Aprovechando el 23 de abril, los miembros de Margen Izquierdo presentaron en La Librería Espacio Cultural sus últimas creaciones literarias. A pesar de que hay muchos seres humanos que no tienen necesidad de abrir uno en su vida, el colectivo quiso celebrar el Día del Libro a lo grande. En un acto sencillo pero intenso que tuvo una buena respuesta del público se presentó la colección de la editorial Proverbial Farsante Ediciones, que se sustenta en la autoedición.

Filomena Moreno, Ana Carreño, Rogelio García, Ragallo y Alfredo Castillo enseñaron sus libros, “fruto de las divagaciones más sorprendentes e innecesarias”. Poesía, novela naturalista, misterio, terror o autoayuda componen el cuidado catálogo de la editorial. Margen Izquierdo ha diversificado tanto que han copado todos los géneros literarios, narrativos y poéticos. No falta el mensaje y la reivindicación en la colección, incluso han retrocedido en el tiempo (teletransporte mediante) y han sacado a la calle un incunable. 

Aseguraba Filomena Moreno que “estamos muy contentos del resultado y de la respuesta del público”. Cómo surgió esta aventura literaria, se preguntará el lecto, la autora respondia que partiendo de la idea de que “hasta el más tonto hace relojes”, en una época de masificación informativa en la que todo el mundo se autorrealiza “y cualquiera puede publicar un libro, nosotros no queríamos ser menos”. Así, los miembros del colectivo Margen Izquierdo, para no quedarse atrás, “nos hemos visto obligados a publicar”. A través del sello independiente Proverbial Farsante Ediciones, y dando cada uno “lo mejor de nosotros mismos”, ha visto la luz una exclusiva colección de libros “en edición muy limitada”, señalaba Filomena Moreno.

Libros de todo tipo

“Tenemos libros de todo tipo”, aseguraba la autora, “hay truños auténticos, ladrillos, bocalibros que se pueden comer y otros que, directamente se los han comido las ratas”. Moreno presentaba dos libros en la velada “ya que fuel tal el éxito del primero, que me lo estaba pidiendo el público. Después del El Tarugo, que se vendió estupendamente, escribí El Ladrillo”.

Ricardo Caballero, con ese poético acento granadino del que hace gala, explicaba que en esta época donde las redes sociales lo copan todo, “en el que todo el mundo quiere vender que es magnífico, maravilloso, que disfruta de una vida genial y quiere recibir likes, hay que ser simpático”. Para enseñar a serlo ha sacado a la calle el libro “Me considero muy simpático”. Claramente un volumen de autoayuda en el que el autor se pone a dar consejos sobre como ser fascínate a los ojos de los demás “y ser mejor persona”. El libro muestra “todas las caras que puedes poner para ser simpático”.

Alfredo Castillo asegura “mis libros es que son todos muy serios”. En la primera de sus novelas “La trampa”, Ratón de Biblioteca se encierra ahí y vive dentro de los libros “es un libro que atrapa y caes como Alonso Quijano y pierdes el seso”. Estando en Tomelloso, apuntó el autor, que mejor portada de un libro que “Las portás”, unos elementos que están desapareciendo. Así, Castillo reivindica en su segundo libro estos elementos del paisaje urbano “desde el aspecto etnográfico y sociológico”.

Supera Ragallo a Zola o Pardo Bazán con su último libro, “Naturalismo inédito”. Considera el autor que “el naturalismo está poco editado y defendido”. El volumen, confeccionado con hojas de enredadera, tiene en el centro un nido “la cuna de las palabras que no se van a editar”. Es un libro, apunta, “muy conceptual”.

Cocinar una novela

Para Ana Carreño lo de cocinar una novela no ha sido una metáfora. Con gran acogida por parte de un público entregado, presento “El Bocalibro”. En que ha que ha conjugado una serie de ingredientes con la intención de dejar “más que satisfecho al lector”. Carreño ha visto complida su necesidad de publicar “y cocinar”. Aseguraba Ana Carreño al periodista que no le ha costado mucho componer el libro “me he puesto, me he puesto, y ha salido un buen tarugo… pero de pan”.

Indudablemente —no quedó ni un trozo de tortilla, ni una gota de vino— el acto fue un completo éxito. Los autores se vinieron arriba y no solo firmaron sus libros, también los que adquirían los asistentes al acto.