Estos campeonatos han destacado por la dureza y la dificultad técnica de la misma, la cual se acentuó con las lluvias intermitentes que se fueron sucediendo intermitentemente. Para la expedición de Castilla-La Mancha, fueron bastante accidentados, con numerosos altercados en forma de caídas y averías mecánicas graves.

Óscar manifiesta encontrarse bastante satisfecho con la experiencia, ya que los chicos y chicas de las escuelas han estado en todo momento disputando las competiciones, siendo especialmente relevante la juventud del grupo, ya que eran mayoría los infantiles de primer año, que acudían a esta cita con la premisa de seguir avanzando en su aprendizaje y adquirir experiencia para años siguientes.

A pesar de la juventud, los castellanos-manchegos estuvieron disputando hasta el final, tanto en las pruebas de línea que una avería grave apartó a uno de los componentes de logar una medalla, ya que encabezaba la prueba cuando se partió el manillar de su bicicleta y en la gymcana también terminaron algunos componentes entre los diez primeros.

En lo que respecta a la categoría júnior, Victoriano comenta que los nervios y la mala suerte impidieron estar disputando la prueba con garantías, ya que en el kilómetro veinte, cuatro de los júnior castellano-manchegos se encontraban fuera de carrera a causa de las caídas, quedando posteriormente fuera de carrera dos ciclistas más involucrados igualmente en otras caídas. Es una pena que las caídas y averías llegaron demasiado pronto y no pudo verse el valor de los ciclistas que presentaba en liza.

Ambos manifiestan que la experiencia ha sido positiva a pesar de las adversidades, porque ha servido como una buena enseñanza en su formación, disputando una competición en un lugar que no es su entorno habitual y al máximo nivel.