Provincia

Ignacio Mosqueda: «Todos tenemos que ser responsables cuando visitamos las Lagunas de Ruidera»

La Voz entrevista al director del parque natural a pocos días del comienzo de la temparada de baño

Francisco Navarro | Sábado, 29 de Junio del 2024
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Este lunes comienza una nueva temporada de baño en las Lagunas de Ruidera. Más de 300.000 personas acudirán al parque, el verdadero oasis de La Mancha, a disfrutar de un paisaje único. Se nos antoja complicado conjugar la conservación de un espacio natural irrepetible y frágil con el turismo y el desarrollo de la zona. Para el director del parque natural, Ignacio Mosqueda, si todos ponemos de nuestra parte se puede lograr, a pesar de la dificultad.

Repasamos con Mosqueda las particularidades de Ruidera, del controvertido Plan Rector, del éxito de los autobuses gratuitos durante la temporada de verano y de los proyectos de tan emblemático espacio.

—La temporada de baño comienza este lunes, ¿no es así?

—La temporada oficial de baño, cuya gestión corresponde oficialmente a los ayuntamientos, a Sanidad y a la Confederación Hidrográfica del Guadiana, comienza oficialmente el 1 de julio y acaba el 31 de agosto. Eso no quiere decir que no haya gente bañándose todo el año, de hecho, esta mañana he visto bañistas en las lagunas.

—Por cierto, ¿hay que tener alguna precaución especial para bañarse en las lagunas?

—Sobre todo, tener en cuenta que son muy profundas y en muchas de ellas el agua cubre enseguida. Además, engañan, da la impresión de que se pueden cruzar a nado, pero para hacerlo hay que estar físicamente muy preparado. Su peligro no se debe a que, como se cree popularmente, haya corrientes o remolinos. Hay surgencias subterráneas subacuáticas, por donde sale el agua, pero no hay remolinos o cosas extrañas. Insisto, cubren en cuanto te alejas de la orilla y tienes que saber nadar y saber muy bien para hacerlo por el centro de la laguna.


—Alguna de las lagunas tiene una situación complicada…

—Venimos de un 2023 con un déficit muy grande de precipitaciones. De hecho, en las lagunas llovió 280 litros, cuando la media suele estar entre 400 o 500. A pesar de que esta primavera ha caído mucho, los acuíferos tardan mucho en recargarse, varios meses, ya que no llovió nada en todo el verano y parte del invierno pasados. Aun así, ya está saliendo agua en la Laguna Blanca, aunque La Lengua y especialmente La Redondilla están bastante bajas, aunque ha subido un poco el nivel.

—A esas dos lagunas son a las que más se les nota siempre la sequía, ¿a qué se debe?

—El funcionamiento de las lagunas es un poco peculiar, casi todas reciben la mayoría del agua, casi el 80 por ciento, por surgencias (manantiales) subterráneas y una pequeña parte les llega de la anterior. En La Redondilla y La Lengua ocurre lo contrario, el grueso de su agua la reciben de la anterior. Cuando no tiene el volumen suficiente, cuando no hay cascadas, no se recargan y se van secando, mientras que en el resto esa disminución de nivel no se aprecia. Por ejemplo, cuando hay mucha agua La Salvadora tiene la gran cascada con la Lengua, pero hace meses que no hay salto entre ambas lagunas. Pero el nivel de La Salvadora es el mismo de siempre porque le sigue entrando agua por debajo. El sistema es muy peculiar… La Blanca es la más alta, cuando el acuífero baja de nivel la primera que lo nota es ella.

—¿En qué situación se encuentra el Plan Rector de Uso y Gestión de las Lagunas de Ruidera? ¿Se está ya aplicando?

—Todavía se están tramitando las modificaciones, de hecho, ha habido algún problema en servicios centrales y ha quedado un poco atascado. Nuestra intención es retomarlo y renovarlo, porque ahora estamos funcionando con el Plan Rector de 1995, que es el que está en vigor. En el nuevo borrador hay cosas que se actualizan mucho en todos los sentidos, tanto para la mejor gestión del parque, como para la comodidad de los vecinos. Por ejemplo, las obras interiores, ahora las evaluamos y autorizamos desde el parque y con el nuevo PRUG será simplemente una comunicación. El texto del Plan se mejoró mucho con las aportaciones de los vecinos y los hosteleros, estamos deseando poder ponerlo en marcha.


—Parecía que la regulación del tráfico iba a ser un cataclismo…

—La estamos llevando a cabo paso a paso. La primera actuación que tenemos que hacer es adecuar los aparcamientos existentes, dejarlos en condiciones y tener claro las plazas que hay. Nuestra intención es empezar después del verano y en base a ello se puede establecer la posible regulación del tráfico. Hay que quitar muchos miedos en ese sentido ya que con las cifras de visitantes que tenemos, la prohibición de vehículos a motor privados sería muy pocos días al año. Tal vez alguno concreto en verano. No se sobrepasa el límite que nos han puesto los especialistas más que en alguna jornada en particular.

—¿Y el resto de los días?

—Se regularía el acceso para saber los coches que hay dentro del parque y donde están. Pero es no quiere decir que se prohíba.

—¿Se puede conjugar la conservación con el desarrollo de la zona a través del turismo?

—Claro que es difícil, pero se puede hacer… y lo tenemos que hacer entre todos. No solo el órgano gestor del parque sino también los propios hosteleros, los vecinos y los visitantes. Todos tenemos que ser responsables a la hora de visitar el parque y dejarlo en las mejores condiciones. No tirar basuras, no subirse a las barreras de travertino, que hay gente que lo sigue haciendo, aparcar en los aparcamientos implica que pueda ser asumible el impacto de tanta gente en verano. Cuando hay gente que hace lo que no debe es cuando empiezan los problemas, incluso el riesgo de un incendio forestal. Hemos de ser todos conscientes de que estamos en un parque natural y debemos tener precauciones en ese sentido. Se trata de disfrutarlo, pero sin poner en peligro ni la conservación, ni la seguridad de los visitantes.

—Hasta ahora veíamos lejana la posibilidad de incendios en Ruidera, pero estos dos últimos años nos hemos llevado varios sustos…

—Se tiene una falsa sensación de seguridad. No se trata de general pánico, pero los incendios forestales están ahí y los vemos a diario en España. No tiene por qué ocurrir, pero puede pasar, hay mucha concentración de personas, los veranos son cada vez más calurosos, con menos precipitaciones… No hace falta ni que hagas una barbacoa, con que aparques el coche caliente sobre el pasto puedes provocar un incendio. Hay que intentar entre todos que no ocurra, y si pasa, gestionarlo de la mejor manera posible. Afortunadamente los últimos incendios no han provocado grandes problemas.

—Otra iniciativa con mucha aceptación ha sido la de los autobuses gratuitos, ¿se mantendrá este año?

—Este va a ser el tercero que vamos con ello; el año pasado tuvo muy buena acogida. Fuero seis mil los pasajeros que utilizaron este servicio que va a estar operativo los fines de semana de julio y agosto. De 10 de la mañana a 2 de la tarde y de 5 a 8 en dos líneas. Una que sale de Ruidera hasta El Baño de las Mulas y la otra desde Ossa, también hasta El Baño. La frecuencia es de una hora, más o menos. Te puedes desplazar por las lagunas sin usar tu coche y de manera gratuita. Además, las 6.000 personas que usan el bus supone que aproximadamente 2.000 vehículos privados no entran en el parque.

—Un parque natural con el volumen de las Lagunas, ¿necesita mucho personal y un trabajo constante los 365 días del año?

—Al pertenecer al sector público, somos poca gente en general, pero estamos todo el año trabajando en el parque. Las cuadrillas de limpieza, la recogida de basura, la vigilancia y la propia gestión de proyectos y trámites administrativos implica que estamos todo el año trabajando.


—Ustedes utilizan los servicios de Fundación Cadisla, son grandes clientes de la entidad. ¿Están contentos?

—Llevamos muchos años con ellos y estamos muy contentos con su forma de trabajar, los empleados de la fundación son, ¿cómo lo diría?, muy solucionadores. Están contratados para la limpieza, pero también llevan a cabo pequeñas mejoras de infraestructuras. Lógicamente, la Fundación está trabajando en el parque por una licitación pública, pero su trabajo es modélico. Yo animo a las administraciones y a las empresas a que cuenten con ellos.

—¿Cuáles son los proyectos inmediatos que se van a acometer en las lagunas?

—Aunque hagamos la presentación pública más adelante, tenemos previsto un proyecto muy interesante de conservación en el Refugio de Fauna de la Era Vieja. Se trata de la recuperación de un antiguo humedal que se llama Lagunillas en el valle cárstico de Hazadillas, tanto de fauna como de flora. Es un proyecto muy importante que vamos a empezar después del verano. También estamos en negociaciones con los propietarios de las ruinas del Hotel Gran Prior, para poder quitar, por un lado, un elemento que distorsiona el paisaje y, por otro, que es peligroso para los visitantes. Vamos a iniciar también las obras de accesibilidad del Centro de Ruidera y estamos diseñando el proyecto para hacer accesible todo el parque. Después del verano comenzaremos a llevarlos a cabo.

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