En la inmensa y excepcional obra de Marcel Proust ‘En busca del tiempo
perdido’, al protagonista, al mojar una magdalena en el té, le viene
a la memoria —ya sea por su sabor, por su olor, por el gesto…— su vida
de niño y de joven. La magdalena de Proust, desde entonces, ha pasado a
ser el símbolo de aquello que nos retrotrae
a nuestras experiencias. Para todas aquellas personas que somos
aficionadas a la lectura, los libros son «magdalenas de Proust»: todo
libro tiene algún pasaje o alguna frase que nos hace recordar algo de
nuestro pasado. Podríamos decir incluso que los libros
nos hacen vivir una segunda vez —o más— multitud de experiencias con
una extraordinaria viveza.
Leer
es la habilidad que nos lleva a cualquier otro lugar, especialmente, a
otro lugar de conocimiento, pues la lectura es la base del éxito
escolar, es la herramienta
que permite «aprender a aprender». Y habrá quienes apostillen que en el
siglo XXI la vida y la realidad fluyen a través de las pantallas, sin
embargo, el dispositivo que se utilice, ya sea papel, electrónico o
cualquier otro tipo que pueda inventarse; es lo
de menos, lo importante es que tanto familias como docentes del siglo
XXI transmitamos que se debe leer, además de para informarse, para
disfrutar de la ficción, de la emoción y, por supuesto, para aprender.
Por ejemplo, hace unos días aprendí quién era Enheduanna.
Quizás no les suene de nada su nombre, yo lo desconocía hasta ese
momento. Nos cuenta Alberto Manguel, en ‘Una historia de la lectura’,
que esta princesa acadia
es la primera escritora conocida de la historia, allá por el año 2300
a.C. Este dato nos puede hacer reflexionar sobre el desequilibrio que ha
habido a lo largo de la Historia entre escritores y escritoras cuando
la más antigua conocida ha sido una mujer.
Curioso, ¿verdad? Y si abres cualquier otra página de otro libro,
aparecerá algún dato que te haga cuestionarte otros asuntos. Eso es lo
maravilloso de la lectura, tanto descubrir contenidos que desconocías
como pensamientos que uno no se había planteado,
además de vivir y sentir multitud de historias que han creado otras
personas para los demás. Me arriesgaría a decir que los libros y la
lectura son los que han mantenido la coherencia histórica de los
pueblos. Gracias a los libros nos metemos en la piel de
nuestros iguales, tanto en los del presente como en los del pasado, e
incluso podemos empatizar con los posibles seres humanos futuros que la
literatura nos ofrece. Ese es el poder de la lectura, más bien, uno de
ellos.
Hoy,
día 23 de abril, se celebra internacionalmente el día del libro y de la
lectura, día que recuerda la efeméride de que hace más de 400 años
murieron tres grandes escritores,
uno escribía en inglés y dos en español, es decir, nuestra lengua y
nuestros autores están asociados al libro en todo el mundo, además, uno
de esos españoles ha dado a conocer nuestra región —creo que podemos
atrevernos a decir— en todo el planeta. Espero
que la afición por la lectura se mantenga en todas aquellas personas
que leéis o nazca en aquellas que todavía no lo han descubierto. Feliz
día del libro.
{{comentario.contenido}}
"{{comentariohijo.contenido}}"
Viernes, 22 de Noviembre del 2024
Viernes, 22 de Noviembre del 2024
Viernes, 22 de Noviembre del 2024
Viernes, 22 de Noviembre del 2024