma, pero a ti no puedo ocultarte mi opinión en
toda su crudeza, incluso hay otra razón tan fuerte como las anteriores: Se les
podría acusar de Simonía.
—Simonía, ¿Qué es eso? No había oído nunca esa palabra.
Me suena al nombre de Simón, pero nada más.
—Aciertas con tal nombre. En un libro de la Biblia que se
llama Hechos de los Apóstoles narra de un señor con el nombre que has dicho,
Simón de sobrenombre “el Mago”, que viendo los prodigios que obran los
apóstoles les ofrece dinero para que le concedan el poder, así su negocio de
embrujos progresaría de modo espectacular. Pedro (el apóstol) reacciona de modo
brusco, como era él, y lo amenaza con la posibilidad de que le sobrevengan
graves castigos, porque en los asuntos de Dios no tienen cabida los negocios. Y
esto que pretendes es hacer negocio aprovechando contenidos del Cristianismo.
Ciri aparentemente no reacciona, mira muy serio por las
cristaleras, pero sin ver. Apoya la taza vacía de café en los labios y no cae
nada. Lo miro con pena por lo triste que está, y todo por mi culpa, por
explicarle todo esto. Gira la cabeza y me mira con intensidad.
—¿Sabes qué te digo, amigo? Te agradezco muy
encarecidamente la información que me has dado, no me había detenido en todas
esas implicaciones que llevaría el dichoso proyecto. Me has abierto los ojos,
de verdad. Así que a paseo el proyecto de patentar la Pasión, que tome el mando
quien quiera.
Qué peso se me ha quitado de encima. Ciri comprende y
acepta que se trata de una idea inasumible. Está girando la boca hacia la
izquierda y eso manifiesta que se le está ocurriendo otra idea, ojalá y sea
mejor que la anterior, me tiene en vilo. La mirada de soslayo hacia el pico de
la mesa no me gusta nada:
—Para celebrar que no me he metido en un laberinto sin
salida, te convido a un “cubatita” o a un “gin-tonic”, ¿hace?
—¡Hace!
Joaquín Patón Pardina
22 de marzo de 2024
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Miércoles, 30 de Octubre del 2024
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