Raquel Castro interpreta las fotos que su madre —realizadas con una cámara Kodak, de ahí el título de la muestra— hacía a la familia. Los cuadros recogen fundamentalmente escenas familiares y de cualquier persona que se haya puesto delante de la cámara de la madre de la artista “que las he pasado al lienzo”.

Ha ido madurando su estilo la artista desde la última vez que colgó en la emblemática taberna, en la anterior exposición “aquellos cuadros tendían más a la abstracción, ahora traigo obras claramente figurativas”. Confiesa Raquel Castro que “de tanto hacer abstracción, sentía que tenía que volver a la figuración y al dibujo”. Ha tenido también que ver para el cambio de concepción artística de la pintora el hecho de que “me han hecho encargos a partir de un retrato que subí a las redes sociales, que está en esta exposición”.

Trasciende la nostalgia en “Kodak en lienzo” ya que Raquel Castro tiene “mucho aprecio a mi familia. Siempre que los he querido pintar nunca me han dejado, estas obras están hechas un poco de extranjis, sin que se enteren”

No quiere “hacer realismo puro”, precisa, y que se parezca cien por cien al modelo, “tiendo al color y la mancha. En mi paleta de colores, el negro no está”. Y, sobre todo, “me encanta dibujar gente, aunque sea con cuatro manchas que se parezcan a una persona”.

Nos cuenta Raquel Durán que ha aparcado la carrera de Bellas Artes “y estoy estudiando concept art para videojuegos”. Y mientras tanto, “he mantenido la pintura”, de hecho, la artista participó con un cuadro en el último Certamen Cultural Virgen de las Viñas “la obra la tengo a la venta, para alguien muy especial. Es un cuadro al que tengo mucho cariño, hay una parte de la casa de mis abuelos, con mucho color”.