En la comedia se cuenta la historia de Sofía y Pablo cuya convivencia, después de cuatro meses, se empieza a resquebrajar. Pablo no congenia con esa actitud, casi maniática, por el orden y otros defectos, que quizá sin ser tan graves, el va agrandando y que le provocan gran amargura. Así, orquesta una delirante trama para echar a Sofía de Casa con la complicidad de su amigo Pablo, al que Sofía no aguanta. De este modo,  los tres tendrán que convivir una semana, periodo de tiempo en que se irán complicando las relaciones de este triángulo de personas donde llega un momento en el que no se sabe quien engaña a quien. Cada personaje va siendo atrapado por sus neuras y mentiras, en una comedia de ritmo trepidante, dividida en pequeños tramos, que fluye entre la risa y la magistral interpretación de los actores. 

El público queda encantado con Manu Baqueiro, el personaje que queda en una situación más precaria al ser utilizado por su amigo.  Con cada gesto o frase de su personaje, Martín, provocaba las carcajadas de los espectadores. Pero brillan también con luz propia Marina San José y Javier Pereira en el desarrollo de una comedia que, en palabras de la directora, “habla de la cobardía a la hora de tomar decisiones que pueden hacer cambiar nuestras vidas. Ante la idea de salir de la zona de confort a veces se toman caminos que nos llevan al desastre más absoluto, solo por no enfrentarnos a la posibilidad de perder. La mentira como punto de partida y la complicidad mal entendida, provocan una serie de situaciones absurdas y límites de las que los personajes tendrán que salir…o no”.

Al éxito de la obra contribuye también la labor de los técnicos de iluminación, decorados, música, vestuario y escenografía que suman para que el embrujo del teatro vuelva a atrapar a los espectadores del Marcelo Grande.