Balbina, como Régulo, fue entregada en el hospicio provincial
en 1822 y en él permaneció hasta los 14 años en que ingresó en el noviciado del
monasterio de
Santa Triana, de la orden de las Jovistas de San Cloto, de la que, a la sazón,
era priora doña Clemencia. Siempre, y particularmente desde que doña Clemencia
tomó el mando del monasterio, éste mantenía un estrecho contacto con el
hospicio, tanto para la captación de femeninas vocaciones como para el
desempeño de los trabajos monásticos. Conocida la vocación de Balbina y su
procedencia, pronto la priora la tomó bajo su protección y cuando, al poco
tiempo se produjo la exclaustración y hubieron de abandonar el cenobio, se la
llevó como doncella a su pueblo.
Fue después de fallecida la señora cuando, un día, Balbina le
desveló a Régulo, ante las preguntas de éste, el motivo de que tuviera que
ayudarla a acostarse y hacerlo con la luz de Luciano.
--La madre, – Balbina siempre la denominó así en
vez de señora- desde que la conocí en el
monasterio, dormía con un singular cilicio que debía ser puesto con especial
cuidado y por eso solicitaba el servicio de la luz blanca de Luciano.
--¿Y qué singularidad
tenía es cilicio en cuestión? Preguntaba Régulo.
--No debería
desvelarlo, pero como ya hace tiempo que falleció y confío en tu discreción,
sólo puedo decirte que la singularidad estaba en el lugar de su colocación, que
era, como ella decía “por do más pecado había”.
A la muerte de doña Clemencia, Balbina heredó la casa de la
plaza y uno de los olivares y Régulo las demás fincas y algún dinero en
efectivo con el adquirió una pequeña casa junto a una de las viñas de su
propiedad. La relación entre los dos Expósitos, hermanos de acogida, siguió
siendo afectuosa y protectora por parte de Régulo que permaneció soltero
durante toda su vida. Tampoco Balbina contrajo matrimonio, a pesar de que no le
faltaron proposiciones en tal sentido. Alternaba su tiempo entre las tareas domésticas,
ayudada por una joven sirvienta, las devociones religiosas, misa diaria y
novenas, y los actos de caridad y ayuda a la maestra de primeras letras con las
niñas. De sus tareas agrarias se ocupaba Régulo que, después, le entregaba,
puntual y escrupulosamente, el rendimiento líquido de la cosecha olivarera.
Tras diversas pesquisas hemos obtenido información oral de
que las olivas productoras del aceite tinto, que al parecer fueron pocas,
correspondieron a Balbina, pero ésta, en homenaje a su benefactora, entendiendo
que tal producción cuasi milagrosa era algo exclusivo de la madre, decidió
mezclar su aceituna con la de las demás olivas y dejar de producir el purpúreo
oleo.
--¿Nunca has tenido la
curiosidad de saber quiénes fueron tus verdaderos padres?, le preguntó una tarde Régulo.
-- Para mí sólo ha
habido una madre, madre Clemencia, y no la habrán tenido mejor los condes de
Argisola, le
contestó. ¿Acaso tu no sientes lo mismo?
--Claro que sí, mujer,
pero me hubiera gustado saber quién me engendró y me tuvo y cuáles fueron los
motivos del abandono.
--¿Para, a lo mejor,
entérate de que fueron un facineroso y una cualquiera?
--¡Mujer! Es que no sé
por qué tengo el presentimiento de que, al menos mi madre, debió tener sus
importantes motivos para actuar como lo hizo.
--Sí, o que tu padre
fue el infante don Clodoveo. Déjate de sueños. Tuvimos una protectora que no
sólo nos mantuvo en vida, sino que nos dejó todo su capital. ¿Acaso nuestros
padres hubieran hecho más? Porque ¿no estarás
dándole vueltas a los infundios de que somos hermanos e hijos de doña
Clemencia, como se murmura en el pueblo?
--No, mujer, son
preguntas que se hace uno. Cuando algo es desconocido…se despierta la
curiosidad.
--La curiosidad mató al
gato, dicen, por eso yo, ni me lo planteo.
--Mejor.
-- Y tú deberías hacer
otro tanto, como hago yo cada día: rezar por el eterno descanso de la santa
madre, porque estoy segura de que está en el cielo, y porque nuestros pecadores
padres salgan cuanto antes del purgatorio cumplida la penitencia por sus pecados
que debieron ser muchos.
--Amén, respondió Régulo con cierta sorna y
no poca tranquilidad.
Madrid, 1
de abril de 2024.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Martes, 19 de Noviembre del 2024
Jueves, 21 de Noviembre del 2024
Jueves, 21 de Noviembre del 2024
Jueves, 21 de Noviembre del 2024