Este lunes
comienza una nueva temporada de baño en las Lagunas de Ruidera. Más de 300.000
personas acudirán al parque, el verdadero oasis de La Mancha, a disfrutar de un
paisaje único. Se nos antoja complicado conjugar la conservación de un espacio
natural irrepetible y frágil con el turismo y el desarrollo de la zona. Para el
director del parque natural, Ignacio Mosqueda, si todos ponemos de nuestra
parte se puede lograr, a pesar de la dificultad.
Repasamos con
Mosqueda las particularidades de Ruidera, del controvertido Plan Rector, del
éxito de los autobuses gratuitos durante la temporada de verano y de los proyectos
de tan emblemático espacio.
—La
temporada de baño comienza este lunes, ¿no es así?
—La temporada
oficial de baño, cuya gestión corresponde oficialmente a los ayuntamientos, a Sanidad
y a la Confederación Hidrográfica del Guadiana, comienza oficialmente el 1 de
julio y acaba el 31 de agosto. Eso no quiere decir que no haya gente bañándose
todo el año, de hecho, esta mañana he visto bañistas en las lagunas.
—Por
cierto, ¿hay que tener alguna precaución especial para bañarse en las lagunas?
—Sobre todo, tener en cuenta que son muy profundas y en muchas de ellas el agua cubre enseguida. Además, engañan, da la impresión de que se pueden cruzar a nado, pero para hacerlo hay que estar físicamente muy preparado. Su peligro no se debe a que, como se cree popularmente, haya corrientes o remolinos. Hay surgencias subterráneas subacuáticas, por donde sale el agua, pero no hay remolinos o cosas extrañas. Insisto, cubren en cuanto te alejas de la orilla y tienes que saber nadar y saber muy bien para hacerlo por el centro de la laguna.
—Alguna
de las lagunas tiene una situación complicada…
—Venimos de
un 2023 con un déficit muy grande de precipitaciones. De hecho, en las lagunas
llovió 280 litros, cuando la media suele estar entre 400 o 500. A pesar de que
esta primavera ha caído mucho, los acuíferos tardan mucho en recargarse, varios
meses, ya que no llovió nada en todo el verano y parte del invierno pasados. Aun
así, ya está saliendo agua en la Laguna Blanca, aunque La Lengua y especialmente
La Redondilla están bastante bajas, aunque ha subido un poco el nivel.
—A
esas dos lagunas son a las que más se les nota siempre la sequía, ¿a qué se
debe?
—El
funcionamiento de las lagunas es un poco peculiar, casi todas reciben la
mayoría del agua, casi el 80 por ciento, por surgencias (manantiales)
subterráneas y una pequeña parte les llega de la anterior. En La Redondilla y
La Lengua ocurre lo contrario, el grueso de su agua la reciben de la anterior.
Cuando no tiene el volumen suficiente, cuando no hay cascadas, no se recargan y
se van secando, mientras que en el resto esa disminución de nivel no se aprecia.
Por ejemplo, cuando hay mucha agua La Salvadora tiene la gran cascada con la
Lengua, pero hace meses que no hay salto entre ambas lagunas. Pero el nivel de
La Salvadora es el mismo de siempre porque le sigue entrando agua por debajo. El
sistema es muy peculiar… La Blanca es la más alta, cuando el acuífero baja de
nivel la primera que lo nota es ella.
—¿En
qué situación se encuentra el Plan Rector de Uso y Gestión de las Lagunas de
Ruidera? ¿Se está ya aplicando?
—Todavía se están tramitando las modificaciones, de hecho, ha habido algún problema en servicios centrales y ha quedado un poco atascado. Nuestra intención es retomarlo y renovarlo, porque ahora estamos funcionando con el Plan Rector de 1995, que es el que está en vigor. En el nuevo borrador hay cosas que se actualizan mucho en todos los sentidos, tanto para la mejor gestión del parque, como para la comodidad de los vecinos. Por ejemplo, las obras interiores, ahora las evaluamos y autorizamos desde el parque y con el nuevo PRUG será simplemente una comunicación. El texto del Plan se mejoró mucho con las aportaciones de los vecinos y los hosteleros, estamos deseando poder ponerlo en marcha.
—Parecía
que la regulación del tráfico iba a ser un cataclismo…
—La estamos
llevando a cabo paso a paso. La primera actuación que tenemos que hacer es
adecuar los aparcamientos existentes, dejarlos en condiciones y tener claro las
plazas que hay. Nuestra intención es empezar después del verano y en base a
ello se puede establecer la posible regulación del tráfico. Hay que quitar
muchos miedos en ese sentido ya que con las cifras de visitantes que tenemos,
la prohibición de vehículos a motor privados sería muy pocos días al año. Tal
vez alguno concreto en verano. No se sobrepasa el límite que nos han puesto los
especialistas más que en alguna jornada en particular.
—¿Y
el resto de los días?
—Se regularía
el acceso para saber los coches que hay dentro del parque y donde están. Pero
es no quiere decir que se prohíba.
—¿Se
puede conjugar la conservación con el desarrollo de la zona a través del
turismo?
—Claro que es
difícil, pero se puede hacer… y lo tenemos que hacer entre todos. No solo el
órgano gestor del parque sino también los propios hosteleros, los vecinos y los
visitantes. Todos tenemos que ser responsables a la hora de visitar el parque y
dejarlo en las mejores condiciones. No tirar basuras, no subirse a las barreras
de travertino, que hay gente que lo sigue haciendo, aparcar en los
aparcamientos implica que pueda ser asumible el impacto de tanta gente en
verano. Cuando hay gente que hace lo que no debe es cuando empiezan los
problemas, incluso el riesgo de un incendio forestal. Hemos de ser todos
conscientes de que estamos en un parque natural y debemos tener precauciones en
ese sentido. Se trata de disfrutarlo, pero sin poner en peligro ni la
conservación, ni la seguridad de los visitantes.
—Hasta
ahora veíamos lejana la posibilidad de incendios en Ruidera, pero estos dos
últimos años nos hemos llevado varios sustos…
—Se tiene una
falsa sensación de seguridad. No se trata de general pánico, pero los incendios
forestales están ahí y los vemos a diario en España. No tiene por qué ocurrir,
pero puede pasar, hay mucha concentración de personas, los veranos son cada vez
más calurosos, con menos precipitaciones… No hace falta ni que hagas una
barbacoa, con que aparques el coche caliente sobre el pasto puedes provocar un incendio.
Hay que intentar entre todos que no ocurra, y si pasa, gestionarlo de la mejor
manera posible. Afortunadamente los últimos incendios no han provocado grandes
problemas.
—Otra
iniciativa con mucha aceptación ha sido la de los autobuses gratuitos, ¿se
mantendrá este año?
—Este va a
ser el tercero que vamos con ello; el año pasado tuvo muy buena acogida. Fuero
seis mil los pasajeros que utilizaron este servicio que va a estar operativo
los fines de semana de julio y agosto. De 10 de la mañana a 2 de la tarde y de
5 a 8 en dos líneas. Una que sale de Ruidera hasta El Baño de las Mulas y la
otra desde Ossa, también hasta El Baño. La frecuencia es de una hora, más o
menos. Te puedes desplazar por las lagunas sin usar tu coche y de manera
gratuita. Además, las 6.000 personas que usan el bus supone que aproximadamente
2.000 vehículos privados no entran en el parque.
—Un
parque natural con el volumen de las Lagunas, ¿necesita mucho personal y un
trabajo constante los 365 días del año?
—Al pertenecer al sector público, somos poca gente en general, pero estamos todo el año trabajando en el parque. Las cuadrillas de limpieza, la recogida de basura, la vigilancia y la propia gestión de proyectos y trámites administrativos implica que estamos todo el año trabajando.
—Ustedes
utilizan los servicios de Fundación Cadisla, son grandes clientes de la entidad.
¿Están contentos?
—Llevamos
muchos años con ellos y estamos muy contentos con su forma de trabajar, los
empleados de la fundación son, ¿cómo lo diría?, muy solucionadores. Están
contratados para la limpieza, pero también llevan a cabo pequeñas mejoras de
infraestructuras. Lógicamente, la Fundación está trabajando en el parque por
una licitación pública, pero su trabajo es modélico. Yo animo a las
administraciones y a las empresas a que cuenten con ellos.
—¿Cuáles
son los proyectos inmediatos que se van a acometer en las lagunas?
—Aunque
hagamos la presentación pública más adelante, tenemos previsto un proyecto muy
interesante de conservación en el Refugio de Fauna de la Era Vieja. Se trata de
la recuperación de un antiguo humedal que se llama Lagunillas en el valle cárstico
de Hazadillas, tanto de fauna como de flora. Es un proyecto muy importante que
vamos a empezar después del verano. También estamos en negociaciones con los
propietarios de las ruinas del Hotel Gran Prior, para poder quitar, por un lado,
un elemento que distorsiona el paisaje y, por otro, que es peligroso para los
visitantes. Vamos a iniciar también las obras de accesibilidad del Centro de
Ruidera y estamos diseñando el proyecto para hacer accesible todo el parque.
Después del verano comenzaremos a llevarlos a cabo.
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Viernes, 25 de Abril del 2025
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